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La ronda de la verdad de los QBs irrelevantes

Case Keenum, Blake Bortles y Nick Foles estarán en el disparadero en los partidos de este fin de semana tras una temporada de éxito de sus equipos.

La ronda de la verdad de los QBs irrelevantes

La ronda divisional de la NFL 2018 nos va a dejar momentos memorables, historias inolvidables y un puñado de héroes y villanos que nos acompañarán durante mucho tiempo. Lo digo en viernes y no estoy jugando a adivino. Todos los años sucede lo mismo y este no va a ser una excepción. El marco, la gravedad de la hora, la estructura de la competición que nos aboca a ver como las temporadas viven y mueren a partido único semana tras semana nos asegura ese final. Para tres hombres en concreto, podemos estar ante el instante decisivo de sus carreras, de cómo les vemos y valoramos.

Son tres quarterbacks irrelevantes y son el centro de atención de los análisis. Lo serán también en el campo. Case Keenum de los Minnesota Vikings, Blake Bortles de los Jacksonville Jaguars y Nick Foles de los Philadelphia Eagles pueden no saberlo aún, pero ha llegado su hora de la verdad.

Porque, en los tres casos, están al mando de ataques en los que ellos son el elemento sospechoso y las defensas de esos equipos son dignas de ponerse ya mismo el anillo de campeón de la Super Bowl LII. En esas circunstancias, un trabajo aseado les puede llevar a convertirse en inopinados héroes, y un par de errores cruciales les conduciría a ser seguros villanos, tratados con indisimulada y, me atrevo a adelantar, injusta crueldad.

El inesperado Keenum

Case Keenum llegó a los Minnesota Vikings en concepto de tercer quarterback. El número uno y el número dos eran Sam Bradford y Teddy Bridgewater. Del segundo no se esperaba nada este año, recuperándose como está de una violenta y destructiva lesión de rodilla que le ha tenido dos años quieto; del primero se esperaba que liderase a este equipo, hasta que en el primer partido de la temporada regular (en el primero) su rodilla también cedió y hubo que meter a la solución de emergencia.

Decir que Keenum ha cumplido es quedarse corto. Era imposible predecir que el mismo jugador que había penado por los Houston Texans y Los Angeles Rams iba a acabar su año 2017 con 3547 yardas de pase, 22 touchdowns por sólo 7 intercepciones, y un rating de 98,3. Y, sin embargo, lo ha hecho.

No sólo con los números. Su presencia ha sido notable en el pocket, en los terceros downs, su capacidad de arreglar jugadas rotas, con la inestimable colaboración de Thielen, Diggs y Rudolph, ha sido de la mejor en la liga en este apartado. Y no sólo ha jugado a evitar errores, estilo tan común en gente de su talento y su rol, sino que ha mirado en profundo con más asiduidad que la media.

Sólo su nombre y su pasado, sólo eso, es lo que mantiene a los Minnesota Vikings como candidatos a todo pero con asterisco. Cualquier QB con sus números y su juego, alguien del que no supiéramos nada, estaría siendo agasajado, y su equipo siendo más respetado.

El desesperante Bortles

El caso de Blake Bortles es más complejo. Porque es todo un número tres del draft y porque ese pedigrí se paga cuando no se juega bien. Y, desde luego, Blake Bortles no ha jugado bien al fútbol americano durante su carrera.

Y tampoco lo ha hecho bien en el año 2017. Los Jaguars son una franquicia renacida de la mano de Tom Coughlin y Doug Marrone; el dúo apostó por la agencia libre a lo grande, y a lo grande han triunfado, porque lo que Calais Campbell y A.J. Bouyé han aportado a esta defensa es una enormidad. De ahí al triunfo en la AFC Sur y a poner el doble dígito en el número de victorias. De ahí la victoria sobre los Buffalo Bills en la ronda de wild card, dejándoles en 3 miserables puntos.

Bortles ha lanzado 13 intercepciones, que para ser él hasta parece una buena cifra, pero sigue manteniendo su porcentaje de completados en torno al 60% y, lo que me resulta más relevante, su capacidad para acertar en las jugadas clave continua bajo mínimos.

Sin embargo, no se puede negar que ha acabado por desarrollar una personalidad a prueba de bombas. Convertido en el objeto de la mofa en su división y en el centro de memes ofensivos a los largo y ancho de la encantadora internet, Bortles se ha montado su propia burbuja en la que esto no le afecta.

Es esa forma de ser, dura como una piedra, y su capacidad para salir corriendo y aprovechar que las defensas aún no se lo creen en ese aspecto, algo que le costó la eliminación a los Bills, los que permiten mantener un mínimo de esperanzas en él como jugador de la NFL.

El renacido Foles

Lo de Nick Foles es el clásico caso de suplente que se ve, de repente, con un equipazo en las manos debido a que el titular se ha lesionado, y tiene que jugar en playoffs con la depresión de todos sus seguidores, que tienen entre ninguna y un poco menos de fe en él.

Hemos visto esta película muchas veces, y la mayoría de ellas el final es predecible: catástrofe.

Hay algo diferente en Nick Foles en este cuento, y es el hecho de que él sí que ha estado en la liga como quarterback de un equipo ganador en el pasado. Fue en los propios Eagles, cuando Chip Kelly le eligió para ser el hombre del puesto clave en su proyecto.

Y funcionó. Funcionó muy bien. Fue titular en 18 partidos en esas dos temporadas y el récord del equipo en ellos fue un magnífico 14-4. Eso le llevó a firmar con los Rams (otra vez los Rams de Jeff Fisher en este artículo...) y, ahí, se acabó el sueño.

El sistema de Doug Pederson es muy diferente al de Chip Kelly. En éste último dejó estadísticas espectaculares, pero es que casi cualquiera lo puede hacer con un esquema tan orientado al ataque.

En los tres partidos que ha ejercido como titular en los Eagles a final de temporada ha ido de más a menos. Para ser preciso, de la excelencia al bochorno, pues pasó de lanzar cuatro pases de touchdown contra los Giants a completar un 36% de los pases (!!!) frente a los Cowboys en un final de año en el que el equipo se quedó en cero puntos, mondos y lirondos.

Legado por determinar

En los tres casos, su historia está por contar, en el caso de que sus equipos ganen. Porque si pierden ya os puedo ir escribiendo los titulares hoy mismo: con un quarterback así es imposible ganar. Pero, ay, como a los Vikings, Jaguars e Eagles les de por ganar, estos tres hombres tendrán una leyenda que narrar, y el mundo de la NFL escuchará. Así funciona la retórica con los QBs, y así va a seguir funcionando.