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PELOTA

Primera txapela para un Altuna artista en un final a cara o cruz

Con empate a 21 el guipuzcoano hizo dos defensas colosales y Urrutikoetxea, que acabó fundido, tuvo que entregar la cuchara en el Cuatro y Medio.

Altuna III, tras imponerse
Altuna III, tras imponerse

Hay un nuevo campeón de pelota. Y amenaza con haber venido para quedarse. Altuna III es arte, es un tirillas que lanza zambombazos increíbles, capaz de ganar con 21 años la primera txapela de un grande ante una roca como Urrutikoetxea. Iba 21-21 y en lugar de venírsele encima los fantasmas del año pasado (derrota por la mínima ante Oinatz), se abrazó al éxito en Bilbao tras un partido de muchísimo desgaste (más allá de una hora y cuarto), madurando la final ante un verdadero coloso. El 22 llegó tras dos defensas brutales ante un Mikel que falló en un gancho que cazó desde muy arriba. Se le fue fuera. Cuajó el de Zaratamo un buen trabajo, en una tarde muy dura y peloteada, cuando parecía que los detalles le condenaban de nuevo al olvido. Por ejemplo, dos faltas de saque, un tanto rival al pensar que se iba al pasa y otro por no posicionarse bien. Mikel no estuvo superior, pero su juego le iba dando para ganares como una apisonadora, hasta que se vio sin oxígeno ni ideas en el cara o cruz. Hay cambio generacional y es el momento de un chico muy vivo y maduro a la vez.

Altuna III, siempre chisposo y valiente, se metió muy bien en la final, con la idea de mandar desde que la chapa saltó por los aires. La iniciativa fue suya, aunque la letra pequeña le fue condenando: recibió tres tantos de saque con 14-10 (con una pelota polémica que dio en la raya) y protagonizó dos faltas en ese disparo inicial. Hubo una vuelta en el tanto posterior y estaba bien dictaminado, con Urruti muy plantado en su sitio y Jokin sin poder pasarle. La final estaba candente porque el mejor tanto vino después, con cruzadas, una dejada de Urruti y tanto al ancho de su enemigo.

El caso es que el azul abrió el fuego con 1-6, con una defensa tan grande que le llevaba a enorme que le llevaba a atacar, como en un dos paredes prodigioso. El vizcaíno empezó a buscar los pies a su contrincante y a madurar el tanto para terminar. A Jokin le pesaba la pelota del otro finalista, aunque nunca se rinde, es todo arrojo. Se fueron al primer parón largo con la máxima renta colorada, 12-10. El mérito del guipuzcoano era que hizo dudar al 'hombre de hielo' de inicio, para consumar una buena final. Cada pelotari sacó lo mejor de su repertorio. Una contradejada y un sopapo apurando la línea lateral devolvió una ventaja sólida a Urruti:16-13. En el peor momento el tercero de los Altuna cometió un error fatídico, pensando en una pelota que se iba fuera y entró en el acotado. Siguió la polémica, ya que posteriormente llegó una jugada parecida a la que se otorgó vuelta, con estorbada, pero esta vez cayó del lado colorado.

Después de unos cuantos quiebros, más polémica, pelotas dudosas y alternativas, el final anunció emoción: 17-16. Mikel no estaba tan brillante como otras veces y aún así ganaba. No regala ni la sonrisa y apenas se le ven fisuras, aunque llegó cansado al tramo final, sin buscar los ángulos y llegó otro vuelco: en el 18-19, Mikel reclamó que había dado con el cuerpo a la pelota su rival, pero si le golpea y va a buena, se puede continuar. Se sacó el cartel azul para tercer descanso del vizcaíno, pero ya los había agotado. Más lío. La emoción prevaleció hasta el tanto final, gracias a un empate a 20 por un tanto de sotamano con dos paredes de escuadra y cartabón (¡qué manera de llevarla tras pelotazo del contrario!). En el empate a 21, Jokin se agarró al partido como un felino. "Soy feliz", gritaba el chaval a los cuatro vientos. El futuro es suyo.