Un nuevo caso de violencia entre luchadores salpica al sumo
Un luchador de sumo japonés ha sido apartado de la competición después de reconocer que había golpeado varias veces a un compañero de menor rango.
Un luchador de sumo ha sido apartado de la competición después de reconocer que había golpeado varias veces a un compañero de menor rango, en lo que supone el último escándalo que sacude a este deporte en Japón.
Takayoshitoshi, de 20 años y luchador en la Segunda división de sumo -juryo-, admitió haber pegado en varias ocasiones durante el pasado fin de semana a otro luchador que hacía las veces de su asistente, motivo por el que fue suspendido este lunes del actual torneo por la Asociación de Sumo de Japón (JSA).
"Estoy muy arrepentido", dijo el "yokozuna" de 120 kilos visiblemente emocionado durante una comparecencia pública en la que pidió perdón a su asistente, según recogen este martes las televisiones niponas.
Takayoshitoshi habría agredido a su compañero el domingo en un vestuario en medio de un ataque de ira y después de que éste le anunciara tarde la hora de un combate, detalló la JSA.
Como medida provisional, la Asociación decidió apartar al luchador del Gran Torneo de Primavera a la espera de que se tomen mayores medidas en una reunión el próximo 29 de marzo, detalló la agencia Kyodo.
Durante una asamblea extraordinaria del lunes, la JSA también suspendió de la competición actual a otro luchador tras descubrir que había agredido a un compañero de menor rango al menos cuatro veces entre septiembre de 2017 y enero de 2018.
Estos casos se producen cuatro meses después de otro escándalo mediático protagonizado por la estrella del sumo mongol Harumafuji, considerado uno de los mejores combatientes de este deporte.
El luchador anunció su retirada tras reconocer que atacó a un luchador de menor rango estando bajo los efectos del alcohol, una noticia que conmocionó a Japón.
En el sumo se entremezclan competición con ritos tradicionales y religiosos sintoístas, de los cuales los luchadores son vistos como guardianes, por lo que se les exige una férrea disciplina y un código de conducta ejemplar tanto dentro como fuera del "dohyo" (ring).