JUEGOS MUNDIALES DE TRASPLANTADOS
En memoria de Pablo Ráez: descubriendo a los ‘siempre fuertes’ de Málaga
AS vive desde dentro los primeros Juegos Mundiales de Atletas Trasplantados celebrados en nuestro país, que finalizaron ayer en Málaga.
Están entrenados para pelear, disfrutan cada minuto de sus vidas y todos se sienten muy afortunados por el regalo que han recibido. Son trasplantados. Y también son deportistas. Todos con un sexto sentido de lo más especial. El del agradecimiento eterno a su donante combinado con el de la responsabilidad social de cuidar el órgano que les ha dado una segunda oportunidad.
Esta semana Málaga se ha sentido su capital. Más de 2.000 atletas y sus familias han viajado desde el último rincón del planeta para unirse a los XXI Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados, los primeros celebrados en nuestro país. “Tengo los sentimientos a flor de piel. Estoy muy contento por las caras de alegría de la gente, porque nuestras familias nos están esperando, por el mensaje de la donación y toda la repercusión mediática“, cuenta José López, vicepresidente de la Asociación Deporte y Trasplante España. Lo hace justo antes del desfile de los 52 países con representación en estos Juegos junto a la plaza de toros de La Malagueta, que durante toda la tarde bullirá de alegría. “Es la fiesta de la vida”, concluye Gerardo Reyna, trasplantado de riñón y también miembro del equipo español.
La emoción se desborda con los atletas en la arena y el izado de la bandera de los Juegos por Ana y María, las benjaminas del equipo español, donante y receptora de médula. Antes la grada vibra con el homenaje a Pablo Ráez, el joven malagueño fallecido en febrero por una leucemia y que hizo de su lema ‘siempre fuertes’ la mejor campaña en tiempo a favor de la donación. Porque su bíceps izquierdo es ya el bíceps de todos y no pierde fuerza. Merece un largo y sentido aplauso de la grada. Su mensaje sigue calando. Las donaciones de médula se han incrementado en un 80 por ciento en Andalucía (de 300 mensuales a 2.000) y los expertos confirman que sigue teniendo incidencia en todo el país.
Pablo Ráez no está solo
Málaga rebosa estos días de luchadores convencidos de la importancia del mensaje de la donación y de los beneficios del deporte para su calidad de vida. Las suyas son historias de superación y sensibilidad. Ninguno teme abrirse y mostrarse tal y como es. Como Paki Silva, la ciclista trasplantada de hígado que idolatra a Indurain y pedalea con el corazón. Como Joaquín Lacón, el maratoniano que quema kilómetros en Alcalá de Henares, hace sudar la gota gorda a los más jóvenes y colecciona oros. Como Fran Sanz, el trasplantado sin límites más joven en completar un Ironman, embajador español del programa Fit for Life! (Entrenado para la Vida). Como Manuela García, una nadadora excepcional que desborda emoción recién salida de la piscina. Como María José Moscoso, Juanvi, Mainer, Arconada, Carrasco… Como cada uno de los 77 atletas que conforman el equipo español y como el resto de participantes de estos Juegos.
Todos creen en el deporte como la mejor medicina. Miguel Ángel Frutos, coordinador médico de los Juegos, aporta razones claras y requisitos básicos. Y recuerda que a todos nos puede tocar. “Para participar se debe llevar al menos un año trasplantado, estar en un buen estado de salud y que los análisis reflejen un buen funcionamiento del órgano. Según la edad y el tipo de trasplante hay unas condiciones específicas que incluyen un test de esfuerzo con menos de seis meses de antigüedad. El ejercicio es importante para todos, pero para los trasplantados más. Evita que ganen peso, diabetes, hipertensión y hace que el trasplante dure mucho más tiempo. Que mueva su trasplante, ese es el lema para todos”, sentencia.
En esa palabra cree también Juan Vicente del Álamo, que afronta su primer mundial tras un tercer trasplante de corazón. El ejercicio es parte de su terapia. “Mi caso es único en el mundo. Y sí. Siento que de alguna manera ahí arriba alguien me está protegiendo constantemente, La donación es vida”, confiesa ‘Juanvi’ junto a la pista de padel donde acaba de jugar.
Y mientras todos se desviven por los Juegos, también son muchos los que reclaman alguna ayuda para costear al menos parte de la inscripción. “Este año hemos tenido suerte porque al celebrarse aquí en España el desplazamiento era corto, pero eso no ocurre siempre”, comentan. “Hay equipos que vienen con ‘fisios', cuentan con ayudas, incluso algunos cobran por medalla… Aquí lo importante es que somos campeones en solidaridad y es verdad que no se trata de competir, pero las ayudas nunca vienen mal”, remarca algún que otro veterano. Y en seguida el foco vuelve a centrarse en la prueba que viene por delante.
Ellos son los ‘siempre fuertes’ de nuestro país. Celebran la fiesta de la vida y una segunda o tercera oportunidad. Ahora que por fin el sol vuelve a salir ya no piensan parar. Por su donante. Por sus familiares y amigos. Por ellos mismos. En memoria de Pablo Páez.