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New York Jets

El atleta de la NFL que descubrió la vida al dejar el alcohol

Austin Sefarian-Jenkins está teniendo una segunda oportunidad en su vida, en los New York Jets, y está dispuesto a aprovecharla al máximo.

El atleta de la NFL que descubrió la vida al dejar el alcohol

Contadme entre aquellos que pueden ser señalados como tontos por haber pensado que Austin Sefarian-Jenkins merecía ser primera ronda del draft de la NFL. Es más: contadme entre aquellos que pensaban que sería una gran estrella.

En plena época de explosión del puesto de tight end, en la universidad de Washington jugaba este chico que, desde un punto de vista físico, lo tenía absolutamente todo para dominar la posición. Vi mucho a aquella universidad, y pensé que no había riesgo con él. Lo pensaron también en los Tampa Bay Buccaneers y apostaron sin dudar.

Ya por entonces se sabía que había sido detenido por conducir borracho pero, en fin, uno de tantos jóvenes que jugan el football en la NCAA, que son buenísimos, y que se creen con derecho a cometer errores.

El problema, como descubrieron los Buccaneers en seguida, y los demás un poco después, es que Sefarian-Jenkins estaba enganchado al alcohol. Tanto como para volver a ser detenido por la misma falta, la de conducir bajo los efectos de la bebida, y eso le costó el despido y el ser sancionado por los dos primeros partidos de esta temporada 2017.

No es que no hubiese dado suficientes motivos para cortarle antes: poco profesional, indisciplinado, siempre por debajo de las expectativas, en mal estado físico... la detención sólo hizo más fácil la decisión de los de Tampa Bay.

Cuando los New York Jets le dieron una nueva oportunidad el año pasado la sensación fue un poco de tiro al aire de una franquicia que, ahora mismo, está muy perdida y con la mirada puesta en el draft de 2018, que se dice pronto desde agosto de 2017. Y, sin embargo, quizás hayan encontrado algo de valor.

Porque Sefarian-Jenkins ha escrito un artículo en el New York Daily News en el que asegura que lleva siete meses sin probar una gota de alcohol y que jamás se ha encontrado mejor en su vida.

El texto es emocionante desde un punto de vista humano. Un tipo que lo tenía todo, que todo lo echó a perder y que, ahora mismo, exuda optimismo y felicidad. Pero más aún por la vida que por su carrera. Cuenta como le sobran horas por el día y que las quiere dedicar a hacer trabajos extra, entrenar más, pasear... ser feliz, en general.

Está muy lejos el gran tight end de volver a ser un jugador respetado en la liga. De hecho, y sabiendo que volverá en la semana tres de competición, está lejísimos de ser considerado algo más que un gran fallo de evaluación de los Buccaneers en el draft y un fracaso tremendo. Sí, pero dan ganas de creerle; no en el hecho de que lleve sin beber siete meses, sino en el de volver a ser un atleta de élite. Una historia más a seguir en esta temporada de la NFL que se nos acerca en el horizonte.