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ATLETISMO | ¿QUÉ FUE DE...?

Moses: de vallista invencible a bronce mundial en bobs

El mejor especialista en 400 metros vallas nunca trabajó como ingeniero en cabezas nucleares: una leyenda debida a un nombre idéntico.

Edwin Moses, en su época de máximo esplendor y en la actualidad.

Edwin Moses encadenó 122 victorias consecutivas en los 400 metros vallas, lo que le valió el apelativo de El Invencible. Perdió en Madrid, en el Estadio Vallehermoso, después de nueve años, nueve meses y nueve días sin conocer la derrota. Un mito del atletismo. Físico e ingeniero, pero no experto en cabezas nucleares, como se ha dicho, es ahora la cabeza visible de la Fundación Laureus.

Moses nació el 31 de agosto de 1955 en Dayton (Ohio, Estados Unidos) y todavía está considerado como el mejor corredor de la historia en 400 metros vallas, aunque el récord ya no le pertenezca. Se inició como atleta en los 110 metros vallas, pero en 1976 cambió a los 400 con obstáculos, ganó su plaza para los Juegos Olímpicos de Montreal en los exigentes Trials estadounidenses y en la ciudad canadiense arrolló a sus adversarios, siendo aún un novato, y batió el récord del mundo. Nació una leyenda. Y un atleta que era capaz de compatibilizar la élite mundial con estudios también de élite y con notas brillantes.

En los Juegos de Moscú 1980 no pudo actuar, porque el gobierno de James Carter decretó el boicot, en represalia con la invasión soviética de Afganistán. Era el gran favorito. Se desquitó cuatro años después, en Los Ángeles, con otro récord de mundo.

Era el atleta imbatible por excelencia, hasta que en el verano de 1987 fue vencido por su compatriota Danny Harris. En Vallehermoso. La grada, abarrotada, gritó “¡Moses, Moses, Moses!” y la vuelta de honor la dio Edwin, el derrotado, en lugar de su rival, que no mucho tiempo después sucumbiría a las garras de la droga.

Sin embargo, ese mismo año volvió a ser campeón del mundo en Roma, en la final más brillante de todos los tiempos. En Seúl, al año siguiente, consiguió el bronce, y se retiró. Tenía 33 años y supo ver que aquel era su punto y final.

¿Y aparte del atletismo? En 1979 abandonó su trabajo en General Dinamics, donde trabajaba como ingeniero, para intensificar su entrenamiento. Por cierto, nunca trabajó con cabezas nucleares. La confusión se debe a que uno de los mejores expertos norteamericanos en este tema lleva su mismo nombre. En los años ochenta colaboró con agencias antidopaje para evitar el juego sucio (junto a Sebastian Coe, actual presidente de la Federación Internacional, entre otros).

En 1990, dos años después de retirarse del atletismo, participó en la Copa del Mundo de bobs y fue medalla de bronce en Winterberg (Alemania), junto a su compañero Brian Shimer.

Se dedica a dar conferencias y charlas por medio mundo y es la cabeza visible de la Fundación Laureus desde el año 2000, entidad que otorga cada año los Oscars a los mejores deportistas mundiales.

Es vegetariano y tiene un hijo, llamado William, de 21 años, fruto de su matrimonio con Michelle Moses.