NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BALONMANO

¿Qué fue de Didier Dinart, la Roca impenetrable francesa?

Es el seleccionador francés, campeón del mundo este año, y reside en Ciudad Real donde se estableció en 2003: trabaja 'on line'
Canelo - Golovkin: combate en Las Vegas

Madrid
¿Qué fue de Didier Dinart,
la Roca impenetrable francesa?

Era La Roca cuando jugaba porque contra él se estrellaban los atacantes y no permitía que pasase la pelota. Didier Dinart (1977) era el tipo duro de la selección francesa, y del Montpellier con el que ganó la Champions famosa al Portland San Antonio, cuando Mateo Garralda clamó contra aquel arbitraje que le había sustraído la salud con la remontada de más de 10 goles en la vuelta cuando las finales se jugaban a dos partidos.

Dinart, antillano, de la isla de Guadalupe en el Caribe, departamento ultramar francés, ya era internacional galo a los 19 años, con lo que bien se puede decir que ha vivido en primera persona los éxitos de Francia, como Omeyer, con el portero que más años ha coincidido.

En 2003 Domingo Díaz de Mera le fichó para el Ciudad Real cuando ya era un especialista en defensa, de la defensa más dura del mundo, como era la francesa, con Guille de compañero en un tándem espectacular. Y en Ciudad Real se ha establecido, por más que haya tenido salidas a Madrid, en el Atlético, y a Paris para seguir jugando. De esto tiene la culpa la tranquilidad de la capital manchega, y una peluquera local con un negocio de belleza con quien vive desde entonces.

De 2003 a 2011 fue uno de los hombres importantes del Ciudad Real, incluso en España evolucionó en su juego, y del contacto físico como arma principal, paso a ser un defensor que se anticipaba al rival, que le llevaba a situaciones en las que ya no sólo le acobardaba por su físico, sino porque le dejaba sin líneas de pase. Es decir, aprendió otras sutilidades del juego para ser más versátil como La Roca con más dimensiones.

Con el Ciudad Real lo ganó todo, y se hubiese quedado allí para siempre, pero el equipo se trasladó a Madrid, siguió con él (aunque seguía en Ciudad Real y sólo se desplazaban el fin de senana), estuvo un año, y acabó otra temporada más en París, donde pensaba seguir, hasta que le llamó Claude Onesta para ofrecerle el puesto de ayudante en la selección. No se lo pensó en exceso, y adelantó su retirada de las pistas y de Francia, con la que había ganado Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos. No hay muchos jugadores en la historia del balonmano que tengan un currículum tan exitoso.

Para Dinart las nuevas tecnologías han sido una bendición. Gracias a ellas puede trabajar desde Ciudad Real para estar en contacto con todos los jugadores franceses de la selección, repartidos por varios países (cuatro juegan en España, en el Barcelona). Y para él es una suerte, porque en Ciudad Real juega al balonmano uno de sus hijos, con los hijos de Julio Fis, otro de los que pasaron por el Ciudad Real y se quedaron por ahora para siempre, como también Rolando Urios, aunque el hijo del pivote ya juega en el balonmano alemán.

Y allí, en La Mancha, tras la plata con Francia en los Juegos Olímpicos de 2016, Dinart preparó el Mundial de 2017 ya como primer responsable de los franceses y como sucesor de dos mitos, Costantini y Onesta. Y no le ha ido mal ese trabajo a distancia y en on line: medalla de oro, campeón del mundo, y con una vida tranquila. La semana pasada, con la Supercopa en el Quijote Arena, se dejó ver como un aficionado más en el pabellón de sus grandes éxitos: mantiene la misma figura, podría seguir jugando, y sólo las canas avisan del paso del tiempo, aunque no se puede decir que se le vea estresado..