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Steelers 24 – Patriots 27

Nunca hay que dar por muertos a los New England Patriots

Se impusieron in extremis a unos Steelers que jugaron mejor y controlaron el reloj, pero no solo perdieron el partido, sino también a Antonio Brown lesionado.
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Actualizado a
PITTSBURGH, PA - DECEMBER 17: Duron Harmon #30 of the New England Patriots reacts with Patrick Chung #23 after intercepting a pass thrown by Ben Roethlisberger #7 of the Pittsburgh Steelers in the fourth quarter at Heinz Field on December 17, 2017 in Pittsburgh, Pennsylvania.   Justin K. Aller/Getty Images/AFP
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Justin K. AllerAFP

A falta de cuatro minutos los Steelers ganaban por ocho puntos de diferencia (24-16) estaban controlando el partido comiéndose el reloj en ataque y Tom Brady sufría un Via Crucis mientras toda la defensa se dedicaba a intentar conseguir su cabeza como trofeo. Los Pats parecían agrandar la crisis surgida la semana pasada tras la derrota contra los Dolphins y nada hacía presagiar que el resultado final fuera otro que una victoria cómoda de los Señores del Acero.

Sin embargo, cuando se habla de New England nunca hay que descartar una remontada in extremis y eso es exactamente lo que sucedió. Tras un field goal de Gostkowski que puso a su equipo 24-19, llegó un tres y fuera de los locales y Brady, despierto al fin después de una tarde para olvidar, organizó un monólogo con Gronkowski y se atravesó el campo para que una carrera de Deion Lewis adelantara a los de Boston 27-24.

Pitttsburgh tenía 52 segundos para llegar a distancia de field goal y provocar el tiempo extra. Visto el historial del equipo en la presente temporada no parecía misión imposible. En los últimos cinco partidos han conseguido cuatro remontadas en el último instante y por qué no iban a conseguir otra. Y más cuando en la primera jugada del drive Big Ben conectó con JuJu, que avanzó 69 yardas hasta quedarse en la 10 de New England. En el siguiente snap, el quarterback conectó con Jesse James para ganar el partido, pero al tight end se le escapó el balón cuando ya estaba dentro de la end zone y los árbitros anularon el touchdown porque no tuvo posesión suficiente. El siguiente lanzamiento fue para Heyward-Bey que no solo no llegó a la zona de anotación, también se quedó dentro del campo, lo que obligó al quarterback local a iniciar el tercer down deprisa y corriendo e intentar un pase a la desesperada, intentando que si era incompleto al menos quedara un segundo para el field goal del empate. El pase a Rogers no era malo, pero Rowe metió una mano mágica y Harmon cogió el balón rebotado. Intercepción y final del partido. Victoria inmerecida para unos Patriots que casi siempre habían estado a merced de sus rivales.

Ahora New England tiene el mismo récord que Pittsburgh (11-3) y tendrá la ventaja de campo en postemporada si ambos terminan empatados tras la disputa de las últimas dos jornadas. Algo que parecía imposible viendo cómo se desarrolló el duelo entre ambos. Si los Steelers habían sudado tinta en los últimos partidos para ganar casi in extremis, ante los New England Patriots, teóricamente sus grandes rivales de la Conferencia Americana, prácticamente se pasearon durante más de tres cuartos en una actuación en la que solo les faltó dar la puntilla a sus rivales. Siempre tuvieron un gran control del tiempo del partido, no dejaron pensar a Tom Brady hasta los minutos finales y sacaron los colores al equipo de New England, que volvió a exhibir las mismas debilidades de la pasada semana ante Miami.

Sin embargo, quizá el mayor disgusto para Pittsburgh no fue la derrota. Perdieron a Antonio Brown, que tuvo que abandonar el partido muy pronto con una lesión en la pierna izquierda. Y lo que es peor, tras realizarle una radiografía en el vestuario fue trasladado de inmediato a un hospital. Si la lesión del receptor estrella de ‘Los Señores del Acero’ es tan grave como parece en un primer momento, el ataque del equipo puede perder una de sus grandes armas en el peor momento posible.

Sin embargo, ante los Patriots no se notó demasiado la baja de Antonio Brown . Sobre todo porque Big Ben dirigió el ataque con un magnífico control del reloj, hasta el punto que en la primera mitad su equipo atacó durante 20 minutos y los Patriots solo tuvieron la posesión en 10. Además, LeVeon Bell volvió a tener otra actuación impresionante con 117 yardas de carrera y un touchdown además de 48 yardas de recepción. Con ese guion, y pese a que New England se adelantó con un touchdown de Burkhead, los de Pittsburgh rápidamente recuperaron el control del reloj y del partido.

Ese dominio no se concretó hasta el último drive antes del descanso, cuando un pase a Martavis Bryant a falta de 30 segundos adelantó a los locales 17-10.

En la segunda mitad los Patriots volvieron a empezar anotando gracias a un touchdown de Brandin Cooks. Pero la alegría les duró poquísimo, ya que Gostkowski falló el extra point (17-16). Como respuesta, los Steelers no se inmutaron y volvieron a poner en marcha un ataque muy corredor para que LeVeon Bell anotaran un touchdown poco antes del final del tercer cuarto. Parecía que los de Belichick, maniatados, serían incapaces de solucionar el rompecabezas que habían planteado sus rivales. Sin embargo, los Señores del Acero volvieron a sufrir en sus carnes uno de los mandamientos de la NFL actual: nunca hay que dar por muertos a los New England Patriots.