Los Braves harían bien en no malgastar al mejor Freddie Freeman
El descomunal inicio de temporada del primera base de Atlanta le ha situado entre la élite más absoluta de las Mayores y candidato al MVP.
En una campaña en la que los home runs están alcanzando niveles históricos, con un incremento respecto a lo que presenciamos el año pasado, incluso la enorme productividad de numerosos jugadores de las Mayores no tiene (y no debe) que pasar desapercibida. Algunos de los titulares más llamativos los hemos encontrado en recién llegados (Aaron Judge), en aquellos que vuelven a intentarlo por segunda vez tras la experiencia asiática (Eric Thames) e incluso el ilustre veterano (Ryan Zimmerman) que parecía más cercano al fin que al inicio de su carrera deportiva y que ha caído en un estado de amor perpetuo con el ángulo ideal a la hora de conectar la pelota y para sacarla del campo.
Luego nos encontramos a las superestrellas, aquellos de los que se esperan guarismos extraordinarios y todo lo que no sea lograr campañas dignas de MVP nos deja una sensación agridulce porque los rostros más reconocibles del deporte tienen que estar a la altura de las circunstancias. Estamos hablando de Mike Trout y Bryce Harper, por mencionar únicamente dos ejemplos.
Quizás tengamos que abrir la mano y pensar en Freddie Freeman como miembro de total derecho a estar entre la élite más absoluta del pasatiempo, pese al severo contratiempo de militar en uno de los peores conjuntos de la competición, pero en ascenso, como son los Atlanta Braves.
El punto de inflexión
Después de acumular sólidas campañas, que no espectaculares, en sus cinco primeros años como profesional en la MLB, Freddie Freeman estuvo en una verdadera encrucijada en el inicio del 2016, con problemas físicos que todavía persistían de una lesión de la campaña anterior, y que le impedían ajustarse contra los envíos que recibía. Daba igual lo que recibiese, ya que llegaba tarde y mal, con una frustración que no hacía sino aumentar según pasaban las jornadas y el equipo se desplomaba en la tabla tal como se preveía al inicio de la temporada.
Sin embargo, algo ocurrió e hizo que todo encajase. El 12 de junio, su marca de bateo era una mediocre del .242 con únicamente 9 home runs. Un cambio en sus sesiones preparatorias a los partidos, más enfocado a conectar líneas hacia la izquierda, esto es, la posición del shortstop, le recordó la importancia de utilizar todo el terreno de juego, circunstancia para la que está preparado con ese swing excelente desde el lado siniestro.
Tras 25 home runs para sumar un total de 34 y 91 carreras impulsadas en el solar que era el turno de bateo, los Braves tenían a su candidato al MVP, votación en la que finalizó en una más que meritoria sexta posición, un puesto por debajo de su destacable año 2013, entonces en una franquicia que disputaba playoffs.
Mejor acompañado que completamente solo
No obstante, tampoco hay que menospreciar otro dato muy a tener en cuenta y que fue la llegada de Matt Kemp procedente de San Diego. Desde ese instante, tanto Freeman (16 home runs y .1140 de OPS) como el propio Kemp (56 carreras impulsadas y OPS de .850). Ambos jugadores se complementaron a la perfección y se daban respaldo que es algo que siempre es necesario en cualquier turno.
La situación para 2017 no ha cambiado. De hecho, es incluso mejor. Freeman está presentando una línea como la siguiente .343/..457/.754. Eso corresponde a media de bateo, OBP o porcentaje en base y el sliugging. Con permiso de Harper o Zimmerman, es el MVP de la Nacional con el mérito de hacerlo en su equipo y no en el vendaval ofensivo que son los Nationals. Por su parte, Kemp parece rejuvenecido y presenta las siguientes marcas: .348/.381/.616 para recuperar un nivel ofensivo al de su año MVP como fue en 2011.
De todas formas, pese a este dúo demoledor y la presencia de otras piezas interesantes, como el emergente Dansby Swanson tras su horrendo inicio de año, el polivalente y atlético Ender Inciarte y el sólido Nick Markkis, Atlanta necesita realizar los movimientos que sea para no desperdiciar un jugador así, con unos datos tan extraordinarios que solamente Hank Aaron ha conseguido en la franquicia y lo hizo en 1959.
Ya sea en la agencia libre o con los refuerzos que llegarán de las Menores, los Braves deben dar el salto cualitativo y seguir el inmejorable ejemplo de Freeman sobre el terreno de juego.