Iordachescu: el árbitro rumano pasó de la sospecha al hecho
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Hace un mes, tras la victoria de España frente a Rumanía en el Central, que dejaba bien encarrilada su clasificación al Mundial, un periodista presente en la rueda de prensa hizo la pregunta del millón al Seleccionador español, Santiago Santos: "¿Qué opina de que un árbitro rumano vaya a pitar el último partido contra Bélgica?".
Santos confesó que no le hacía gracia y que la Federación haría todo lo posible para cambiarlo. Así fue. Se comunicó a Rugby Europe por los cauces adecuados que no era de recibo poner a tres rumanos a pitar un partido con una influencia decisiva en la clasificación dorecta de su país para el Mundial de 2019. Pero no quisieron bajarse de la moto. La decisión estaba tomada desde hace meses, adujeron desde el gabinete del ente federativo europeo, que curiosamente preside un rumano, Octavian Morariu. Para compensar escogieron como Comisionado del partido al francés Michel Arpaillange, un hombre reputado en las competiciones europeas de Selecciones.
Lo que ha pasado después ya es conocido. Iordachescu protagonizó un arbitraje muy parcial, tuvo una influencia decisiva en la derrota española e, indirectamente, metió a su país en el Mundial. Además consiguió sacar la peor cara de los Leones, que se lanzaron a por él desquiciados al final del encuentro. Nava pidió comprensión al respecto: "Todos sabemos que esta no es nuestra Selección. Pero la frustración ha sido enorme y algunos chicos han reaccionado así".
Por su parte Alfonso Feijoo, presidente de la FER, se pronunció también a través de los micrófonos de la SER para afirmar que es "el arbitraje más dirigido" que ha visto nunca en un partido de rugby. La sospecha estaba, pero todos en el mundo del rugby (incluido el que escribe) confiaron en la honestidad de un árbitro que al final no estuvo a la altura.