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El Teide será el próximo gran reto de Gema Hassen-Bey

La deportista paralímpica no se pone límites. Ya tiene el planteamiento y los prototipos para coronar el 'techo de España' como antesala del Kilimanjaro.
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Gema Hasen-Bey

Se le adivina una sonrisa a través del teléfono. Gema Hassen-Bey ya ha vuelto de Tenerife, donde ha estado preparando su reto más inminente: subir al Teide, el pico más alto de España, a 3.718 metros sobre el nivel del mar. Es el siguiente peldaño tras ascender a la Bola del Mundo (2.265 m.) en cinco horas y con EL RETO, así en mayúsculas, de conquistar el 'techo de África', el Kilimanjaro (Tanzania, 5.891 m.), como telón de fondo. "El proyecto no es tanto conquistar la cima como generar tecnología, estudios médicos... para dejar un legado y ayudar a los demás. Esto se lo dedico a aquellos que luchan contra el cáncer. Y es que el año pasado, un día antes de irme a presentar el prototipo en Río, me diagnosticaron un cáncer de pecho. Le dije a la doctora que me pillaba muy mal y si me podía ir... Me comentó que nunca le habían dicho algo así, que la gente habitualmente lloraba... Pero me dejó y en dos meses y medio me he curado. Piensan que ha sido tan rápido por los factores que estoy desarrollando con este reto: el ejercicio físico, estar en contacto con la naturaleza, la alimentación (ahora íntegramente ecológica) y la positividad. En Río miraba montañas y pensaba que el pecho era otra cima que se podía superar", confiesa a AS.

Cualquiera de nosotros puede subir al Teide en un tiempo estimado de cinco horas, para Gema serán quince días debido, entre otros muchos factores, a unas pendientes del 60%. Eso sin contar escalones, la altitud... Y el peso de la silla (27 kilos) más el de su propio cuerpo. Todo ello con los brazos y esa voluntad suya, tan inquieta como inquebrantable. "Es un esfuerzo titánico, será la primera vez que una persona en silla de ruedas lo consiga. Esta es una labor de equipo, al que se están sumando muchos canarios que también vendrán al Kilimanjaro. Vamos a presentar tres prototipos nuevos. Ahora nos falta la financiación. He abierto un crowdfunding (donaciones en este enlace) y en cada metro que vaya superando pondré un cartel con el nombre y apellidos de las personas que me están ayudando". Además de financiación también falta el esponsor. "El CSD me ha otorgado el sello 'Universo Mujer' para todo el proyecto, por el que las empresas se pueden desgravar de un 45 a un 90%. Espero ser la primera, pero no la última. Hemos adaptado la ciudad, pero nadie ha pensado en la movilidad en la naturaleza", argumenta la madrileña, que añade: "No me explico cómo el hombre llega a la luna y a nosotros nos cuesta ir a comprar el pan".

Esas cimas son un buen estímulo. Pero la vida de Gemma no se entendería sin obstáculos que salvar. El primero llegó demasiado pronto. Siendo niña. Un accidente y una mala ayuda al socorrerla la produjo una lesión medular. Entonces, hizo la rehabilitación en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Su fisio Mari Carmen empezó a ponerle retos hasta tal punto que "hacía pulsos y ganaba. Me hicieron tan fuerte que me apodaron Urtainita, por el boxeador". Ahí era la pequeña, la benjamina. Ahí interiorizó el valor del esfuerzo y la superación. Ahí su destreza y reflejos le fueron abriendo los ojos hacia eso de la esgrima. Ahí conoció a los Reyes (hoy eméritos) Don Juan Carlos y Doña Sofía, a la que tenía que entregar un ramo de flores y jugando con sus fisios la dio un balonazo "en toda regla". Ríe. "Fue una premonición, era para romper el hielo porque después nos hemos ido encontrando".

"No me explico cómo el hombre llega a la luna y a nosotros nos cuesta ir a comprar el pan"

Gema Hassen-Bey

Ahí comenzó a derribar barreras. Siendo niña no podía ir al colegio porque no estaba adaptado y tenía una profesora particular. Hasta que en la adolescencia rompió todos los esquemas escapándose a comprar el pan. A partir de ahí nada la frenó. "Quise estudiar Derecho para cambiar el mundo, pero entendí que eso no se logra porque haya leyes que cumplir, sino cuando entendemos que nosotros lo tenemos que cambiar y la comunicación es nuestra gran aliada". Por eso, se licenció en Ciencias de la Información en la Complutense y se convirtió en una pionera de la esgrima paralímpica en España, participando en cinco Juegos consecutivos (Barcelona, Atlanta, Sydney, Atenas y Pekín) en las modalidades de espada y florete. Se ha colgado al cuello cuatro medallas y ha conseguido doce títulos olímpicos. Un compromiso que no quedó ahí, ya que recorrió las calles de su Madrid natal portando la antorcha de Atenas 2004 y defendió la candidatura olímpica de su ciudad para 2012 y 2016. "Barcelona me enseñó a ganar, marcó nuestras vidas y con mis compañeros paralímpicos logramos 107 medallas. Sydney me enseñó a perder, algo para lo que no estaba preparada, entendiendo que el deporte era mucho más que medallas. Y Pekín me enseñó el valor del equipo", enumera.

La arenga Atlético femenino que valió una Liga

Y entre competición y competición, entre reto y reto... Hassen-Bey, hija de cónsul honorario de Madagascar en España y de abuelo turco, se ha ido abriendo camino en múltiples facetas. Ha probado en la música, donde ha compuesto y cantado (basta con oír la dulzura y musicalidad de su voz para comprobarlo). Ha hecho alguna incursión en la interpretación, apareciendo en series como 'Periodistas' o en 'Carne Trémula', convirtiéndose así en una chica Almodóvar. Ha sido presentadora de televisión y también es coach. Y entre sus charlas hubo una muy especial, una que valió una Liga. Un Whatsapp de Lola Romero prendió la mecha. La temporada pasada, cuando el Barça arrebató el liderato al Atlético Féminas, el equipo se quedó alicaído. Momento en que Gema bajó al vestuario y todas (jugadoras, cuerpo técnico y la misma Lola) se pusieron en círculo para sacudirse los miedos.

Aquel día hicieron un trato: el Atlético ganaba el campeonato y ella subía al Teide. Sus chicas cumplieron e instaron a Gema a que vista su camiseta cuando corone la cima. Ya queda menos y para ello entrena con su handbike (más conocida como la Hassenbike), un prototipo construido especialmente para ella y valorado en unos 15.000 euros. Una bicicleta que se convirtió en un símbolo de la solidaridad. Y es que el pasado verano, durante las fiestas del WorldPride en Madrid, se la robaron y las redes sociales se volcaron para encontrarla —llegó a ser Trending Topic—. Gema estaba convencida de que quien se la llevó no era consciente de lo que tenía entre manos y no quería detenciones, sólo recuperarla. Así, puso el altar de la Iglesia de San Antón, del Padre Ángel, como punto de encuentro. Apenas tres días después, cinco llamadas perdidas a las cuatro de la mañana la alertaban. La Policía Municipal la había recuperado.

Superarse en lo más cotidiano

Son muchas las conquistas que ha conseguido, nada fácil siendo mujer y teniendo unas capacidades diferentes (destierra palabras como discapacidad), pero hay otras que no puede lograr sin la implicación de todos. Los bordillos, las estanterías del súper o la falta de espacios accesibles siguen siendo la asignatura pendiente. "Tenemos un Kilimanjaro cada día. Es un tema de concienciación, quiero iniciar un movimiento porque si te mueves tú, el mundo se mueve contigo. Estamos haciendo accesible lo inaccesible". Algo, sin duda, menos difícil luciendo siempre una sonrisa. Una sonrisa que también lanza una reflexión: "El tiempo es nuestro mayor tesoro. Cuando me diagnosticaron el cáncer me di cuenta de su importancia y de que no me daba miedo morir sino pena no vivir".

Sólo el impulso de sus brazos la elevará hasta nuevas conquistas. Su familia ya no se sorprende de nada y Gema bromea diciendo que desde el Teide les mandará una foto con ese paisaje lunar, para decirles que se ha escapado a Marte. Algo que tampoco les chocaría...

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