Previas MLB 2017: Seattle Mariners
Tiros al aire hasta que caiga el pichón
Ningún equipo en los últimos tiempos ha hecho tantos movimientos de jugadores como Seattle, que quieren acabar acertando por el método de atacar todo lo que se mueva.
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Una de las señales claras del adolescente masculino español desesperado a las tantas de la madrugada en una discoteca es que, como por arte de magia, tiene capacidad para hablar con todas las chicas con las que no se atrevió a lo largo de la ya extensa noche. Pero todas. Llega un punto en que la única estrategia que se entiende como efectiva es la disparar a todo lo que se mueva y que Dios reparta suerte. Y, por increíble que parezca, la probabilidad suele sonreir de tanto en cuanto al pringado. Que las estrategias pésimas no tienen porque no llevar a acertar al pichón si disparas al aire todo el rato.
Los Seattle Mariners están en un punto ciertamente parecido.
En esta pasada offeseaon se han embarcado en una locura de traspasos y movimientos que les ha llevado a la escandalosa cifra de 14 traspasos, lo que significa un récord de cualquier equipo en los últimos 20 años.
No sólo eso sino que su general manager, Jerry DiPoto, se ha pasado los últimos tres años moviendo piezas sin descanso hasta llegar a casi los 40 movimientos, en una suerte de locura (esperemos que controlada) para conseguir una plantilla profundísima y que sirva tanto para un roto como para un descosido sea cual sea la circunstancia adversa de la temporada.
Y no le está saliendo porque, en esencia, la plantilla no parece que mejore en cada iteración sino que se mueve en unos parámetros similares de calidad.
El objetivo es obvio: ir probando jóvenes, y baratos, jugadores hasta que en algún momento haga click y se pongan a ganar partidos.
El motivo es igual de claro: las grandes estrellas de la plantilla, caso de Nelson Cruz, Robinson Canó o Félix Hernández, ya tienen una edad y no van a estar ahí siempre, por lo que si hay alguna manera de aprovecharlos es ahora mismo, que mañana pinta feo.
Lo que ha conseguido DiPoto es montar un bloque que pinta a haber mejorado la defensa, por el mero hecho de que la juventud suele hacerlo, a costa de que el ataque recaiga sobre los de siempre.
Pero el riesgo es enorme, claro. El riesgo de que la edad se vaya notando en las estrellas y que tantísimos cambios en la plantilla no provean ni resultados, ni química, ni futuro. Lo cierto es que el general manager lo sabe y por eso se ha cuidado las espaldas para que ningún contrato le mate ni sea inamovible.
No es una estrategia precisa ni eficaz, ni siquiera parece que muy inteligente, pero a veces es mejor confiar en un golpe afortunado que en apuestas de riesgo.
El detalle histórico
La era de Félix Hernández en los Seattle Mariners no puede ser más destacable, con un Cy Young en 2010 y múltiples veces en las que ha termnado en el Top 5 del premio al mejor pitcher de la Liga Americana. Sin embargo, también ha coincidido con una de escasez de éxitos para la franquicia, que lleva sin acudir a los playoffs de las Mayores desde la campaña de 2001. Eso sí, en esa última ocasión fue una memorable, igualando el récord de triunfos en un año con 116 para caer derrotados ante los odiados Yankees.
Las tres claves del equipo
1. El tándem Canó-Cruz. La dupla dominicana volverá a ser la fuente de poder más notable del turno de los Mariners en 2017 y el club no se puede permitir que ninguno tenga un año más flojo a lo que están acostumbrados en la Ciudad Esmeralda. Si eso ocurre, mal asunto.
2. Los cambios en la plantilla. Todas las operaciones de DiPoto, incluídas las catorce de la pasada offseason, vienen encaminadas a hacer más dinámico este turno de bateo, al igual que mejorar la capacidad de atrapar la pelota, especialmente en el outfield, y mejorar el cuerpo de pitchers.
3. La confirmación de Edwin Díaz. El portorriqueño entró como un vendaval en 2016 y cuenta con las aptitudes y la personalidad de convertirse en alguien que esté en la élite durante muchos años. Además, fortalece un grupo de relevistas que no debe desperdiciar tantas ventajas.
Lo mejor
1. Un explosivo turno con capacidad para sacarla del campo, liderado por Canó y Cruz.
2. El dinamismo que promete aportar los recién llegados al equipo: Segura y Haniger.
3. La presencia de Edwin Díaz para la última entrada. Un verdadero espectáculo.
Lo peor
1. El poco margen de maniobra que hay si llegan lesiones a los jugadores clave.
2. Que Félix Hernández ya no sea ese pitcher de élite, salvo que sea capaz de reinventarse.
3. El tándem en el puesto de catcher puede ser el agujero negro de este turno de bateo.