Abel Antón, campeón en maratón, senador del PP y propietario de dos tiendas
“Sigo corriendo, unos cinco días a la semana, y entreno a Estela Navascués”, una de las grandes fondistas españolas.
Fue campeón del mundo de maratón en Atenas 1997 y en Sevilla 1999. Ambiente tórrido en ambas competiciones. La una, por la mañana; la otra, por la tarde, pero siempre al límite. En la capital griega llegó victorioso al Estadio Panatinaikón, el mismo en el que Spiridon Louis ganó la primera medalla de oro de la especialidad, allá por 1896. La segunda en el Estadio de la Cartuja, donde el Rey Juan Carlos le recibió en el palco, junto a Niurka Montalvo, Yago Lamela y Reyes Estévez, otros medallistas españoles en distintas pruebas.
Y ahora, ¿qué es de Abel? Regenta dos tiendas de deporte, sigue corriendo y fue senador por el PP. Y es un buen entrenador: prepara a Estela Navascués, una buena fondista, que ha sido madre recientemente, pero que ya piensa en el Mundial de Doha 2019 y en los Juegos de Tokio 2020. Ya estuvo en los de Río, aunque abandonó.
Antón comenzó en la pista, tanto al aire libre como al cubierto, hizo sus pinitos en cross y acabó en la carretera y lo hizo bien aquí y allá. Nació en Ojuel (Soria), el 24 de octubre de 1962, y ahora vive en Soria capital, en la que regenta dos tiendas de deportes, en tiempo compartidas con Fermín Cacho, casi su hermano, y ahora compartidas con otro socio.
Cacho, campeón olímpico de 1.500 metros en Barcelona 1992, aparte de otras medallas importantísimas, le vendió su parte cuando soltó amarras y se marchó a Andújar (Jaén), la tierra de su esposa.
En 2011 fue elegido para el Senado por el Partido Popular, en Soria. En este organismo ha sido vocal de la Comisión de Educación y Deporte, de la de Igualdad y de la de Incompatibilidades.
Además de Estela Navascués, prepara triatletas y duatletas y él mismo corre cinco días a la semana, “pero no en plan competitivo”, aclara. “Voy al gimnasio y también al Bosque de Valonsadero”, un lugar mágico en el que fraguó sus medallas, junto a Fermín Cacho, y en donde se recuperaban de las durísimas sesiones de entrenamiento bañándose en una poza de agua gélida.