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Chicago Bears

Los Chicago Bears han vuelto al football en blanco y negro

John Fox está cumpliendo ese extraño sueño que tiene de ganar los partidos sin hacer pases y viviendo de lo que se consigue pulgada a pulgada.

Actualizado a
CHICAGO, IL - OCTOBER 22: Head coach John Fox of the Chicago Bears watches as his team takes on the Carolina Panthers at Soldier Field on October 22, 2017 in Chicago, Illinois. The Bears defeated the Panthers 17-3.   Jonathan Daniel/Getty Images/AFP
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JONATHAN DANIELAFP

¿Sois nostálgicos? ¿De esos que se mueren por recordar cualquier tontería de su niñez como si fuera una obra cumbre de la historia de la humanidad? ¿Acaso de los que pensáis que todas las canciones buenas coincidieron, mira tú, entre tus 14 y tus 21 años? ¿Miráis hacia atrás en el tiempo como si lo vuestro hubiese sido mejor y no entendéis nada a las generaciones que os precedieron ni, válgame Dios, mucho menos a los que os están sucediendo?

Me da que tenéis algo en común con John Fox, entrenador de los Chicago Bears.

Este hombre está consiguiendo echar hacia atrás el tiempo en la NFL a un ritmo inimaginable. De hecho, yo creo que hasta se ha pasado un poco de frenada y no está devolviendo no ya al football de los años 90 u 80, sino a uno en blanco y negro, embarrado y casi sin televisión para retransmitir los encuentros.

Resulta que los Chicago Bears han ganado los dos últimos partidos de la temporada. Uno ante los Baltimore Ravens y otro ante los Carolina Panthers. Ganar dos partidos seguidos en la NFL siempre es para celebrar, mucho más si hablamos de un equipo que estaba destinado a pelear por el número uno del draft, a decir de no pocos expertos, y con un entrenador jefe con la cabeza a punto de ser guillotinada.

No obstante, la historia a subrayar no son tanto las victorias sino el cómo: con doce pases completados. No, no doce pasos completados por partido, doce pases completados en total. Contra los Ravens Mitch Trubisky, quarterback rookie, completó ocho pases y contra los Panthers menos aún, sólo cuatro. Y no porque los fallase todos, ojo, sino porque simplemente ni los intentó. En el partido de Baltimore lanzó 16 veces y en el de Carolina, ay, siete. Siete miserables pases en todo el encuentro.

Este último, el encuentro ganado a los Carolina Panthers por 17 a 3 con sólo siete pases intentados, es el primer partido en el que un equipo acaba con menos de diez intentos de pase desde que lo hicieran los Denver Broncos en 2011 en otra victoria sobre los Kansas City Chiefs. Aquel día Tim Tebow, QB de los Broncos, completó dos pases de ocho lanzados. ¿El entrenador de aquel equipo? John Fox.

Para buscar el siguiente antecedente más próximo de algo similar hay que irse a 2006. Chris Weinke era el QB de los Carolina Panthers que ganaron 10-3 a los Atlanta Falcons. Sólo avanzó 32 yardas por el aire con un 4 de 7 en lanzamientos. ¿El entrenador de aquel equipo? John Fox.

La victoria de este fin de semana se cimentó en dos anotaciones de la defensa. Esos 14 puntos fueron los que permitieron a John Fox ir cumpliendo con su ideal de correr con la pelota y no exponer a su equipo a riesgos innecesarios. Más aún, el no tener que obligar a Trubisky a verse expuesto. Es un poco extraño, dado que no tuvo ningún reparo en que Mike Glennon, cuando era el Qb titular de los Bears, lanzase mucho más cuando, al menos en mi opinión, es un pasador con bastante menos talento. Esta sobreprotección ha de acabarse en algún momento, y ese momento será cuando vayan perdiendo, nunca antes, lo que tampoco parece una estrategia excesivamente apropiada.

Por supuesto, a John Fox todo eso le da igual si van cayendo las victorias. Doug Marrone, entrenador de los Jacksonville Jaguars, dijo a principio de temporada que desearía no tener que lanzar ni una sola vez en un partido. Es el entrenador de los Bears el que va camino de ello, devolviendo a la NFL a una época que parecía olvidada en esta era de Happy Pass league. No le va a valer siempre, ya lo avanzo, aunque no deja de ser refrescante ver algo que se sale tan de la norma. Y gana, claro, que sin la victoria nada se legitima.