Los (W)Indians saben ganar hasta de forma dramática
La fabulosa racha de Cleveland asciende hasta las 22 victorias gracias a su partido más emocionante y angustioso.
Si había algo que estaba caracterizando a los Cleveland Indians a la hora de mostrar al resto del mundo del béisbol que perder no entra en su vocabulario (o al menos en su etapa más reciente) era la ausencia de emoción. La sistemática demolición de los muchachos de Terry Francona sobre los rivales se estaba caracterizando por su contundencia porque un +104 a lo largo de 21 partidos nos deja la impresión que se trataba de un enfrentamiento entre adultos y niños.
Así es como se las gastan los chicos de Ohio en los últimos tiempos.
Sin embargo y esto es lo más maravilloso de este deporte llamado béisbol es que nunca sabes lo que te vas a encontrar. Quizás puede ser un clinic desde el montículo como viene haciendo Corey Kluber, un repaso en toda regla como el 11-0 que le propinaron a los Tigers en el inicio de su serie o uno de los escasos momentos en los que los Indians se han visto apurados en un partido decidido por una sola carrera, que únicamente ha ocurrido en tres ocasiones a lo largo de esta portentosa racha.
No, en esta ocasión, los Cleveland Indians de 2017 han ido un poco más allá.
Contra las cuerdas
Porque sólo así se puede entender lo vivido anoche en el arranque de la serie de cuatro partidos que les van a enfrentar a los Kansas City Royals en el Progressive Field, un rival al que ya habían barrido del mapa durante este empuje impresionante que les ha llevado a establecer la marca de victorias consecutivas (21) en la historia de la Liga Americana.
A fin de cuentas, estamos hablando de un 20-0 en el parcial de los tres partidos en el Kauffman Stadium de Kansas City.
Pues los Indians han sido capaces de superarse a sí mismos y perdiendo por 2-1 en la novena entrada ante el último strike que bien podría suponer el fin a todo lo vivido, Francisco Lindor hizo esto.
No hace falta ser un fenómeno de la Teoría de la Relatividad para darse cuenta que los propios jugadores quieren seguir ganando para que siga la fiesta, alcanzando un nivel de intensidad comparable a lo que siempre nos depara la postemporada.
Los Indians ya tienen su partido para el recuerdo durante la racha, el equivalente al épico walkoff home run de Scott Hatteberg durante los 20 triunfos de los Oakland Athletics del Moneyball en 2002.
Jay Bruce y José Ramírez, héroes recurrentes
Tal como ocurriera en la jornada anterior y que supuso empatar a los Chicago Cubs de 1935 con esos 21 triunfos consecutivos, el refuerzo llegado de los Mets iba a aportar su granito de arena en algo a lo que se han visto abocados los Indians, jugar unas entradas extra que no eran necesarias durante este dominio, para que el outfielder volviese a producir, no un home run como contra Detroit, aunque sí lo necesario para que la locura se volviese a adueñar del feudo de la Tribu.
Y no, no podía ser nadie más apropiado para anotar la carrera del triunfo que José Ramírez, cuya candidatura a MVP se ve reforzada con cada heroica actuación de aquí hasta final de año.
Con todo ello, los Indians ya dejan atrás a los citados Cubs de 1935 para poner su atención en la marca de 26 encuentros consecutivos sin perder de los New York Giants de 1916, con rachas de 12 y 14 triunfos seguidos que rodean un empate que no cuenta a efectos prácticos y que fue disputado al día siguiente para iniciar la segunda racha victoriosa como era habitual por aquella época.
Trevor Bauer va a ser el encargado de intentar mantener vivo este extraordinario momento por el que nos debemos sentir tan privilegiados de estar viviéndolo, y gracias a los datos que nos llegan, el Progressive Field registrará un lleno absoluto para apoyar a su equipo.
Jason Vargas será la apuesta de los Kansas City Royals para el montículo.
¿Acaso no queremos ver como los Cleveland (W)Indians siguen haciendo historia?