DeShaun Watson, cuando ganar no lo es todo
El quarterback de Clemson "lideró" a su equipo a dos finales nacionales, ganando la última, pero eso no ha ablandado el corazón de lo ojeadores.
Con el pick 12 los Houston Texans se decantaron por DeShaun Watson. El QB que lideró a Clemson en su victoria en el campeonato nacional. Tras la retirada de Tony Romo, jugador que querían, han decidido apostar por un QB jóven que lidere un equipo que está listo para competir por todo un año más.
DeShaun Watson es el claro ejemplo a poner cuando se dice que lo único importante es ganar y que para saber si un jugador va a ser bueno o no basta mirar sus resultados. No. En ambos casos esas frases son mentira porque prescinden de los matices.
Si nos fiamos por la carrera universitaria, Watson sería el indiscutible #1 de este Draft. Ser el quarterback titular, y la gran estrella, de una universidad como la de Clemson, jugar las dos últimas finales nacionales y ganar la de 2016 con un pase de touchdown en el último segundo del partido... hombre, blanco y en botella.
Pero aquí entran lo matices: no es preciso, no tiene grandes lecturas de juego, no es capaz de sacar más de lo que parece de las jugadas y tiene una tendencia nada sana a pasar el balón a receptores no desmarcados que le ganan el balón por puro tamaño ante rivales menores. Su elección en el Draft tiene que ver con lo primero, con que es un ganador y un líder, y con que esas dos características sean suficientes para hacerle mejorar en la lectura de juego, donde está a mucha distancia de lo que se requiera en la NFL.