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Las razones por las que Colin Kaepernick sigue sin equipo

El 20 de mayo de 2009 Michael Vick salió de presión después de pasar 23 meses entre rejas por estar involucrado en la organización de peleas de perros. Cuando salió de la cárcel, Tony Dungy lo recogió bajo sus alas y se convirtió en una especie de padrino empeñado en su reinserción. Dungy tenía un gran prestigio dentro de la NFL como entrenador de los Bucs y de los Colts, pero también por sus profundos valores morales y su compromiso social.

Durante semanas, tanto Dungy como una multitud de jugadores alabaron públicamente a Vick, recomendando a todos los equipos de la NFL que le ficharan. Incluso dentro de una gran campaña en contra de asociaciones animalistas, que querían impedir su vuelta a la liga, muchísimos analistas escribieron artículos recomendando su fichaje como uno de los chollos más grandes de esa agencia libre.

¿Os suena?

Enseguida se dividió la opinión pública entre los que creían en la resurrección de Vick y los que veían con escepticismo la campaña de encumbramiento. No hace falta que os cuente que fichó por los Eagles y que aquello acabó bastante peor de los que auguraban Dungy y el resto de jugadores y analistas que recomendaron su fichaje.

Kaeperinick nos enamoró con su instinto y desparpajo

Colin Kaepernick llegó a la NFL en 2011, aunque el común de los mortales lo descubrimos en 2012. En un principio fui seducido por su juego, y lo escribí, pero antes de la Super Bowl perdida por los 49ers empecé a criticarle abiertamente y desde entonces me ha convencido partido tras partido de que no puede ser el quarterback titular en la NFL.

¿Por qué ese cambio de opinión? Principalmente porque las primeras veces que vi jugar a Kaepernick me enamoró con su frescura y ese instinto de un gran quarterback, unidos a un físico ideal. Lo único que parecía fallarle era la técnica, y supuse que con Jim Harbaugh en la banda como maestro, mejoraría rápidamente.

Sin embargo, lo que en un principio parecía falta de experiencia y de fundamentos técnicos, poco a poco se confirmó como una exasperante falta de talento. Y aquí algunos os preguntaréis ¿no decías que tenía el instinto de un gran quarterback?

Talento e instinto no son lo mismo

Instinto y talento no significan lo mismo. Y aunque casi siempre van de la mano, hay ocasiones en que eso no sucede. Aaron Rodgers tiene todo el talento del mundo, pero también el instinto depredador que le hace sobrevivir hasta en las situaciones más complicadas. Jay Cutler tiene un grandísimo talento, pero carece del instinto del que ansía la sangre.

El primer Kaepernick, el que saltaba al campo con frescura, dispuesto a comerse el mundo y a divertirse, se sacaba de la manga pases imposibles y arrancaba a correr para destrozar a las defensas rivales por su instinto, pero tenía una exasperante falta de talento que le lastraba cuando no se sentía presionado, cuando no tenía que tirar de instinto para sobrevivir. Por eso salpicaba los partidos con un puñado de jugadas prodigiosas y decisivas, pero el resto del tiempo camuflaba esa falta de talento gracias a una plantilla magnífica y a la habilidad de Harbaugh para esconder sus defectos y exhibir sus virtudes.

Durante los años siguientes, Kaepernick fue perdiendo esa frescura, dejó de divertirse, siguió sin tener talento e intentó sobrevivir gracias a la experiencia y al instinto. Pero ya había perdido esa despreocupación inicial y le pasó lo mismo que a Vick: fue consciente de sus limitaciones y se exasperó, incapaz de resolverlas. Por eso, sigue siendo capaz de salpicar los partidos de jugadas brillantes gracias a su instinto, pero ya no existe la despreocupación ni la frescura iniciales. Ni hay alrededor un gran equipo camuflando su falta de talento.

Un personaje polémico

Además, se han producido una serie de circunstancias que le han convertido en un tipo problemático. La primera fue una serie de conflictos dentro del vestuario de San Francisco, que llegaron al máximo de ebullición en su enfrentamiento con Aldon Smith. La segunda fue una lesión bastante sospechosa durante la offseason de 2016 que impidió que los 49ers pudieran cortarlo para que el asunto no llegara a los tribunales. La tercera fue la famosa historia con sus protestas ante la interpretación del himno de EEUU.

Y entonces, los 49ers le cortaron en cuanto acabó la temporada.

Desde entonces, como sucedió con Vick, Jim Harbaugh ha salido en infinidad de ocasiones defendiendo su calidad como quarterback titular, decenas de jugadores han defendido públicamente su calidad y se han mostrado extrañados de que nadie le fichara. Cientos de articulistas han argumentado que la única explicación para que nadie haya fichado a un quarterback de su nivel es que hay una mano negra (para muchos controlada por Trump, presidente de los EEUU) que le ha cerrado la puerta a la NFL como venganza a sus críticas.

Como me sucedió en el caso de Vick, he seguido toda esta corriente de opinión con profundo escepticismo. He visto jugar a Kaepernick lo suficiente para saber que todos los que hablan bien de él están ensalzando sus cosas buenas, pero esconden, por lo que sea, sus muchas cosas malas.

Problemas en el vestuario

Sobre todo me ha sorprendido que casi todo el mundo le describa como un gran compañero de vestuario. Solo hay que irse a la hemeroteca de los medios de San Francisco en los últimos cinco años para ver que lo dibujaban como un tipo introvertido, que prácticamente no se relacionaba con sus compañeros, que entraba en el vestuario con los cascos puestos (como en el anuncio que hizo) y salía con ellos puestos sin haber hablado entre medias con nadie. Que tuvo conflictos importantes con otros jugadores… Incluso se llegó a insinuar que la línea ofensiva no se esforzaba todo lo necesario porque sus miembros no veían del todo mal que se llevara algún golpe para ver si se caía del guindo. ¿Cuál es la auténtica versión de la relación de Kaepernick con sus compañeros?

Es mejor que la mitad de los suplentes

También me divierte leer que Kaepernick es mejor que más de la mitad de los quarterbacks suplentes de la NFL. Muy probablemente sea cierto. Sin embargo, no está tan claro si Kaepernick sería mejor quarterback suplente que todos ellos. El papel que debe tener un suplente en esta liga no se corresponde precisamente con el que ha adoptado Kaepernick durante su trayectoria profesional. Los equipos de la NFL no tienen más remedio que aguantar los egos, las manías y el afán de protagonismo de sus grandes estrellas, pero no están dispuestos a soportar esa actitud en jugadores de banda. Y se deshacen de sus divas como de la peste en cuanto dejan de jugar como estrellas. Eso no depende de si son quarterbacks o linebackers. Que alguien me diga cuántos suplentes vanidosos con afán de protagonismo soportan los 32 equipos de la NFL. Se cuentan con los dedos de una mano y no duran ni cinco minutos. Por eso no veo a Kaepernick en el papel de suplente, y menos con unas exigencias económicas que no se corresponden con las de un suplente.

Otros dicen que Colin es mejor que los diez peores quarterbacks titulares de la NFL. Para mí, ni en sueños. Pero aceptando esa premisa, nadie cambia al, pongamos, sexto peor quarterback de la NFL para fichar al decimoprimero peor. Te aguantas y te esperas un año. Otra cosa será que el sexto peor se lesione a partir de agosto y el suplente sea un individuo sospechoso. Ahí está el único clavo ardiendo al que puede agarrarse el quarterback. Su única ventana para encontrar equipo. Porque nadie querrá ficharle para ser suplente, pero alguno si puede hacerlo a la desesperada para que sea titular.

Protestas legítimas en el ámbito personal

Por supuesto que creo que arrodillarse ante el himno durante la temporada pasada, con todo el revuelo que aquello provocó, ha perjudicado al jugador. No me chupo el dedo. Pero no creo que el problema esté en el fondo de las reivindicaciones. Ni siquiera en la forma. Creo que el problema ha sido el lugar. La NFL es una empresa privada que vive del deporte y siempre quiere evitar con un celo obsesivo que sus empleados aprovechen el ámbito deportivo para hacer sus propias reivindicaciones personales. Por eso, por ejemplo, multa sin piedad a los que se saltan la uniformidad por muy legítimos que sean los motivos que lleven a hacerlo. La campaña de Kaepernick dejó a la NFL atada de pies y manos y sin reacción posible. Si hubiera impedido que el jugador actuara libremente, habría sufrido una crítica multitudinaria y feroz. Y la irrupción de Trump en el panorama político tampoco ayudó. Sin embargo, creo que el debate debe estar en si es legítimo que un jugador aproveche su entorno laboral para hacer una reivindicación personal, por muy justa que sea. No creo que ni tú ni yo podamos hacer eso en nuestro trabajo. Estoy seguro de que de inmediato seríamos despedidos o al menos amonestados con firmeza.

También estoy seguro de que si Kaepernick hubiera hecho esas mismas reivindicaciones en su ámbito personal, con apariciones públicas y en infinidad de actos de protesta que han salpicado EEUU en los últimos meses, habría tenido mucha repercusión y no estaríamos hablando de que su forma de pensar le puede haber costado su trabajo como jugador de la NFL. Muchos otros jugadores han hecho reivindicaciones personales en el mismo sentido. Unos tendrán equipo en 2017 y otros no. Y como creo que también está sucediendo en el caso de Kaepernick, eso dependerá de lo buenos que sean jugando al football americano.

Estoy seguro de que si Aaron Rodgers hubiera sido el protagonista de la campaña y estuviera sin equipo, habría habido bofetadas por ficharle.