Aaron Rodgers hace magia y los rivales deberían saberlo
El quarterback de los Green Bay Packers se pasó toda la segunda mitad del partido contra los Seattle Seahawks aprovechando jugadas sin riesgo.
A poco más de veinte segundos para concluir el tercer cuarto del partido entre los Green Bay Packers y los Seattle Seahawks, los primeros, que jugaban en casa, ganaban por siete a seis. Siete puntos. El ataque comandado por Aaron Rodgers, para algunos de nosotros el mejor jugador de la NFL y para todos uno de los dos mejores, había sido incapaz de anotar un sólo punto en la primera mitad y llevaba penando todo ese tercer cuarto. Enfrente, un morlaco del tamaño de la defensa de los Seahawks.
De repente, en la tele se vio a Rodgers hacer gestos a sus compañeros y, como por arte de magia, todos se colocaron en sus posiciones a la velocidad del rayo. Los comentaristas americanos, sin perder un segundo, dijeron que eso pintaba a touchdown. En la redacción todos dijimos "eso va a ser touchdown". Rodgers cogió el balón, miró sin esfuerzos y puso el balón en las manos de Jordy Nelson, emparejado con un pobre linebacker, y anotaron los seis puntos que finiquitaban un partido tan duro y complicado.
¿Magia? Pues sí, porque hay que ser un mago para aprovechar este tipo de jugadas una y otra vez, cuando todos los que estamos viendo el partido sabemos lo que venía cuando comenzó la danza mortal del ataque. Pero también mucho, mucho trabajo e inteligencia.
Porque lo que había pasado es, como tantas decenas de veces antes, que Aaron Rodgers había pillado a la defensa rival en calzones al intentar cambiar jugadores. Cuando vio que uno de los enemigos abandonaba el campo supo que tendría unos instantes para poner el balón en movimiento y pillarles con doce hombres en el campo. Y, en ese caso, la jugada sería libre, esto es, podría poner el balón en la end zone que sólo podían pasar dos cosas: o touchdown o primer down asegurado. Así cualquiera ¿eh?
Pues no, cualquiera no, sólo Rodgers de manera continuada, casi en cada partido. Una orden tienen los jugadores del ataque de los Packers que al grito de su QB en esas circunstancias ejecutan el movimiento de forma automática, veloz y letal. De ahí que la defensa no sabe casi ni lo que está pasando hasta que seis puntos se suman en el marcador contrario.
Hizo otras tres más, provocando salidas falsas de la defensa. Una acabó con una intercepción de Earl Thomas... que se convirtió en un primer down para los Packers, claro. El maestro, el amo y señor de las jugadas gratuitas, sin riesgo, que acaban en touchdown mucho más a menudo de lo que cualquier otro equipo puede soñar.
Es una de las características más importante de Aaron Rodgers que, gracias al trabajo coordinado, también se ha convertido en una seña de identidad de todo el ataque de los Packers. Incluso ante una defensa de los Seahawks, tan magnífica, es capaz de sacar de la chistera un par de trucos de esos que decantan partidos. Será magia.