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Atlanta Falcons

Nos vemos en septiembre, Atlanta Falcons

En un año de notable crecimiento de la defensa, es el ataque el que debe ponerse las pilas para que los de Dan Quinn sigan aspirando a todo.

LOS ANGELES, CA - JANUARY 06: Wide receiver Julio Jones #11 of the Atlanta Falcons takes a reverse hand off from quarterback Matt Ryan #2 during the first quarter of the NFC Wild Card Playoff game against the Los Angeles Rams at Los Angeles Coliseum on January 6, 2018 in Los Angeles, California.   Harry How/Getty Images/AFP
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Harry HowAFP

En el año 2016, los Atlanta Falcons asaltaron los cielos de la NFL con un juego de ataque soberbio que puso de rodillas a casi todos sus rivales. Digo casi porque no hará falta recordar que en la Super Bowl desperdiciaron un 28-3 de ventaja en las postrimerías del tercer periodo; yo creo que eso ya lo sabíais.

Eran imprevisibles, flexibles, dinámicos, una gloria sobre el campo y un endemoniado emparejamiento para cualquier defensa. Kyle Shanahan, el coordinador ofensivo, se convirtió en estrella de la liga gracias a ese trabajo y voló a ser el entrenador jefe de los San Francisco 49ers.

En el año 2017 el ataque de los Falcons ha ido a remolque, trabado, todo el año. Y, sin embargo, la defensa ha crecido hasta hacerse con gran parte de protagonismo de la campaña. Ya dejaron gotas en el pasado, pero la juventud de los Deion Jones, Jarrett, Truffant, Alford, McKinley, Neal... ha ido dando paso a una realidad, que es que tienen una unidad rápida y agresiva con capacidad para decantar partidos, aunque sus números no luzcan entre los mejores de la liga.

Es por eso que en 2018 su objetivo será el de volver a poner el ataque a la altura que estuvo o, al menos, por encima de lo que hemos visto. Porque parece claro que defensa para competir tienen de sobra.

Es ahí donde aparece la figura de Steve Sarkisian como la gran incógnita de este grupo. Porque su trabajo ha sido cuestionable, y los instantes finales del partido contra los Philadelphia Eagles no han hecho sino aumentar las críticas. No ha estado bien, no, y eso ha llevado a que los jugadores del ataque luzcan menos de lo que son capaces de dar de sí.

Está por ver que hace Dan Quinn. Es evidente que su forma de encarar la defensa le está dando muy buenos resultados y que con Matt Ryasn, Julio Jones, Devonta Freeman, Alex Mack y compañía tienen mimbres de sobra como para que el ataque no puede llevarse la etiqueta de "espeso" que tan bien les ha cuajado en muchos momentos de la campaña.

Cuando volvamos a ver a los Falcons, en septiembre, estaremos diciendo que son aspirantes a todo, aspirantes a Super Bowl. Sólo será verdad si hay un giro notable en cómo se entrena ese ataque, sea con el propio Sarkisian o con una solución diferente.