África Sempere: "De la lucha con el cáncer salí más fuerte"
De niña le diagnosticaron una leucemia, que superó tras dos años duros. Ahora, a los 24, es una de las pivotes en la lista de próximas Guerreras
África Sempere (1992) hace tres años que salió del Elche, para jugar en Noruega (Fredrikstod) dos campañas, y la última en el Atlético Guardés con el que ha ganado su primera Liga. Pivote bajita (1,67 metros), ha terminado la concentración con la Selección B, y antes de regresar a Galicia ha pasado por la Torrellano Cup, en la que ha sido la estrella del 2017.
-¿No le parece que con un año tan intenso debería descansar?
-La Torrellano Cup es muy especial para mi. Soy de Torrellano, y he jugado muchos torneos, y siempre con las amigas de toda la vida. Claro que tengo que descansar, pero para mi es un cita obligada; eso sí, sin meterme en líos porque ha que evitar las lesiones. Es como la vuelta a casa por Navidad, aunque sea en verano.
-¿Y por qué no regresa al Elche?
-Cuando me fui a Noruega lo hice por lo que representaba, actuar en una competición y en un país donde el balonmano femenino es líder. Bajamos el primer año, y seguí uno más para ascender, y no lo conseguimos. Por eso volví, al Atlético Guardés, con el que he ganado la Liga, Claro que me gustaría jugar en casa, porque soy muy familiar, pero con lo que pagan prácticamente no me cubre los gastos de desplazamientos. En Galicia soy una profesional del balonmano, tengo un contrato laboral por el que cotizo a Hacienda, y además me pagan el alojamiento. A otras jugadoras incluso la comida en un restaurante, pero a mi me gusta cocinar yo, controlar lo que como y toda esas cosas. La cocina no se me da mal.
-¿Sólo se dedica al balonmano?
-Y estudio. En Noruega empecé con el inglés, porque era mejor inversión que el danés. Sigo con eso y con educación física.
-¿Por qué se dedicó al balonmano?
-En realidad, yo empecé con el judo (la campeona Isabel Fernández es de Torrellano, como ella), pero los médicos me dijeron que debería buscarme un deporte no tan exigente. A los ocho años me diagnosticaron una leucemia, y fue una temporada muy dura, especialmente para mis padres y para mi hermano. Recuerdo que llegaba a casa siempre cansada, sin motivo, y por eso me llevaron al médico. Y ahí empezó todo. Con la edad que tenía no era consciente de cómo estaba; sólo, que se me caía el pelo con la quimioterapia. Y como iba al colegio a rachas, pues lo pasaba mal, porque los niños, por ejemplo, me decían que estaba muy fea sin pelo. Ni ellos ni yo éramos conscientes. También lo tuvo que pasar mal mi hermano, porque fueros meses en los que mi padres se volcaron conmigo, porque lo necesitaba más, y a lo peor se olvidaron un poco de él, mayor que yo, que también necesitaba sus mimos. Por fortuna tanto él como yo lo hemos superado, y lo hablamos con normalidad. Tengo la impresión de que de la lucha contra el cáncer salí más fuerte.
-¿Y lo de ser pivote con 1,67 metros?
-Cosa mía. Yo jugaba de todo en la primera línea, pero un día nos faltaba el pivote y voluntariamente me decidí a jugar en ese puesto, Metí ocho o nueve goles, y bueno, llamé la atención y hasta hoy.
-¿Y no le parece que se queda pequeña para los pivotes actuales?
-He hablado con el nuevo seleccionador, y sé que Carlos Viver cuenta conmigo como una posibilidad. Mi juego no es el habitual de los pivotes grandes, y aporto otras cosas, como la movilidad, abrir huecos con los desplazamientos, sacar a la defensa de su posición. Cada jugar se adapta según sus posibilidades.
-Ha ganado la Liga con el Atlético Guardés ¿casualidad o calidad?
-Creo que tenemos un buen equipo. En la Copa de la Reina nos faltó la mentalidad y la experiencia del Bera Bera o el Rocasa, pero esta temporada seremos aún más fuertes. Respecto a los otros aspirantes, el Bera Bera, el Rocasa y el Zuazo han cambiado sus plantillas, mientras que nosotros sólo hemos perdido a una jugadora y nos hemos reforzado. Vamos a dar guerra, seguro.