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El problema de los tres cuerpos de los Minnesota Vikings

Case Keenum, Sam Bradford y Teddy Bridgewater serán agentes libres en apenas un par de meses, y la franquicia tendrá que tomar una decisión dolorosa.

El problema de los tres cuerpos de los Minnesota Vikings

El problema de los tres cuerpos, referido a astrofísica, es irresoluble. Tratar de predecir el movimiento y la posición de tres cuerpos estelares de masa similar, que tienen atracciones gravitatorias entre ellos, requiere de un sistema de cálculo que aún no tenemos, o que aún no somos capaces de explicar con nuestras leyes físicas. En la gran novela de Cixin Liu, del mismo nombre, este baile del caos de estrellas y planetas da lugar a una civilización que nunca sabe si va a a tener condiciones ideales para la vida o va a vivir periodos de temperaturas imposibles, bien ardientes como el infierno, bien frías como los confines más vacíos del universo.

El problema de los tres cuerpos, referido a la NFL, es irresoluble. Tratar de discernir entre tres quarterbacks de similares resultados que se aproximan a la velocidad de la gravedad hacia la agencia libre requiere de un general manager que tenga abundantes cantidades de ibuprofeno para evitar el dolor de cabeza.

Esos son los Minnesota Vikings de Case Keenum, Sam Bradford y Teddy Bridgewater. Una franquicia que vive un momento dulcísimo, un instante en el que el juego puede florecer en unas condiciones ideales que, ay, se van a convertir en una inestabilidad absoluta en apenas un par de meses. Porque tienen que elegir. No hay más. Han de elegir cual de los tres cuerpos será su sol único de aquí en adelante. Y la decisión es complicadísima.

Keenum, Bradford y Bridgewater son agentes libres esta temporada. Los tres se quedan sin contrato. Y es seguro que tendrán ofertas para ser quarterbacks titulares en otras franquicias.

El caso más claro, por paradójico que sea (la ciencia tiene estas cosas), es el de Case Keenum. Dado que es el que está jugando, es evidente que es el primero que ha ser tratado.

Ahora mismo el equipo está en la final de la NFC. Nadie va a confundirse y a darle a Keenum el mérito de este logro ¿verdad? Es un jugador que ha cumplido con lo que se le ha pedido y que ha pegado buenos pases durante el año, qué menos, pero lo cierto es que es la defensa la que brilla más que nadie en este grupo. El ataque se ha convertido en un acompañante sensato, fiable y que procura no perder el balón, una muleta que se encargue de no perder partidos.

No obstante, su trabajo ha sido suficiente como para que muchas franquicias piensen que puede ser su QB titular el año que viene. Y no tienen porqué equivocarse. El asunto es que, de los tres, y si nos fijamos en toda sus carreras, es el que menos talento ha demostrado, por lo que los Vikings tienen que tener muchas dudas.

Dudas incluso si ganan la Super Bowl. Sería uno de los momentos más surrealistas de la historia moderna en la NFL, pero no es descabellado imaginar a un equipo campeón que deja marchar a su quarterback titular. Salvando las muy evidentes distancias, en Baltimore no tienen tan claro que hayan acertado tras darle un contrato gigantesco a Joe Flacco días después de ganar el anillo.

Sam Bradford es, quizás, el que menos opciones tiene de seguir. Porque ya es veterano, por encima de 30 años, porque está de vuelta de todo, porque sus argumentos con los Vikings, desde un punto de vista emocional, son menores que sus dos compañeros y porque su misteriosa lesión de rodilla, que se produjo de forma aún inexplicable, le ha tenido pensando en la retirada, o eso nos han contado.

Sin embargo, no es fácil olvidar que el año pasado fue tan fiable, o más, que Keenum esta campaña y que en su único partido de 2017, el inaugural, soltó una actuación memorable ante los, fíjate tú, New Orleans Saints. Les destrozó con 3 pases de touchdown, 346 yardas y un imponente 27 de 32 en pases completados. Si quiere jugar, no le faltarán ofertas.

Y llegamos al gran meollo, que es Teddy Bridgewater. En puridad, el verdadero futuro de la franquicia. Para eso se le drafteó en la primera ronda de 2014. Y, además, es que lo demostró en un muy buen año 2015.

Antes de la temporada 2016, en pretemporada, se destrozó la rodilla por completo, ligamentos y menisco reventaron sin más, y lleva dos años sin jugar. Bueno, con la excepción de un par de pases de cortesía contra los Cincinnati Bengals en la Semana 15 esta misma temporada, el primero de los cuales, por cierto, fue una intercepción. Si está recuperado al 100% para jugar al football sólo lo saben los médicos de los Vikings y, por supuesto, ese factor será crucial a la hora de ofrecerle o no un contrato.

¿Con cual de ellos se quedarán? Es complicado imaginar que sean dos, porque eso significaría que alguno de ellos no tiene ofertas en el mercado, y no parece una hipótesis muy creíble. Así que serán los propios Minnesota Vikings los que resuelvan su particular problema de los tres cuerpos. Si eso les lleva a una era de estabilidad o a una incompatible con la vida, está por ver.