El drama de David Johnson: entre la Fantasy y la realidad
El running back de los Arizona Cardinals es el jugador más importante de un equipo que está en clara cuesta abajo, y el #1 en la mayoría de ligas Fantasy.
Hace ya tiempo que la fantasía y la realidad se han mezclado en la NFL. En todos los deportes existen Ligas Fantasy creadas para tener entretenidos a los seguidores más ludópatas, aunque en ninguno es tan exagerado como en el fútbol americano. Hay, literalmente, cientos de miles de personas más preocupadas los domingos de que gane su equipo Fantasy de que ganen sus equipos reales. La liga lo sabe y lo potencia, porque ese seguimiento obsesivo significa mucho dinero.
La explicación de por qué la NFL está un paso más allá en este negocio tiene que ver con las estadísticas y con la facilidad que se pueden aplicar al juego. La gamificación de las yardas, los touchdowns, los sacks o las intececpiones es mucho más sencilla que la de los goles o los pases en medio del campo.
Esta semana hemos tenido un nuevo ejemplo como la mezcla entre fantasía y realidad en la NFL se ha ido un paso más allá en el último lustro y las hace prácticamente indistinguibles.
El pasado domingo se lesionó David Johnson, el running back de los Arizona Cardinals, y las reacciones que observé fueron de desesperación. Lo que me llamó la atención es que lo fueron mucho más por parte de los jugadores Fantasy que por los que sólo seguimos la liga en sí.
Los Cardinals son un equipo que parece en caída libre. Es una sensación un tanto injusta y que tiene que ver con que vemos a Carson Palmer, su quarterback titular, al borde del retiro. No es el primer año que esto sucede. Con él, el juego de ataque del grupo se ha ido yendo por el sumidero. Ayuda que el cuerpo de receptores ha ido quedándose en nada alrededor de Larry Fitzgerald que, leyenda como es, no está convirtiéndose en más joven año a año.
La defensa sí que resulta excitante y con jugadores provenientes del draft que producen ilusión y ganas de verles jugar. Sin embargo, dos pérdidas tan tremendas como las de Calais Campbell y Tony Jefferson, que volaron este año en la agencia libre, les hace más vulnerables.
Todo sumado nos dan pocas opciones a la esperanza... salvo por David Johnson. El corredor es una genuina superestrella de la liga y alguien en quien confiar la mayor parte de las yardas de un equipo.
Que se lesione en la primera jornada, con una muñeca rota, y eso le haga pasar por el quirófano para volver en doce semanas, como mal menor, o para Navidad, que serían quince semanas y es lo que dijo ayer el entrenador Bruce Arians, es un drama para los Arizona Cardinals. Ocurre que, por lo dicho antes, no son de los que cuentan de verdad como aspirantes a anillo, al menos a priori y, por lo tanto, siendo una noticia horrorosa, no es de las que cambian la jerarquía de la liga.
Ahora bien, en Fantasy, ay, en Fantasy lo cambia todo. Porque David Johnson es el jugador más escogido en el número uno de casi todas las ligas y, ahora, sus propietarios se tienen que estar devanando los sesos para sustituirle y para no verse abocados a jugar en inferioridad de condiciones. Es esto lo que ha llevado a más lloros, lamentos, duelos y quebrantos.
La Fantasy y la realidad. La NFL convive estupendamente con ambas. Y los aficionados, también. Incluso aunque veamos como la ausencia de un jugador estelar causa más destrozos emocionales en el juego ficticio que en el real. Esa es la verdadera, y fantástica, realidad.