Anquan Boldin se retira para centrarse en su activismo
El receptor no ha aguantado ni quince días en los Buffalo Bills porque quiere dedicar su vida a causas sociales y porque el football ya no es su prioridad.
Anquan Boldin ha decidido retirarse de la NFL. Lo hace tras pasar poco más de diez días en el campo de entrenamiento de los Buffalo Bills. El jugador ha decidido poner punto y final a su muy brillante carrera sin comenzar la temporada si quiera.
Boldin ha explicado que el football ya no es su prioridad, su principal pasión, y que eso le obliga a ser honesto con el equipo y a decirles adiós. Cuenta el veterano receptor que hace ya un par de años que viene madurando la idea de dedicarse a la lucha por los derechos humanos y el activismo a tiempo completo, y que los acontecimientos de Charlottesville (Virginia), en los que falleció una mujer tras el ataque terrorista de un nazi supremacista blanco, y los incidentes que se originaron con una marcha de individuos de esta ideología en la ciudad, han sido la guinda definitiva a su forma de pensar.
"El football es la forma suprema de unión de este país. No importa nuestra raza, nuestra religión, nuestras opciones en la vida ni en el campo ni en el vestuario", ha dicho Anquan Boldin para expresar que quiere que el país, Estados Unidos, vuelva a unirse y cure sus graves heridas actuales derivadas del racismo y el odio.
No habla por hablar el ya ex jugador. Su compromiso con las labores sociales es conocido e intenso desde hace años. Tiene una fundación con la que ayuda a chicos desfavorecidos para que puedan estudiar y estuvo en Etiopía trabajando sobre el terreno junto a su mujer por ayudar a pueblos de la zona en sus necesidades más inmediatas.
Anquan Boldin, dentro del campo, ha sido uno de los mejores receptores de su era. Lento y pesado ya desde la universidad, nunca tuvo el marchamo de wide receiver estrella. Ni falta que le hizo. Su ética de trabajo, sus excepcionales manos, su forma perfecta de correr las rutas, su capacidad para aportar al equipo en cada jugada estuviese él o no como foco del balón, le convirtieron en un tipo adorado allá donde ha jugado.
Primero fue en los Arizona Cardinals. Entre 2003 y 2009 dejó allí su maestría, sus mejores años, y desde el 2004 formó una pareja con Larry Fitzgerald que rozaba la perfección. Pocas veces se han visto dos receptores tan bien compenetrados y que dominasen tantos recursos juntos como ellos. Si Fitzgerald era la explosividad y la amenaza profunda, Boldin era el hombre que movía las cadenas y desgastaba el centro de las defensas. Juntos eran imposibles de defender. Con Kurt Warner de QB, en la temporada 2008 se metieron en la Super Bowl XLIII, que perdieron contra los Pittsburgh Steelers.
Fichó por Baltimore Ravens en el año 2010 y en la temporada 2012 alcanzó el ansiado anillo en la Super Bowl XLVII, que ganaron a los San Francisco 49ers. Justo ese sería su siguiente equipo, al que iría el año siguiente; allí viviría en primera persona las grandes batallas de la escuadra de Jim Harbaugh contra la Legion of Boom y los Seattle Seahawks. El año pasado en los Detroit Lions y estos diez días con los Buffalo Bills completan su curriculum.
En total, Boldin consiguió 1.076 recepciones, 13.779 yardas aéreas y 82 touchdowns. Es el noveno jugador en la historia en número de recepciones. Y, sin duda, más allá de los números, un favorito de muchísimos aficionados que vieron en él la imagen del receptor currante, nada diva, capaz de hacer mejor a sus compañeros de equipo siempre. Un ídolo se nos va.