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Historias divisionales: El final (o no) de Ben Roethlisberger

El quarterback de los Pitsburgh Steelers ha sido muy ambiguo en los últimos tiempos al respecto de su futuro, sobre todo tras jugar con los Jaguars.

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Historias divisionales: El final (o no) de Ben Roethlisberger

Mi historia favorita que rodea el partido de la ronda divisional de los playoffs de la NFL 2017 entre los Pittsburgh Steelers y los Jacksonville Jaguars, que se jugará el próximo domingo a las siete de la tarde hora peninsular, no requiere bucear mucho en el tiempo. Tan sólo un año. Quizás aún menos, porque nos va a servir con viajar hasta la Semana 5 de esta misma temporada.

La clave es pensar que éste puede ser el último partido de la carrera de Ben Roethlisberger, el fabuloso quarterback de los Steelers. No soy yo el que hace la asunción extremista de la situación sino el propio jugador, que lleva demasiado tiempo siendo lo suficientemente ambiguo sobre su futuro como para darlo por descontado.

Durante toda la pasada offseason, Big Ben dijo que no tenía nada claro si quería volver a jugar en la NFL. No sabía si le apetecía pasar por todo el proceso de preparación, entrenamiento y posteriores palizas físicas en el campo como para que mereciese la pena el esfuerzo. Ya son 35 años, 14 de los cuales pasando los domingos entre golpes y placajes.

Que lo diga un hombre que aún tiene por cobrar 34 millones de dólares de su contrato, y que el año pasado eran 46, resulta, cuanto menos, difícil de creer. Si a esas cifras sumamos el hecho de que debería devolver la parte alícuota del bonus que cobró cuando firmó ese contrato, es decir, 15 millones de dólares, estaríamos hablando de una pérdida potencial de 49 millones de dólares.

Parece mucho como para dejarlos encima de la mesa.

No obstante, por supuesto, en la mente de cada uno sólo está cada uno, y hacer inferencias desde fuera, con los valores subjetivos que tengamos en nuestras respectivas vidas, es absurdo. Así que si él dice que se piensa la retirada en cada offseason, y resulta que está ante un partido eliminatorio, hemos de asumir que éste puede ser el partido con el que se acabe su carrera.

¿Y sabéis que añade más peso a esa afirmación? Pues el partido contra los Jacksonville Jaguars de la temporada regular, el de la citada Semana 5 de competición.

Fue entonces cuando Big Ben tuvo uno de los peores encuentros de toda su carrera. Lanzó cinco intercepciones y dejó el triunfo en bandeja a unos Jaguars que viven de la defensa y que reciben subidones de dopamina cada vez que el rival les regala una posesión, ya no os cuento si son cinco.

Tan abismal fue el juego de Roethlisberger que en rueda de prensa pronunció las palabras que llevaron a más de uno, de dos y de docena y media a pensar que, sí, que ahora sí que la sombra de la retirada estaba cercana: "Quizás ya no tengo lo que hay que tener para jugar a ésto".

Fue duro escuchárselo. Fue duro hacerlo con el lenguaje corporal, con el tono de voz, con el que se condujo en aquella sala de prensa. Fue duro tras observar, en el partido, que le podía la desgana y el mandarlo todo al carajo en cada pase como si fuese un Ryan Fitzpatrick cualquiera.

Lo cierto es que aquello fue el punto más bajo de su temporada y del juego de ataque de los Pittsburgh Steelers, que se recuperaron de manera admirable y ganaron ocho partidos consecutivos a continucación. Ocho que hubiesen sido diez si la recepción y posterior touchdown de Jesse James frente a los New England Patriots hubiera sido dado por válido. Es decir: sí, Big Ben aún tiene lo que hay que tener para jugar a ésto.

Nada hace sospechar que el encuentro entre los Steelers y los Jaguars se vaya a parecer a aquella hecatombe. En modo alguno Roethlisberger ha dado la sensación, desde aquel día, de querer dejar de jugar en la NFL. Y, sin embargo, es en sus propias palabras, gestos y actitudes en momentos puntuales, incluidos contra el propio equipo de Jacksonville, en lo que debemos fijarnos para pensar que, quizás, quizás no, estemos ante el último partido de su carrera, en caso de perder.