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Los errores más catastróficos de la historia de los playoffs NFL

Marcus Williams y los New Orleans Saints se unen a un gran grupo de jugadores y equipos que vieron morir sus opciones de la manera más cruel.

MINNEAPOLIS, MN - JANUARY 14: Stefon Diggs #14 of the Minnesota Vikings makes a catch over Marcus Williams #43 of the New Orleans Saints during the second half of the NFC Divisional Playoff game at U.S. Bank Stadium on January 14, 2018 in Minneapolis, Minnesota.   Jamie Squire/Getty Images/AFP
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JAMIE SQUIREAFP

Marcus Williams y los New Orleans Saints han entrado de cabeza en la historia de la NFL. La mala, para su desgracia. El balón que vuela hacia Stefon Diggs y se convierte en touchdown sin que el safety rookie de los Saints pueda placar al receptor de los Vikings ya está en el infierno de las jugadas catastróficas de esta liga.

Por supuesto, es un infierno concurrido. En este deporte, en esta liga, casi cada individuo sobre el campo tiene la capacidad de dejar tirado a su equipo con una equivocación. Si es en el último segundo de un partido de playoff, la infamia está asegurada para el resto de tu carrera. Muchos han sido los que han probado esa hiel. Aquí os dejo sólo una pequeña selección de ellos:

Raheem Moore, Denver Broncos, 2012

Lo más parecido al error de Williams es el que cometió Rahem Moore, de los Denver Broncos, frente a los Baltimore Ravens en la ronda divisional. El partido se jugaba en la Ciudad de la Milla de Altura y los Broncos dominaban. Con la espalda contra la pared, perdiendo de siete y en los últimos instantes, Joe Flacco lanzó una bomba a Jacoby Jones que olía a desesperación. Moore la localizó pero falló estrepitosamente en su medición y dejó el camino libre al receptor, que anotó para llevar el duelo a la prórroga. Los Ravens ganaron el partido... y la Super Bowl.

Russell Wilson, Seattle Seahawks, 2014

El verdadero receptor de esta hecatombe es Pete Carroll, la verdad. La decisión de correr en segunda y gol desde la yarda uno en la Super Bowl XLIX le perseguirá durante toda su carrera. Perseguirá a toda la franquicia hasta el infinito. Pero fue Russell Wilson el que lanzó la intercepción, así que tengo que poner su nombre.

Toda la lógica indicaba que Marshawn Lynch debía intentar entrar en la end zone para asegurar el segundo anillo consecutivo. Sin embargo, Carroll quiso ser el más listo de la clase y ordenó un pase en una ruta cruzada que acabó con la intercepción de Malcolm Butler y el entonces cuarto anillo de los New England Patriots de Bill Belichick.

Marion McCree, San Diego Chargers, 2006

Qué equipo era aquel de los Chargers. Rivers y Gates en su mejor momento, Tomlinson imparable, buenos jugadores por todas partes, el mejor récord de la liga.

Pues en la ronda divisional ahí estaban los Patriots. Y los de San Diego ganaban con cierta comodidad. En el marcador, 21-13, y en el juego. Los de New England, desesperados, a falta de seis minutos y sabiendo que se les escapaba la vida, se jugaron un cuarto down y Brady fue interceptado por Marion McCree.

¿Qué no se puede hacer nunca en cuarto down? Exacto: interceptar. Tira el balón al suelo y arreglado. Pues  no. McCree no sólo se quedó con la pelota sino que, en una decisión incomprensible, trató de retornarla... algo que acabó en fumble, balón recuperado para los Patriots, primer down y subsiguiente touchdown que empataba el partido. En la prórroga, victoria de New England, por supuesto.

Earnest Byner, Cleveland Browns, 1987

Los Browns no tienen muchos momentos especiales de catástrofe. Tienen años y años continuados de ellos.

Sin embargo, hace mucho tiempo fueron un equipo temible. En el principio de los tiempos ganando títulos y arrasando, y en los 80 siendo el clásico equipazo que se quedaba corto.

En la final de la AFC de 1987 llegó lo que se conoce como "The Fumble". Su corredor, Earnest Byner, tuvo la pelota del empate contra los Denver Broncos en sus manos, en los últimos segundos y, tras un jugadón, se le escapó la pelota en la misma yarda una. Era el segundo año consecutivo que los Denver Broncos de John Elway les dejaban fuera de playoffs.

Scott Norwood, Buffalo Bills, 1990

47 yardas. 47 yardas de field goal de Scott Norwood. Eso es lo que separó a los Buffalo Bills de su primer anillo en la Super Bowl XXV, la de la temporada 1990.

Los Bills eran el mejor equipo de aquella NFL, sí. Y eran muy favoritos ante los New York Giants. La K-Gun arrasaba en ataque y los muchachos de Jim Kelly no parecían tener freno. Sin embargo, los Giants, con un coordinador defensivo que os sonará, un tal Bill Belichick, diseñó uno de los planes defensivos más famosos de la historia. Dejó a los Bills en tan sólo 19 puntos.

Hubiesen ganado, no obstante, si Norwood no hubiese cometido el fallo que sigue torturando a la #BillsMafia casi treinta años después. Las tres siguientes Super Bowls perdidas ya fueron otra cosa muy diferente.

Blair Walsh, Minnesota Vikings, 2015

No se olvidará por Minnesota lo que sufrieron ante los Seattle Seahawks en la Wild Card de 2015. Porque una cosa es perder con una patada fallada, y otra que esa patada sea de 27 yardas y en un encuentro que acabó 9-10. Blair Walsh fue el protagonista.

Es curioso como el jugador acabó jugando para los Seahawks. Curioso y extraño, viendo los resultados.

Kyle Williams, San Francisco 49ers, 2011

El retornador cometió uno de los fumbles más importantes de la historia, en la prórroga y contra los New York Giants.

La defensa de los 49ers, que era increíble, había detenido en dos drives seguidos en el tiempo extra a los Giants. Williams, en el punt, cometió el segundo fumble del partido en las mismas circunstancias y, claro, en la prórroga fue definitivo.

Los Giants ganaron aquella Super Bowl a los Patriots y esos fabulosos 49ers de Jim Harbaugh nunca consiguieron el anillo.

Tony Romo, Dallas Cowboys, 2006

En su primera temporada como titular, Tony Romo fue inopinado protagonista en el partido de Wild Card frente a los Seattle Seahawks.

El partido lo tenían ganado los Cowboys. Sólo tenían que meter un muy sencillo field goal de menos de 30 yardas. Algo dado. Sin embargo, Romo, que ejercía de holder, fue incapaz de poner la pelota en posición para que el kicker la chutase.

Por supuesto, su estupenda carrera evitó que fuera recordado sólo por eso ¿No? Bueno, depende a quien preguntes...