Los Colts quieren pegarse más en los entrenamientos
En Indianapolis tienen miedo de las lesiones, pero tienen mucho más miedo de ser un equipo que no es capaz de golpear, de placar, durante la temporada.
Una de las derivadas más importantes del último convenio colectivo firmado entre la NFL y el sindicato de jugadores es que los entrenamientos con contacto han caído en picado en el calendario de la liga. Los atletas entendieron que esa parte tenía que ser negociada porque, como es evidente, el football es un deporte violento y cuantas menos oportunidades de lesionarse a lo largo del año mejor.
El problema es que eso ha llevado, según no pocos analistas, a un bajo nivel en los placajes y, en general, en el nivel de fundamentos defensivos de la competición. Sea o no verdad, hay equipos que compran ese argumento y que atribuyen a la falta de entrenamientos de contacto sus males defensivos.
Uno de ellos son los Indianapolis Colts. El equipo de Chuck Pagano, esto es una realidad, ha sido una calamidad a la hora de parar a los rivales. Bien sea por falta de fundamentos técnicos, bien por falta de entrenamientos específicos, o bien porque el nivel general de los jugadores es bajo en la plantilla, lo cierto es que han sido un coladero y, a pesar de contar con una estrella como Andrew Luck, llevan años sumidos en una muy profunda mediocridad.
Este año las cosas han cambiado en la franquicia. Ryan Grigson, del que muy poco guardarán buen recuerdo en Indiana, ha dejado su puesto de general manager a Chris Ballard, un hombre con un enorme prestigio en la liga y que viene de los Kansas City Chiefs, donde pueden presumir de haber tenido, en los últimos tiempos, una señora defensa con las ideas muy claras.
Tras la llegada de Ballard, los Colts han decidido apurar al máximo el contacto en los entrenamientos permitidos para ello. El nuevo general manager ha urgido al entrenador, y éste se ha mostrado de acuerdo, a que se intensifiquen los golpes y los placajes, siempre dentro de lo legal.
Ambos hombres han declarado que entienden los riesgos, que saben que se pueden producir lesiones y, literalmente, que eso les aterroriza... pero que no pueden permitirse seguir siendo un equipo flojo.
Es arriesgado, que duda cabe, pero les asiste la razón: este deporte es puro riesgo, y para ganar no les queda más remedio que poner en la balanza la mejoría defensiva con las inevitables lesiones que se van a producir.
En los Colts ha comenzado una nueva era. Así quedó demostrado en el draft y, en general, en toda la offseason. Ahora queda claro también en lo que respecta a los campos de entrenamiento. Falta les hacía.