Por qué Tom Brady es ‘The GOAT’, en 15 minutos de vídeo

Este tío me vuelve loco. Cada vez más. Y no puedo imaginar una NFL sin él. Hasta los 45 me sabe a poco ¿Sólo 5 años más? No puede ser. Imposible. Seguro que encontrará la manera de seguir hasta los 50, los 60, yo que sé.

Por un momento olvidad los colores. No penséis en si odiáis o adoráis a los Patriots. Pensad en el personaje. En su historia. Lo entenderéis mejor los que lleváis viéndole desde 2001. Primero fue con sorpresa, luego con incredulidad, incluso hasta desprecio, después con comparaciones, más tarde con admiración que ahora culmina en reverencia. Yo querría ser igual de bueno en lo mío que lo es Brady en lo suyo. La misma pasión, profesionalidad y entrega. Disfrutar cada segundo, con afán de mejorar hasta lo que parece ser perfecto. Brady es un ejemplo no solo deportivo. También personal en el aspecto laboral. Un tipo al que imitar en nuestra vida diaria. Cuando estoy harto, aburrido y desesperado porque las cosas no me salen como quería, cuando termino un trabajo y una vez publicado lo veo lleno de fallos, pienso “¡joder, otra vez no pude ser como Brady!” Porque ha demostrado que Dios escribe recto en renglones torcidos cuando detrás hay un afán diario por hacerlo mejor. Y solo con ver la foto de Brady en su draft se entiende lo de ‘torcidos’. Si él lo ha conseguido, ¿por qué no tú o yo?

Para lo que le queda en el convento

Un jugador con 40 años, cinco anillos, casado con Gisele Bundchen, considerado por Forbes uno de los deportistas más ricos del planeta desde hace años, que acumula mansiones, coches, ¡todo lo que pueda desear! lo lógico es que a estas alturas hiciera lo que han hecho tantos y tantos deportistas, también geniales, a las puertas de la retirada: pensar en la famosa frase “para lo que me queda en el convento me…” y dejarse llevar. Pero Brady ha decidido luchar una batalla contra el tiempo que recuerda ‘El Séptimo Sello’ de Ingmar Bergman. Un quarterback en una partida de ajedrez contra la muerte, en busca de la vida eterna.

Antes de seguir, por favor, mirad el siguiente vídeo, calentito, recién publicado por Tom Brady hoy 28 de enero. Es el segundo capítulo de su serie ‘Tom vs Time’. Dura 15 minutos y es absolutamente extraordinario. Está en inglés sin subtítulos, pero con ese nivel intermedio cutre que tenemos la mayoría se entiende más que bien.

¿Ya lo habéis visto? Bien. Algunos me diréis: “claro, lo ha producido él, no va a quedar mal”. Mi sensación ha sido la contraria. Nunca diré que Brady es humilde, porque no lo es ni de coña, pero sí es consciente de sus limitaciones: “no soy rápido”, “en tal y cual partido lo hice mal”. Creo que en ese breve documental sí se presenta tal cual es, como un tipo obsesionado con su trabajo y la perfección, empeñado en hacerlo cada día mejor. Con 40 años, con lo que sea. La partida de ajedrez está en su apogeo y él quiere ganarla, no ‘cagarse dentro’.

El verano es para trabajar

Una cosa que siempre me sorprendió desde que lo supe es que Tom Brady entrenaba intensamente cada verano con un preparador personal para pulir su técnica y mecánica. También lo hacía Peyton Manning, y lo hizo hasta su último año. ¿Pero qué necesitan mejorar estos tipos? ¡Si tienen un ‘release’ perfecto! En la primera parte del documental le veis en verano, ayudado por Edelman, con su preparador técnico Tom House, uno de los secretos de Brady para que, sin que nos hayamos dado cuenta, aquel chaval que jugaba a no equivocarse en sus primeros años ahora sea uno de los jugadores de la historia más atrevidos y que menos se confunde arriesgando al máximo.

Cuando veo imágenes de Brady entrenando en verano de 2017 me acuerdo de una entrevista que le hicieron a Jay Cutler en la que el jugador se reía ante la pregunta de con quién entrenaba su mecánica durante la offseason: “yo en vacaciones estoy de vacaciones”… Sí, enseñando el culo al anochecer. O una parecida a Stafford en su tercera o cuarta temporada cuando respondió que él no necesitaba mejorar su mecánica porque era perfecta. Juraría que el nuevo Stafford ha madurado lo suficiente para mejorar en verano su mecánica perfecta, o al menos es lo que parece viendo su salto de juego en los últimos dos años.

Jugar hasta sin una pierna

Brady es el mejor jugador de la NFL porque quiere seguir siendo el mejor y está obsesionado con ello. El otro día Moss contaba en NFL Network que el año en que se lesionó gravemente en el primer partido de la temporada contra los Ravens estuvo buscando la manera de poder jugar sin rodilla hasta que vio que era imposible. Habló con todo tipo de médicos, ortopedistas, buscando que le hicieran un artefacto que le permitiera seguir de pie, seguir jugando, seguir pasando, seguir ganando…

¿Cómo no voy a admirar a Brady? ¿Quién puede no admirar a Brady? Aunque lo odies, aunque quieras que pierda cada partido, aunque no veas llegar el día de su retirada. Porque ese día, aunque no lo creas, empezará a haber un vacío en tu alma de seguidor de la NFL. Y como nos sucedió el día en que lo dejó Michael Jordan, una etapa de tu vida (sí, de tu vida, no solo la de aficionado a un deporte) habrá terminado. Y será complicado que la siguiente sea mejor, porque ya no estarán ni Jordan, ni Brady. Y oye, yo no sé tú, pero a veces es una gozada ver que tipos como esos siguen en activo porque durante un ratito, en una tarde de domingo, consiguen que dejes de estar en la tierra y que te sientas en el cielo, donde habitan seres omnipotentes e inalcanzables que por un momento creemos poder tocar.

Brady es ‘the GOAT’ (Greatest of all time). Y me vuelve loco. ¿A ti no? Como una cabra.