Gema Hassen-Bey y la historia del Reto El Teide desde dentro
La deportista paralímpica se ha convertido en la primera mujer del mundo con lesión medular en superar los 3.000 metros usando su propia fuerza. As ha compartido esta aventura con ella, que ya piensa en conquistar su próxima cima.
De esgrimista paralímpica a una montañera tan especial como pionera. Gema Hassen-Bey no entiende de límites. Después de labrarse una destacada carrera como atleta de élite, ahora confiesa que su visión del deporte ha cambiado. “Ya no quiero competir, sino ayudar con mis retos. Acercar la naturaleza a más gente que esté en mi situación y trasladarle a todo el mundo que no hay límites. Que a veces las cosas son complicadas, pero que hay que luchar y disfrutar del camino”, cuenta desde El Teide, su última obsesión y que necesitará de una segunda parte. Y lo hace desde el Campo 1, situado a unos 2.900 metros, un desnivel que ha superado en los últimos doce días sólo con el impulso de sus brazos. Su mensaje más potente.
El reto, que forma parte del camino de preparación para el ascenso al Kilimanjaro, ha requerido de un despliegue tremendo de energía por parte de Hassen-Bey y su equipo, así como la coordinación de un gran número de voluntarios. Y pese a que la cima quedó finalmente muy lejos (concretamente a 718 metros) la gesta de Hassen-Bey en estos últimos doce días resulta igual de mayúscula que la pared del volcán a la que se ha enfrentado. Esa misma que la ha convertido en la primera mujer del mundo con lesión medular en superar los 3.000 metros usando su propia fuerza.
En acción han entrado hasta tres prototipos, diseñados especialmente para atacar las tres fases de ascenso del volcán. Los dos primeros días rodó a lomos de una handbike. El gran ritmo por pistas de piedra pómez en el ambiente más parecido a Marte en La Tierra le permitieron incluso concluir esta primera parte con un día de adelanto.
Después llegó la fase más dura a través de un sendero estrecho, con pendientes de hasta 60 grados de inclinación y saltos de cincuenta centímetros. Una silla de ruedas de escalada, de la que tiraba a través de una cuerda y requería de la sincronización exacta de la atleta con hasta tres miembros del equipo, fue el medio escogido. Resultó ser la fase más dura. Diez días con la pared entre ceja y ceja, a ritmo lento y con tiempo variable. El frío y el viento obligaron incluso a la cancelación de dos jornadas.
Y finalmente llegó el momento del tercer prototipo. Un carro con hasta doce ruedas diseñado por el jefe de expedición José Brito y que ha contado con las sugerencias de todo el equipo. Así, tumbada boca arriba y avanzando de espaldas sobre unas escaleras a modo de raíles, Hassen-Bey superó a un ritmo mucho más rápido la barrera de los 3.000 metros. Un final digno de una película de ciencia ficción y que hizo saltar lágrimas sinceras. Gema acababa de ganarse su derecho a disfrutar del atardecer en un mirador exclusivo.
Carlos Soria y un chute de energía diario.
La expedición rumbo al pico más alto de España ha tenido en vilo a toda la isla y a ella también se han querido sumar, además de un gran número de voluntarios, familiares, amigos, patrocinadores y distintas personalidades.
Y como gran colofón, Carlos Soria se unió a la expedición en la última jornada. El veterano montañero de los 12 ochomiles escuchó, charló y bromeó como uno más. Y su visión serena de la montaña encajó a la perfección con lo ocurrido en El Teide.
El volcán mandó, se aseguró la barrera de los 3.000 metros y ahora sólo queda disfrutar de esta aventura y lanzarse a por la próxima. Los 718 metros hasta la cumbre ya esperan. Pero esa será otra gran historia.
- Parque Nacional Teide
- Tenerife
- Provincia Santa Cruz de Tenerife
- Gema Hassen-Bey
- Deportistas paralímpicos
- Iberdrola
- Parques nacionales
- Canarias
- Deportes paralímpicos
- Compañías eléctricas
- Espacios naturales
- Deportistas
- Sector eléctrico
- Gente
- Energía eléctrica
- Deportes
- Empresas
- España
- Economía
- Medio ambiente
- Sociedad
- Energía