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Johnny Manziel considera que aún puede volver a la NFL

El que fuera quarterback de los Cleveland Browns echa de menos una competición que jamás se tomó en serio y pretende regresar a ella este mismo año.

Johnny Manziel considera que aún puede volver a la NFL

Johnny Manziel quiere regresar a la NFL. Así lo ha declarado al periódico Dallas Morning News. Resulta difícil imaginar que ningún equipo le vaya a ofrecer un puesto para pelear por seguir siendo profesional, pero lo cierto es que para alguien con talento siempre parecen existir segundas y terceras oportunidades.

Manziel es una enorme estrella del football en el estado de Texas y, por extensión, en todo Estados Unidos. Jugó para la universidad de Texas A&M y, allí, se ganó a la afición. Su estilo imprevisible, excitante, casi que alocado, le llevó a conseguir el sobrenombre de "Johnny Football" y vivió momentos inolvidables como la victoria en 2012 sobre la todopoderosa Alabama.

Con una fama inmensa, se vio envuelto en varios escándalos en su época universitaria. Amén de las fiestas, el alcohol y las chicas, que dejaban entrever su poca afición por la profesionalidad pero que tampoco eran nada ajeno a otras grandes estrellas universitarias, lo que más disgustó fue un oscuro negocio de venta masiva de fotos autografiadas. Fue suspendido, fue sentado en algunos primeros cuartos de partidos. De todo hubo en su carrera en los Aggies.

Llegó el draft de 2014 y el debate sobre su verdadero nivel se intensificó. Cuenta la leyenda que Jerry Jones, el dueño de los Dallas Cowboys, tuvo que ser refrenado por todos sus asesores, ejecutivos, hijos y yernos disponibles porque su única intención era hacerse con el hijo favorito de Texas para ser el heredero de Tony Romo. En su lugar, los Cowboys escogieron al absolutamente nada sexy Zack Martin, un guard, lo que llevó a una miriada de quejas y lloriqueos por parte de los fans del equipo.

Huelga recordar que la historia ha sido implacable con este movimiento, uno de los mejores y más importantes, tanto por lo que sumaron como por lo que evitaron, de los tiempos modernos de la mayor franquicia deportiva de Estados Unidos.

El caso es que, pobres, los que se llevaron al estrellón fueron los Cleveland Browns. Y en los dos años que estuvo con ellos se convirtió en uno de los grandes fracasos de la década. Borrachín, impuntual, con problemas legales entre él y su pareja por presuntas agresiones, mal compañero, ajeno a cualquier concepto de profesionalidad o disciplina, centrado en seguir explotando el dinero de su padre y el que él mismo consiguió con su contrato rookie (7,7 millones de dólares garantizados), jamás se estableció en la NFL y acumuló, como no, suspensiones tanto de la liga como del equipo, estas internas.

Ahora, tras comprobar que nadie le ofrecía una oportunidad en la campaña 2016, ha salido a decir que le ha sentado muy bien el año en blanco y que le ha valido para darse cuenta de lo mucho que echa de menos el football, incluidos los training camp o las OTAs, que con tanto ahínco afrontó en sus años como profesional (no). Y lo dice como si hubiese sido una decisión y no una consecuencia de sus actos, claro.

Tiene Johnny Manziel todo el derecho del mundo a decir que ha cambiado, que entiende que cometió mucho errores y que no volverán a suceder. Tienen, así mismo, todos los equipos de la NFL el derecho a entender si eso es plausible o no. Pero, como siempre, sólo hace falta una persona que le crea, sólo una situación desesperada, sólo un entrenador con el agua al cuello que no sepa qué hacer, para ofrecerle una oportunidad más de estar en un equipo de la NFL. Sean Payton, de los New Orleans Saints, ya se sentó a cenar con él para charlar y ver como se encontraba. No me sorprendería si, a mitad de agosto, en algún campo de entrenamiento donde todo pinte a catástrofe alguien pegue un telefonazo al agente de Johnny Football, porque el talento tiene mil vidas.