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No solo los Patriots perdieron su identidad en la semana 1

Atlanta y New England disputaron la última Super Bowl y en las quinielas de un buen porcentaje de aficionados llegaban a septiembre como máximos favoritos para jugar la de 2017. Como todos los años, esperamos el inicio de la temporada conservando en la retina las imágenes de unos meses antes, y aunque el paso por el desierto de la offseason es muy largo, tendemos a pensar que los equipos que veremos serán más o menos los de unos meses antes y todos los cambios y fichajes no tendrán un impacto demasiado grande.

Entonces llega la semana 1, el desconcierto general, la sobrerreacción y el vértigo por pensar que todos los castillos que habíamos construido en nuestra cabeza se han derrumbado a las primeras de cambio. Y más cuando el campeón sale derrotado, y casi aplastado por los Chiefs, y Atlanta sufre hasta el último segundo para superar a unos Bears que podrán parecer esperanzadores, pero que este año en teoría juegan en una liga distinta que Atlanta.

Eagles y Redskins

En realidad, no es tanto ni tan calvo. Y después de ver los partidos de la primera tanda del domingo, lo único claro es que la mayor parte de los equipos están muy verdes y, un año más, la pretemporada real de la NFL se disputa durante el mes de septiembre y hasta dentro de tres o cuatro jornadas no veremos de verdad a los equipos en todo su esplendor. Un ejemplo de esto fue el partido entre Redskins y Eagles, en el que sin entrar la victoria de Philadelhia, se fueron intercalando los despropósitos en ambos conjuntos con jugadas geniales, sobre todo de Went, para que la sensación que nos quedó tras el pitido final fuera la de un caos sin orden ni concierto. Y esos dos equipos no son los únicos que necesitan bastante rodaje para que podamos dar una opinión clara sobre ellos.

Patriots y Chiefs

Sin embargo, y aunque sea una vuelta al partido del jueves pasado, hay otros equipos en los que parece claro que el guion inicial no funciona y deben hacer una profunda reflexión sobre el camino a seguir. La derrota de New England en el partido que abrió la temporada tuvo su origen en un extraño planteamiento por parte de Belichick y sus secuaces. El equipo que más ha mimado el reloj en los últimos quince años se empeñó en despreciarlo y jugar con una verticalidad y una prisa suicidas. Durante todo el partido, tuve la sensación de que buscaban montar su tradicional nube de avispas veinte yardas más allá de su distancia razonable. Y se encontraron con que Kansas City les ganaba con las mismas armas que habían servido a los de Boston para imponer su dictadura durante el siglo XXI. Los de Andy Reid acumulaban jugadores en rutas cortas que se entrecruzaban de forma diabólica para volver loca a la defensa de Patricia y ganar muchísimas yardas después de cada recepción. Los receptores de McDaniels se acumulaban en la media y larga distancia para obligar a Tom Brady a lanzar balones muy largos y comprometidos y completar el 44,4% de sus pases. Hay que remontarse a 2005 para encontrar un partido de Brady con menos porcentaje de completados. Y fue en la semana 17 cuando estaban clasificados y solo saltó al campo en unas pocas jugadas.

¿Ha llegado entonces el momento de poner una interrogación sobre Tom Brady y su edad? Ni mucho menos. La pregunta es por qué New England despreció el reloj así cuando siempre ha sido su mejor aliado. No me creo que las lesiones en el grupo de receptores les estén obligando a cambiar su estilo. Será interesante ver si en los próximos partidos recuperan su estilo habitual y sacan más partido de un backfield en el que no vimos ninguna de las soluciones revolucionarias que esperábamos.

Todo lo contrario sucedió con los Chiefs que, sin pretender llegar a conclusiones precipitadas, volvieron a demostrar la misma solidez de siempre pero tuvieron en Hill y Hunt dos armas que pusieron la explosividad que casi siempre hemos echado de menos en la franquicia de Misuri en los últimos tiempos.

Texans y Jaguars

Volviendo a los partidos de la primera tanda del domingo, tampoco creo que sea precipitado llegar a la conclusión de que este año a los Texans no les va a valer con la defensa. Lo de Tom Savage no es cuestión de un día. Todos sabíamos que era muy malo y ante los Jaguars solo ha confirmado que no puede ser titular en un equipo de la NFL ni de forma provisional. El paso delante de Deshawn Watson ha llegado antes de lo esperado. Ya tuvo que ser llevar la batuta del ataque en la segunda mitad, y aunque esta sí puede ser una conclusión precipitada, parece demasiado verde para tanta responsabilidad.

Y ya puestos, otros que no han sorprendido son los Jaguars. 39 carreras contra 21 pases, que lo prometido es deuda. A Fournette le espera una temporada intensa de rookie y ha debutado con 100 yardas y un touchdown. Todavía es muy pronto para saber si la fórmula funcionará, pero está más que claro que ese será su guion y que lo seguirán hasta la muerte.

Raiders y Titans

También ha quedado claro que Derek Carr sigue siendo el alma de los Raiders, que recuperaron la pegada en cuanto su quarterback volvió a estar a los mandos. Me provoca muchas más dudas Marshawn Lynch, que tiró de veteranía y aún conserva su juego de piernas, pero que tuvo que suplir con picardía cierta falta de velocidad. Veremos si según avanza la competición va mejorando con el rodaje o resulta más evidente su posible decadencia. Y sin salir de ese partido, no tengo tan claro que la nueva filosofía atacante de los Titans sea tan buena idea. Mariota intentó 41 pases y entre Murray y Henry solo sumaron 18 carreras. Estos Titans se acorazaron el año pasado alrededor de su juego terrestre y les funcionó. Una cosa es que en 2017 esperáramos el paso adelante definitivo de Mariota y otra muy diferente es verle adoptar un papel excesivamente protagonista que el equipo no necesita.

Primera semana de la NFL y días de sobrerreacción. Es buena idea no sacar demasiadas conclusiones precipitadas, pero también es el momento de que los equipos analicen si han acertado en el camino a seguir para tener éxito en la temporada 2017.