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New England Patriots

El secreto informático con el que Belichick resucita a los muertos

Los Patriots han desarrollado un sistema informático que les permite encontrar diamantes en el mercado donde el resto de los equipos solo ve tipos irrelevantes.
Steelers vs Patriots en vivo y directo: NFL, Semana 1

(FILES) This file photo taken on January 13, 2018 shows Tom Brady #12 of the New England Patriots reacts during the AFC Divisional Playoff game against the Tennessee Titans at Gillette Stadium in Foxborough, Massachusetts.  
 New England Patriots quarterback Tom Brady deflected questions about his injured right hand January 19, 2018, leaving his status in doubt for Sunday's NFL showdown with Jacksonville for a Super Bowl berth. Two days after suffering the injury to his throwing hand when someone accidentally ran into him during a workout, Brady and Patriots coach Bill Belichick were tight-lipped about whether Brady will play and how able he would be to throw."We'll see," Brady said. / AFP PHOTO / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Maddie Meyer
MADDIE MEYERAFP

La plantilla de los Patriots está construida como la de cualquier otro equipo de la NFL. Tiene grandes estrellas, un bloque de jugadores seleccionados en el draft y otro de agentes libres que conforman la clase media. Si miramos los números fríos, no encontraremos demasiadas diferencias con ningún otro equipo. Ninguna cifra que explique por qué cada año son la franquicia a batir desde hace dos décadas.

Puntería y paciencia con los novatos

En una segunda revisión encontramos matices que son los que marcan la diferencia. El primero es su paciencia con las elecciones del draft. Los Patriots llevan muchos años sin darse el gustazo de fichar una estrella con un pick alto de primera ronda y tampoco les importa bajar para acumular selecciones. Eso les obliga a ser muy certeros en rondas intermedias y, sobre todo, muy pacientes. No es raro ver elecciones que desde fuera parecen fallidas, porque pasan desapercibidas, y que terminan irrumpiendo cuando menos se espera. Un ejemplo actual puede ser el running back James White, elegido en cuarta ronda en 2014, que se mantuvo en la plantilla durante temporada y media prácticamente inédito. Belichick tenía un plan para él y no le empezó a usar con regularidad hasta que le vio preparado y fue necesario. Entonces, White respondió a un altísimo nivel y ahora es un jugador importantísimo en la plantilla. Julian Edelman estuvo cuatro años jugando muy poco, casi reducido a una labor de equipos especiales y los Pats le dejaron ir a la agencia libre cuando acabó su contrato de rookie. Nadie mejoró la oferta que le hicieron en New England, Edelman regresó a Boston, y en 2013 irrumpió para terminar siendo el receptor favorito de Bardy.

Esa paciencia para dar la alternativa a sus jugadores también tiene éxito en defensa. Trey Flowers se convirtió en un jugador clave en el front seven de New England desde el mismo día que consiguió la titularidad mediada la temporada 2016. Vista su impresionante irrupción, es complicado entender por qué Belichick mantuvo en el frigorífico a este jugador elegido en cuarta ronda del draft que nos ha dejado boquiabiertos desde entonces. Duron Harmon fue elegido en tercera ronda en 2013. Cinco años después casi parece que no está, pero es uno de los jugadores más importantes para los esquemas defensivos de un equipo que gracias a él está revolucionando la NFL con formaciones de tres y hasta cuatro safeties. Y qué decir de Malcolm Butler, un jugador no drafteado, que en su primer año prácticamente no apareció hasta la última jugada de la temporada, cuando le dio el cuarto anillo a New England frente a los Seahawks, con una intercepción conseguida porque como él aseguró entonces, “sabía la jugada que iban a hacer”.

Siempre hay relevo para las bajas

Gracias a ese permanente trabajo de formación de novatos sin pedigrí, y mantenidos bajo el radar, New England se ha podido permitir el lujo de dejar marchar a grandes estrellas año tras año cuando aún podían sacar algo por ellas antes de que acabaran sus contratos. Siempre se ha producido el mismo ritual: 1) Un jugador clave abandona la franquicia. 2) Toda la prensa se pregunta si Belichick se ha vuelto loco y cómo va a cubrir esa baja decisiva. 3) Aparece un jugador de la nada que no solo tapa el agujero, sino que lo mejora, después de haber estado uno o dos años en la plantilla o en la escuadra de prácticas sin haber dicho esta boca es mía.

Algunos me diréis que lo que estoy contando sucede en todos los equipos, y me podéis dar ejemplos concretos de ello en casi todas las franquicias. Sin embargo, pienso que los de Boston tienen una paciencia y una puntería muy superior a la media y creo que en las siguientes líneas descubriréis uno de los motivos.

Conocimiento de las plantillas rivales

El staff de New England no solo estudia la evolución de su propia plantilla. También analiza con lupa a los jugadores en formación del resto de las 31 franquicias. New England ficha cada offseason un buen puñado de tipos que han sido cortados por otras franquicias sin haber tenido casi oportunidades. Hay bastantes jugadores que han triunfado en New England viniendo de la nada. Danny Woodhead estuvo dormitando dos años en los Jets, después de no ser drafteado, para aterrizar de inmediato en New England y convertirse en un comodín importantísimo. Wes Welker tampoco fue elegido en el draft. Después de un año en blanco en Dan Diego, y tres sin pena ni gloria en Miami, fue uno de los mejores receptores de toda la NFL en sus seis temporadas con Brady. Incluso LeGarrette Blount (sobre el que podéis leer un estupendo artículo hoy en as.com) fue dado por amortizado por los Buccaneers para resucitar en New England. Y para rizar el rizo, volvió al mercado, fue infrautilizado por los Steelers, y regresó a New England para ganar dos Super Bowl en tres años con un papel protagonista.

Segunda juventud para veteranos sin futuro

El caso de Blount enlaza con el tercer gran caladero en el que los Patriots encuentran buenos jugadores: los veteranos fracasados. Tipos llamados a ser estrellas y que, por una razón o por otra, acaban decepcionando en los equipos que los eligieron con rondas altas en el draft. Jugadores sospechosos que nadie quiere y que Belichick rescata, convencido de que sonará la flauta. Un buen ejemplo de ello lo hemos visto este año con Kyle Van Noy. Elegido en segunda ronda del draft por los Lions, en dos años y medio no hizo nada que augurara un futuro brillante. Mediado 2016 los Patriots intercambiaron una sexta por una séptima ronda para hacerse con sus servicios. Ahora, después de la lesión de Hightower, se ha convertido en el líder del front seven del equipo. Ricky Jean Francois tiene 31 años y esta es su novena temporada en la NFL. Durante toda su carrera ha ido dando tubos de un equipo a otro sin conseguir destacar en absoluto. En noviembre le cortaron los Packers y Belichick le recuperó de inmediato ante la falta de profundidad en el tackle defensivo. Desde entonces ha participado poquito, pero a un nivel magnífico. Cuando hizo falta, ante Steelers y Jaguars, jugó como no se le había visto en años.

Lo anterior no significa que siempre acierten. En la última offseason ficharon a Mike Gillislee después de ser elegido en quinta ronda por los Dolphins y pasar sin pena ni gloria por Miami y Buffalo. En manos de McDaniels no lo ha hecho mucho mejor y se ha pasado gran parte de la temporada fuera de la lista de 53. Porque, por otro lado, si Belichick tiene algo claro es que en la banda de sus partidos no quiere tener ni un jugador que no pueda aprovechar para algo.

Un paso más allá en las estadísticas avanzadas

¿Cómo se puede hacer todo lo anterior sin tener un ejército de ojeadores por todo EEUU?

Pese a que Belichick arroja al suelo enfadado las tabletas que le da la NFL para ver las jugadas y dice preferir las impresiones en papel, es metódico hasta la obsesión y cree a pies juntillas en las posibilidades que ofrece la informática. Eso le está llevando a desarrollar programas de scouting en New England que han dado un paso más allá en lo que se consideran estadísticas avanzadas. Llevan muchos años a la vanguardia tecnológica de la NFL, pero desde la temporada 2015 han multiplicado la apuesta. Durante esa primavera ficharon a un ingeniero informático, antiguo linebacker universitario, que trabaja para New England desarrollando un programa que sirve para ganar partidos y fichar jugadorazos. Sean Harrington, que así se llama el último secreto evolutivo de la franquicia, ha creado un sistema capaz de aprender y estudiar todos los movimientos de los jugadores de la NFL y la NCAA en sus partidos, que analiza en qué situaciones rinden mejor y peor, su tipo de formaciones, movimientos, rutas, coberturas… Incluso datos sobre sus posibles lesiones, su edad, y cómo afectan al juego.

Con ese programa, es capaz de hacer simulaciones informáticas y descubrir qué agente libre o qué novatos se va a adaptar mejor a las necesidades del equipo, e incluso en qué situaciones es mejor alinear a uno u otro miembro de la plantilla. Ese programa también está ayudando a reconvertir jugadores desde una posición a otra, porque analizando su juego pasado, y cruzando datos, puede detectar si puede rendir a más nivel en una posición diferente de la que ha podido ocupar toda su vida.

Más información que ningún equipo

El proyecto tiene además algoritmos que le permiten trabajar en vivo estudiando las probabilidades de que una jugada u otra tengan éxito en función de la posición del campo, el down, el tiempo restante… y hasta los jugadores alineados por uno y otro equipo, lo que puede tener una influencia directa a la hora de decidir la jugada elegida en tiempo real

La franquicia lo está utilizando también para analizar sus propios partidos a posteriori y detectar hasta el último error, y, por supuesto, para encontrar cada grieta existente en los equipos a los que se va a enfrentar. Como es lógico, luego tiene que aparecer el staff para trabajar con todo ese material, desechar lo que no interese y sacar conclusiones últimas, pero solo en horas de recopilación de datos y estudio de vídeos, el staff de los Patriots está ahorrando un tiempo precioso respecto a todos sus rivales, que ya están trabajando en desarrollar programas similares y encontrar un fenómeno informático como Sean Harrington, que incluso rechazó una oferta mareante de Google para ir al mejor equipo de la NFL.

Belichick lleva veinte años haciendo milagros, pero el ‘do your job’ no se reduce al trabajo los jugadores en el campo. Resucitar a jugadores muertos tiene que ver también con un increíble esfuerzo tecnológico.