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ED17

“La Champions y la Challenge en Bilbao marcarán un antes y un después”

Alfonso Feijoo, presidente de la FER; Kepa Olabarrieta, de Bilbao Ekintza, y José María Epalza, vicepresidente de la FER, hablaron en ED17 de la fiesta del rugby que vivirá Bilbao el 11 y 12 de mayo.

Madrid
Alfonso Feijoo, Kepa Olabarrieta, José María Epalza y José Antonio Vera durante la mesa 'Bilbao, Capital Mundial del Rugby' en el Foro Eventos Deportivos de As.
Alfonso Feijoo, Kepa Olabarrieta, José María Epalza y José Antonio Vera durante la mesa 'Bilbao, Capital Mundial del Rugby' en el Foro Eventos Deportivos de As.JESÚS ÁLVAREZ ORIHUELADIARIO AS
AStv

Ni Twickenham, ni Murrayfield, ni Saint Denis, ni el Millenium… el 11 y 12 de mayo la capital europea del rugby será San Mamés. Allí, en el templo del fútbol bilbaíno, se celebrarán las finales de dos competiciones europeas de clubes: la Champions Cup y la Challenge Cup; el mismo mes, en Getxo, será la de la Shield. Un proyecto mastodóntico que, como dice José Antonio Vera, especialista en rugby de AS y moderador de la charla, “se está montando muy bien”. “Y eso es porque cuenta con el apoyo de todos los estamentos: Ayuntamiento, Diputación, Gobierno vasco, federaciones…”.

Una apuesta a la baja que ha acabado en All in, como contó el presidente de la FER, Alfonso Feijoo: “Teníamos la idea de organizar un partido entre hemisferio norte y sur. Llevar grandes figuras a San Sebastián. Cuando lo planteamos nos respondieron que se estaban planteando sacar las grandes finales europeas de clubes de Francia e Inglaterra. San Sebastián no servía por aforo, pero San Mamés si cumplía con las exigencias. Enseguida conseguimos el alineamiento de Bilbao Ekintzxa, La Liga, la RFEF… de todos los astros. Empezamos a trabajar, presentamos candidatura y salimos elegidos. Ahora se está materializando”.

La respuesta de los aficionados, en un país que vive más el rugby de lo que parece, sobre todo cuanto más al norte esté uno, está siendo un espectáculo, con 40.000 entradas vendidas ya, la mitad en Bilbao, para un aforo de algo más de 53.000 personas. Lo ilustró Olabarrieta: “Es la gran fiesta del rugby. No es únicamente un evento donde se venga a acompañar a los finalistas. Sera un lugar de encuentro para todos los aficionados al rugby. Desde que salieron las entradas en mayo hubo un aluvión que nos ha sorprendido a pesar de que nos habían advertido. Es un destino arriesgado para EPCR, pero ilusionante en tanto que es una ciudad nueva y atractiva. Desde el principio hubo mucha demanda de entradas y alojamiento. Rápidamente tuvimos que actuar y ajustarnos a eso. El evento excede la capacidad hotelera de la ciudad. Pero estamos articulando un método alternativo, con lo que eso conlleva en logística. La ciudad está acostumbrada a eventos de gran formato y responde bien. Pero es verdad que la reacción nos ha asustado un poco, aunque nos hace mucha ilusión y vamos respondiendo a las necesidades".

Esa ilusión desbordada no se traduce en el rugby en rivalidades violentas. Todo lo contrario. El hermanamiento es común. Importa el partido. No tanto el resultado. Por eso “no habrá división ni en las gradas ni en las fan zones”, comentó Olabarrieta. “Cuando organizamos los cuartos de la Champions entre Munster y Biarritz en Anoeta, la gente de San Sebastián pensaba que iban a destrozar la ciudad. Y no pasó nada. Todo lleno y ni un problema. Ahora la gente allí está deseando organizar más cosas”, completó Epalza.

Es el legado del rugby, no sólo cívico, sino también económico y deportivo. Porque al final organizar un evento de esta magnitud también va de eso. En Bilbao se espera que el retorno económico sea mayor que en las últimas ediciones, celebradas en Lyon y Edimburgo. “Nuestros cálculos exceden la cifra de 25 millones de Lyon, en principio. Entran muchas variables en juego. Se están reservando muchos espacios en la ciudad para celebrar eventos paralelos. Hay un movimiento económico colateral importante”, aseguró Olabarrieta. Le sigió Epalza, que apuntó a los desplazamientos como fuente de ingresos: “El impacto en Edimburgo este año ha sido 31 millones y yo creo que en Bilbao será mayor porque en Edimburgo había mucha población británica con desplazamientos cortos en el día. Aquí aprovecharán para hacer turismo también y pasar varios días”.

En cuanto a lo deportivo, quizá lo más importante porque el rugby de alto nivel está poco más que en pañales en nuestro país, también habrá huella. Olabarrieta cree que este evento “marcará un antes y un después”. “Veo el trabajo de las federaciones en el rugby base. Hay mucho esfuerzo. El hecho de que los que empiezan en el rugby tengan un espejo en la élite debe influir. Esto ha sucedido con la final de Copa en Valladolid, el Top-14 en el Camp Nou… Empieza a tener presencia la competición de alto nivel en España”.

“Sólo falta más cultura de rugby para dar el gran salto”, añadió Feijoo, inmerso en la búsqueda de acuerdos para aprovechar la resaca de las finales en favor del rugby patrio: “En las primeras etapas de iniciación hemos ganado muchísimo en conocimiento. ¿Qué falta? Somos un deporte que siempre hemos pensado que tiene un gran potencial de patrocinio, exposición… Faltan clubes estructurados profesionalmente. Pero el gran avance sería que apareciéramos en los currículos de los colegios junto a otros deportes. Lo estamos estudiando, pero son acuerdos complicados. Porque nos falta cultura del rugby, principalmente. En otros países es un tema familiar. Todos se involucran. En Argentina se ha hecho ese proceso ya por ejemplo. Y ahora han llegado al máximo nivel”. Si se aprovechan eventos como éste, seguramente España no tarde mucho en recorrer esa misma senda.