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Jacksonville Jaguars

Dieciocho años después, los Jaguars ganan su división

El equipo de Jacksonville ha necesitado del regreso de Tom Coughlin a la franquicia para volver a la cima y entrar en los playoffs con paso muy firme.

Dieciocho años después, los Jaguars ganan su división

En el año 1999 el Real Madrid tenía siete copas de Europa. El Barça una. El Atleti las mismas que hoy, sí. La selección española no pasaba de cuartos de final en los campeonatos internacionales. Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y compañía, aún de oro, eran juniors. No conocíamos a Roger Federer y Rafa Nadal. Y las entradas a El Molinón las pagaba en pesetas.

En el año 1999 los New England Patriots tenían cero anillos de campeón de la Super Bowl. Bill Belichick era asistente en los New York Jets tras haber sido un entrenador jefe no especialmente reseñable en los Cleveland Browns (aunque discrepo del adjetivo que he puesto por consenso histórico).

En el año 1999 los Jacksonville Jaguars ganaron su división. No lo habían vuelto a hacer hasta ayer.

En el año 1999 Tom Coughlin entrenaba a los Jaguars. Eran un equipo joven, ambicioso, agresivo, con una defensa soberbia y talento en casi todas las líneas. Llegaron a playoffs y le endosaron un descomunal 62 a 7 a los Miami Dolphins en lo que sería el último partido de la carrera de Dan Marino. Por si sirve de algo el dato, vi aquel partido por la mañana, al día siguiente, en redifusión, y pensé que estaba ante el mejor equipo que había visto nunca, y que iban a destrozar a los Titans y a los Rams. No hace falta subrayar cuanto me equivoqué.

Ha tenido que volver Tom Coughlin a los Jaguars para que, dieciocho años después en Jacksonville se pueda presumir de haber ganado su propia división que, en el fondo, es el objetivo real de todos los equipos de la NFL. Lo que llegue en enero, llegará.

El veteranísimo entrenador dejó los Giants, y no por voluntad propia, para acabar aterrizando en este extraño proyecto. Con Doug Marrone de entrenador y David Caldwell como general manager, su puesto es un término intermedio entre el campo y los despachos que a saber qué contenido real tiene, o con qué objetivo se creo. De lo que estoy seguro es que el bueno de Coughlin no está ni callado ni se le hace poco caso.

Y, así, fichando con descaro en la agencia libre, con Calais Campbell y A.J. Bouye como grandes sumas, drafteando talento diferencial como el de Jalen Ramsey o Myles Jack (hace ya un par de años), poniendo el ataque en las piernas de Leonard Fournette, dirigiendo a Blake Bortles para que se olvidara de salvar a nadie y se centrara en ser uno más en el campo, ni el motor ni el gran estorbo, han hecho un equipo que en verdad tiene que asustar a los favoritos de la AFC.

Porque un equipo que concede menos de 14 puntos por partido ha de ser tenido en cuenta siempre.

Ha pasado mucho tiempo, han pasado muchas cosas. El curso de los acontecimientos, sin embargo, ha querido que Tom Coughlin y los Jacksonville Jaguars se hayan vuelto a unir dieciocho años después. Y el resultado es el mismo que entonces.