El waterpolo se rejuvenece y espera volver al podio
Maica García, Laura López y Rosser Tarragó, principales ausencias para el Mundial de Budapest. “Estamos centradas, cualquiera puede ganar”, comentó Oca.
La Selección femenina de waterpolo afronta las tres últimas semanas de preparación antes de que comience su andadura en el Mundial de Budapest. Después de no conseguir medallas internacionales desde 2014, el equipo de Miki Oca sufre cambios importantes para esta cita. A las ya sabidas ausencias de Maica García (por descanso) y Laura López (ya retirada), se les une la de Rosser Tarragó, que ha pasado “una temporada difícil” en Estados Unidos y el seleccionador ha decidido que no acuda.
Tres ausencias destacables: la mejor boya del mundo y dos lanzadoras de Primera. Pero para ello, el equipo español ha cambiado sus rutinas. Por primera vez, la Selección 18 días en Sierra Nevada, concentradas, con tal de trabajar en altura y cohesionar al grupo con las más jóvenes. “Al margen de la mejora de la condición física, buscábamos concentrarnos, separarnos del núcleo de siempre. Allí entrenamos, cenamos, dormimos como un equipo y convivimos. Es interesante ahora, teniendo en cuenta la incorporación de jugadoras jóvenes”, reflexiona Oca.
El CAR de Sierra Nevada sirvió para que las waterpolistas mejorarán elementos técnicos y para hacer un control exhaustivo, con analíticas y trabajos de fuerza personalizados. Además, Oca planteó dos actividades paralelas. “Un día subimos la montaña de Velleta, de más de 3.000 metros. Estuvo muy bien, es cansado, hicimos un gran ejercicio físico. No es el primer año que hacemos yoga. Las chicas deben adoptar ejercicios a su rutina, hay ejercicios emocionales que le pueden valer para antes y después de los partidos”.
La baja de Maica condiciona la manera de jugar. España solo contaría con Paula Leitón, de 17 años, como boya natural, por lo que el juego deberá ser más “dinámico”. “Hay otras variantes, como Crespi, Bach… Iremos adaptándonos con boya o más movilidad”, comenta un técnico que prevé un Mundial igualado, con los mismos nombres de siempre. “Todos los rivales han cambiado, pero al final el bloque de ocho o nueve equipos sigue siendo el mismo. Estados Unidos ganó la Liga Mundial y es el favorito. Luego tienes Italia, Rusia, Holanda, Hungría, Grecia o Canadá, que ha ido mejorando”.
Las chicas, que están encuadradas con Estados Unidos, Nueva Zelanda y Sudáfrica, esperan quedar primeras o segundas de grupo, con tal de jugarse los cuartos de final a cara o cruz, algo que no lograron en Kazán, en 2015, o en Río de Janeiro. Dos partidos, dos derrotas. “No nos afecta, igual que tampoco cuando pasábamos de ronda no nos creíamos más fuertes. Son cosas de la competición. Son equipos muy fuertes y cualquiera puede ganar. Estamos centradas, y lo que pasó no hay que tenerlo presente”.