El largo y sinuoso camino de Corey Davis hacia la NFL
El que puede ser el primer receptor escogido en el próximo Draft no tuvo ninguna oferta de grandes universidades para su periplo colegial.Patriots-Eagles: Super Bowl LII en vivo
El común de los jugadores que salen elegidos muy alto en el Draft de la NFL tiene un físico espectacular que le ha hecho destacar desde muy jovencito. Si nos fijamos, la mayoría de ellos ya era considerado un fenómeno en el instituto y lo mismo en la universidad. De hecho, en un porcentaje abrumador han jugado en escuelas de las muy renombradas, de gran tamaño, seguimiento y tradición. Si nos vamos a los chicos que juegan en los llamados puestos de habilidad la diferencia es aún mayor.
Es por eso que la historia de Corey Davis es tan sorprendente. Este wide receiver de la universidad de Western Michigan no tuvo ni una sola oferta de grandes universidades y tuvo que jugar para esta pequeña escuela de la conferencia MAC. Sólo un receptor en la historia ha salido de esta conferencia y ha sido elegido en el Draft de la NFL. Se trata de Randy Moss y, claro, hay que subrayar que llegó a ella siendo expulsado de otros programas de gigantesco tamaño debido a sus problemas con las drogas.
El camino de Davis hacia la NFL ha sido muy sinuoso y, aún así, las posibilidades de que sea el primer receptor escogido el jueves que viene, en dura pugna con Mike Williams (Clemson, campeón nacional de la NCAA), son muy altas.
Corey es el segundo de siete hermanos. Nació en Chicago en el seno de una familia muy pobre en la que había muchos problemas. De los muy serios: hambre y violencia. No estamos hablando aquí de pequeñas historias sino de un drama continuado. Odiaba el colegio. Odiaba las clases. Odiaba su vida.
Se le cruzó en el camino alguien que le iba a cambiar el destino. Ryan Graham se volvió su mejor amigo. Era un quarterback del equipo del instituto que, además, era hijo de Dan Graham, entrenador del mismo equipo. Le convencieron para que se uniera a ellos y, poco a poco, fue moldeando su vida entorno a esa familia. Acabaron adoptándolo legalmente, aunque eso no hizo que perdiera el contacto con sus padres naturales, o con su hermano Titus Davis, que lleva un par de años por los equipos de prácticas de la NFL.
Gracias a esa relación, y gracias a centrarse en el football, en Western Michigan le dieron una oportunidad. Los contactos de Dan Graham le metieron en la universidad. Pero, desde entonces, es todo el trabajo de Corey Davis el que le ha convertido en lo que es. No sólo en el campo, sino que fuera de él se ha convertido en un buen estudiante que se esfuerza por su futuro cuando se le acabe la gasolina física.
De hecho, cuando le preguntan por su sueño aparece la NFL en la respuesta, por supuesto, pero por detrás de tener una familia, de tener hijos, de vivir una vida tranquila.
Corey Davis partió de la nada y fue construyéndose a sí mismo. Ahora es un corredor de rutas increíble, una máquina de evitar drops, un receptor con capacidad para jugar en las tres posiciones del campo, un enamorado de los entrenamientos y de la mejoría. Nadie podía pensarlo hace cuatro años, cuando ninguna universidad se fijó en él, pero va a acabar siendo una primera ronda del draft de la NFL.