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Oakland Raiders

El problema que supone Donald Penn para los Oakland Raiders

El veterano left tackle, de 34 años de edad, sabe que no le queda mucho tiempo en la NFL y quiere sacar todo el rendimiento económico posible.

El problema que supone Donald Penn para los Oakland Raiders

Varios son los jugadores que han comenzado los training camp de la NFL suspirando por un nuevo contrato y ejerciendo medidas de presión bien para demostrar su desencanto bien para obligar a su equipo a negociar. Le'Veon Bell, al que no le queda más remedio que jugar esta temporada con la etiqueta de "jugador franquicia", aún no ha firmado y no se ha presentado a entrenar; Odell Beckham quiere ser el mejor pagado de la NFL y los Giants no saben hasta donde llegar para tenerle contento; Aaron Donald aspira a lo mismo que Beckam y los Rams ya han dicho que le van a soltar la gran morterada, aunque de momento el jugador está en huelga; Duane Brown, de los Texans, anda presionando por un nuevo contrato.

De todos ellos, no obstante, creo que el caso más sensible es el de Donald Penn. El left tackle de los Oakland Raiders está en una posición diferente a los anteriores y por eso su caso me parece crítico por dos vertientes diferentes: la del jugador y la del equipo.

El jugador

Donald Penn no se parece a los casos citados en el primer párrafo porque no estamos hablando de uno de los mejores de la liga en el puesto o de alguien que esté pagado por debajo del mercado debido a que esté aún en su contrato rookie. No. Penn tiene 34 años y es un veterano de mil batallas que sabe que su gran tiempo ya pasó.

Sin embargo, también es consciente de que le queda muy poquito tiempo en la NFL y quiere capitalizar lo que le reste con el máximo dinero posible. Es probable que no pensase que le pasaría este tren por delante ya, pero resulta que es pieza fundamental de una linea ofensiva soberbia y eso le da capacidad para negociar.

Tiene contrato por este 2017 a razón de 6,1 millones de dólares, sin duda muy por debajo de lo que cobran los left tackles élite. Podría jugar este año pero, siendo como es la liga, lo lógico es que los Raiders estuvieran tentados de no renovarle en marzo del año que viene y de usar el draft para cubrir el puesto. Que 35 años son muchos. Y eso sin contar con que la temporada de Penn sea así o asá.

El jugador, con buen criterio, opina que es justo ahora cuando tiene la capacidad negociadora más alta. Tras haber sido un buen jugador en 2016, con la OL situada en el top cinco de la liga, sin alternativas de mercado ya metidos en los training camp y con serias aspiraciones de Super Bowl, todos los astros se alinean para que se le tenga que escuchar.

El equipo

El problema es que el equipo ya es el segundo de la liga que más gasta en la OL, sólo por detrás de los Cleveland Browns, y dedica nada menos que un 28% del espacio salarial en la unidad. Osemele, Hudson y Jackson son pagados como los grandes jugadores que son y queda poco resquicio para más dispendios en el grupo. Máxime si tenemos en cuenta que Derek Carr ya ha sido agraciado con el mayor contrato de la historia de la NFL y que Khalil Mack y Amari Cooper vienen con intenciones similares para años venideros.

Así que comprometer mucho más dinero les va a ser complicado. Quizás un dinero similar por un par de años sea más factible. Porque lo que es seguro es que la ausencia de Donald Penn les haría un roto. Esa gran OL, que lo es, flaquea por los costados. El RT es su puesto más flojo y si a eso le sumásemos la potencial ausencia del LT titular, donde en teoría jugaría David Sharpe (cuarta ronda de este año), convertiría la protección exterior de Carr en una quimera y daría al traste con la enorme inversión en el interior de la línea.

Es una situación muy compleja y con implicaciones claras en el juego de uno de los grandes aspirantes a derrocar a los New England Patriots en la AFC.

La solución tendrá que llegar en breve. Ambas partes son conscientes de lo delicado del equilibrio entre los deseos de uno y las necesidades de los otros. Nadie puede ponerse demasiado estricto en estas negociaciones porque todos tienen mucho que perder.