Primera txapela para un Altuna artista en un final a cara o cruz
Con empate a 21 el guipuzcoano hizo dos defensas colosales y Urrutikoetxea, que acabó fundido, tuvo que entregar la cuchara en el Cuatro y Medio.
Altuna III, siempre chisposo y valiente, se metió muy bien en la final, con la idea de mandar desde que la chapa saltó por los aires. La iniciativa fue suya, aunque la letra pequeña le fue condenando: recibió tres tantos de saque con 14-10 (con una pelota polémica que dio en la raya) y protagonizó dos faltas en ese disparo inicial. Hubo una vuelta en el tanto posterior y estaba bien dictaminado, con Urruti muy plantado en su sitio y Jokin sin poder pasarle. La final estaba candente porque el mejor tanto vino después, con cruzadas, una dejada de Urruti y tanto al ancho de su enemigo.
El caso es que el azul abrió el fuego con 1-6, con una defensa tan grande que le llevaba a enorme que le llevaba a atacar, como en un dos paredes prodigioso. El vizcaíno empezó a buscar los pies a su contrincante y a madurar el tanto para terminar. A Jokin le pesaba la pelota del otro finalista, aunque nunca se rinde, es todo arrojo. Se fueron al primer parón largo con la máxima renta colorada, 12-10. El mérito del guipuzcoano era que hizo dudar al 'hombre de hielo' de inicio, para consumar una buena final. Cada pelotari sacó lo mejor de su repertorio. Una contradejada y un sopapo apurando la línea lateral devolvió una ventaja sólida a Urruti:16-13. En el peor momento el tercero de los Altuna cometió un error fatídico, pensando en una pelota que se iba fuera y entró en el acotado. Siguió la polémica, ya que posteriormente llegó una jugada parecida a la que se otorgó vuelta, con estorbada, pero esta vez cayó del lado colorado.
Después de unos cuantos quiebros, más polémica, pelotas dudosas y alternativas, el final anunció emoción: 17-16. Mikel no estaba tan brillante como otras veces y aún así ganaba. No regala ni la sonrisa y apenas se le ven fisuras, aunque llegó cansado al tramo final, sin buscar los ángulos y llegó otro vuelco: en el 18-19, Mikel reclamó que había dado con el cuerpo a la pelota su rival, pero si le golpea y va a buena, se puede continuar. Se sacó el cartel azul para tercer descanso del vizcaíno, pero ya los había agotado. Más lío. La emoción prevaleció hasta el tanto final, gracias a un empate a 20 por un tanto de sotamano con dos paredes de escuadra y cartabón (¡qué manera de llevarla tras pelotazo del contrario!). En el empate a 21, Jokin se agarró al partido como un felino. "Soy feliz", gritaba el chaval a los cuatro vientos. El futuro es suyo.