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Miami Dolphins

La violencia de los Dolphins les costará dinero y partidos

El equipo de Miami infringió gravemente las reglas de la NFL en un par de jugadas que, televisadas a escala nacional, les gravarán en el futuro.

Actualizado a
BALTIMORE, MD - OCTOBER 26: Defensive Tackle Ndamukong Suh #93 of the Miami Dolphins talks with referee John Parry after a play in the third quarter against the Baltimore Ravens at M&T Bank Stadium on October 26, 2017 in Baltimore, Maryland.   Rob Carr/Getty Images/AFP
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Rob CarrAFP

Los Miami Dolphins han salido del Thursday Night Football con algo más que una desmoralizadora y apabullante derrota frente a un equipo tan dudoso como son los Baltimore Ravens 2017. Han salido con la vitola de equipo sucio, desagradable, y con los ojos de la NFL puestos sobre ellos para el futuro cercano.

Y, chico, se lo han ganado con creces.

Los partidos de los jueves en la NFL tienen mala fama. Se les acusa de estar mal preparados, porque los entrenadores tienen muy pocos días desde el lunes para diseñar el plan de juego, y mal ejecutados, porque los jugadores aún están convalecientes de la jornada anterior. Sin embargo, son televisados a escala nacional en Estados Unidos y eso les confiere una notable importancia desde el punto de vista de la imagen. No es exagerado decir que para muchos seguidores generales de la liga éste pudo haber sido uno de los primeros encuentros en los que vieron a Dolphins o Ravens esta temporada.

Por ello, las dos jugadas de las que todo el entorno de la NFL hablará hoy serán escrutadas con mayor profundidad de lo que lo serían un domingo cualquiera, y las oficinas de la liga se verán obligadas a actuar con mayor dureza debido a la presión que se ejercerá sobre ellas. Los Miami Dolphins pueden esperar multas económicas e, incluso, suspensión de un par de jugadores para el martes que viene.

La primera jugada fue el golpe que Kiko Alonso le propinó a Joe Flacco en un slide del quarterback de los Ravens. El trompazo es salvaje, con el caso de Flacco saliendo por los aires, su oreja sangrando y una conmoción cerebral de la de poner los pelos de punta.

Para los amantes del microanálisis queda si el linebacker pudo evitar o no semejante final, si fue sucio o sólo desafortunado. Es lo de menos: será sancionado. Y con dureza. Con el esfuerzo que está haciendo la NFL en pos de la seguridad, en pos de evitar en la medida de lo posible las conmociones y en pos de la protección absoluta de los quarterbacks titulares, la jugada de Alonso se convierte en una señal roja del tamaño del estado de Florida.

La segunda jugada no admite interpretación alguna. Ndamukong Suh, entre cuyas virtudes no se encuentran ni la limpieza ni la honestidad ni la nobleza jugando al football, saltó antes de tiempo en un jugada en la red zone y se llevó la penalización; en vez de parar con el sonido del silbato del árbitro llegó hasta el quarterback, que era Ryan Mallett porque Flacco, evidentemente, no pudo seguir en el partido tras el golpe de Alonso, y le empujó. Mallett se revolvió y confrontó al defensive tackle para afearle el gesto.

Nada edificante, pero tampoco nada extraño en un campo de football. El grave problema fue que la respuesta de Suh consistió en agarrar por el cuello a Mallett.

Y esto es completamente intolerable. Y ha de costarle. A Suh y a los Dolphins.