"Ojalá que de nuestras medallistas olímpicas salgan las siguientes líderes del deporte”

Marisol Casado. Su nombre es el sonido de una puerta que se abre. Pionera, referente. Como Lili Álvarez, nacida en 1905, y tenista, patinadora, esquiadora, alpinista, piloto de coches y la primera mujer en representar a España en unos Juegos (1924). Marisol Casado es lo mismo a los despachos. Presidenta desde 2008 de la Federación Internacional de Triatlón. Cuando llegó al cargo, de todas las Federaciones Internacionales, sólo en otra mandaba otra mujer, la princesa Haya de Jordania, Federación Internacional Ecuestre (hasta 2010). Marisol fue la primera al frente sin sangre azul en las venas.

Desde 2010 es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) (segunda española en lograrlo, tras la Infanta Pilar de Borbón), en 2017 vive su tercer mandato al frente de la Federación Internacional de Triatlón y en su maletín siempre una ambición: “Trabajar directamente en la promoción de las mujeres, más que en la participación, en los temas de liderazgo en los mundos del deporte”. Porque, aunque la puerta se está abriendo, y cada vez más, la diferencia entre mujeres y hombres que mandan sigue siendo abisal.

Hoy, 2017, en la presidencia de Federaciones Olímpicas Internacionales sólo dos mujeres: Marisol y Kate Caithness (curling). En España, otro tanto: Julia Casanueva (Vela) e Isabel García (Salvamento). Un estudio de Women on Boards desvela que, entre 2014 y 2016, la cuota femenina del COI roza el 30%. Otro estudio, éste del Instituto Peterson para la Economía Internacional y el Centro de Estudios EY, sobre la paridad de género en el entorno corporativo, sin embargo, revela que “las empresas con un mayor número de mujeres en puestos directivos son más rentables que aquellos que carecen de presencia femenina”.

Pero, ¿por qué aún cuesta? Marisol, cree que es por “una cuestión generacional”. No tener aún superados los roles que asigna la sociedad, o ese porcentaje también brecha de conciliación familiar. 90% para ellas, 10% para ellos. “Mi generación, 61 años, hemos ido abriendo puertas, trabajando, pero invisibles”. Su esfuerzo y empuje ha hecho que se las vea, a las mujeres, que allá al fondo del túnel se atisbe una luz. El interruptor que ha pulsado Iberdrola, con su patrocinio al deporte femenino, se palpa. “Es una idea estupenda: sin ello sería muy difícil hacer algo que se notara”.

“Muy lentamente, se han conseguido muchas cosas”, destaca, “casi todas las Federaciones Internacionales han abierto puertas para que haya mujeres en los comités ejecutivos”. Con un trabajo transversal, de arriba a abajo, forzar de alguna manera la presencia de mujeres en los comités ejecutivos. Que más manden. Cuotas, pirámides, cuantas más mujeres haya en las bases, más llegarán a la punta.

Un dato ilusiona, “yo tengo muchísima esperanza”, aduce Marisol: es la participación de mujeres en los Juegos de Río, los últimos, un 48%. “Que de ese número de mujeres que accede, salgan las siguientes líderes”. Que al término de sus carreras se mantengan, que pasen de la competición al trabajo para seguir trabajando hasta dejar de hablarse de cuotas, porque ya no serán necesarias, porque ellas, las que mandan, ya no serán sólo unas pocas.