NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

San Francisco 49ers

Brian Hoyer, un quarterback titular casi legítimo en los 49ers

El quarterback hizo un buen trabajo como titular en Cleveland, Houston y Chicago, pero siempre terminó por estropear su labor en el último momento.

Actualizado a
INDIANAPOLIS, IN - OCTOBER 09: Brian Hoyer #2 of the Chicago Bears passes the ball during the game against the Indianapolis Colts at Lucas Oil Stadium on October 9, 2016 in Indianapolis, Indiana.   Andy Lyons/Getty Images/AFP
 == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==
ANDY LYONSAFP

Brian Hoyer se parece a Romo. “En el blanco de los ojos”, me diréis. Bueno, vale, en el blanco de los ojos y en que ninguno de los dos fue drafteado. Aterrizó en 2009 en New England como un regalo caído del cielo y Belichick, en lo que se ha convertido en una de sus especialidades, dedicó tres años a formarlo para que pareciera bueno, y lo paseó por la liga para ver si alguien ‘picaba’. Sin embargo, esta vez no tuvo éxito y en agosto de 2012 terminó por cortarlo. No lo necesitaba porque ya tenía a Mallett, que había coincidido con Hoyer durante todo 2011, tiempo en el que se forjó una ‘gran amistad’ cuyo segundo capítulo vivimos en Houston en 2015.

Tras ser cortado, Hoyer se convirtió en un mercenario más en busca de sustento. Unas migajas para un tipo en el que nadie creía. Primero fue Pittsburgh, luego Arizona, y por fin Cleveland, donde aterrizó en 2013 como suplente de Brandon Weeden.

Siempre cumplió en Cleveland

Tras una lesión de Weeden en la semana 2, Hoyer fue el titular del equipo en los dos siguientes partidos, en los que Cleveland consiguió dos de las cuatro victorias que sumó aquel año. Weeden recuperó la titularidad una vez sano, pero todos nos quedamos con la mosca detrás de la oreja con un quarterback que no parecía demasiado, pero que cuando le dieron una oportunidad tuvo un digno rendimiento.

En 2014, en Cleveland hubo cambios, y gordos. Rob Chudzinski dejó ser el entrenador y Norv Turner el coordinador defensivo. Fueron sustituidos por Mike Pettine y Kyle Shanahan. También fueron cortados Weeden y Jason Campbell, los otros dos quarterbacks de la plantilla, y fue elegido en el draft ‘Johnny Football’. Sorprendentemente, Pettine y Shanahan decidieron que su quarterback titular fuera Hoyer. Y como no podía ser de otro modo, se lio parda. Sobre todo porque el público de Cleveland quería ver jugar a Manziel, y que empezara la fiesta, por mucho que no estuviera preparado para jugar en la NFL (de hecho sigue sin estarlo).

Hoyer no solo fue el titular, también jugó de maravilla. Sin meterse en líos, perfectamente integrado en el plan de juego de Shanahan, fue un ejecutor efectivo y obediente. En la semana 10 los Browns llevaban un récord 6-3 y comenzaban a soñar con entrar en postemporada. Entonces sucedió lo más inesperado. Todo el equipo estaba suspirando por el regreso de su receptor estrella Josh Gordon tras una larga sanción y en cuanto se incorporó a la plantilla el plan conservador de juego se volvió mucho más agresivo, el equipo comenzó a acumular derrotas y Hoyer malas actuaciones. La consecuencia de ese desastroso sprint final fue que Manziel le robara la titularidad y él terminara fuera de la franquicia al acabar la temporada. Por el camino, Kyle Shanahan abandonaba indignado Cleveland porque no le habían dejado trabajar. Un desastre.

Cuatro intercepciones en Houston

Pese a todo, Hoyer había empezado a forjarse un prestigio de quarterback trabajador y obediente, que tenía buenas actuaciones siempre que no tuviera que salirse del guion, ni intentar echarse el equipo a la espalda. Eso le valió para ser fichado por los Texans, y que volviera a encontrarse con Mallett. Pronto afloraron las tensiones entre uno y otro, alimentadas por Bill O’Brien, entrenador del equipo, que no terminaba por decidir a cuál de los dos nombrar titular. Esas dudas provocaron una situación surrealista que desestabilizó a todo el equipo. Al final, Hoyer se hizo con el puesto y jugó bastante bien una vez más.

Sin meterse en líos, movió lo suficiente las cadenas del ataque para que la defensa, auténtica arma de destrucción masiva del equipo, ganara los partidos. Pese a su buen trabajo, hubo dos claves que marcaron su temporada. La primera fue que el equipo consiguió la clasificación gracias a un gran sprint final en de tres victorias en los últimos tres choques, pero en dos de esos partidos Hoyer, lesionado, no fue el titular. Fue Weeden (al final siempre aparecen los mismos nombres) el que condujo el ataque en esos encuentros. La segunda fue que en el partido de wild card frente a los Chiefs, Hoyer tuvo una actuación lamentable con 15 completos de 34 intentos, cuatro intercepciones, tres sacks con dos fumbles y un rating de 15,9. Todo el trabajo de una temporada se fue a la basura en los últimos momentos, igual que le había sucedido un año antes en Cleveland. Y lo más curioso de todo es que doce meses después, miembros de las oficinas de Houston confesaban que haber prescindido de Hoyer para fichar a Oswelier había sido un error terrible, y que probablemente con él en el puesto de quarterback los Texans habrían sido mucho más competitivos.

Cuatro grandes actuaciones con Chicago

El año pasado Hoyer volvió a dar otra lección de profesionalidad. Fue fichado por los Bears y consiguió la titularidad en la semana 3 después de que se lesionara Cutler. En los cuatro partidos en que fue titular antes de lesionarse a su vez, lanzó seis pases de touchdown sin intercepciones, y en todos ellos lanzó más de 300 yardas (en dos de ellos por encima del 75% de completos). Esta vez fue una lesión que le hizo perderse el resto del año y le cerró la puerta a ser por fin considerado titular sin entrecomillados en un equipo de la NFL.

Se ve titular en San Francisco

Ahora Hoyer ha vuelto a reunirse con Kyle Shanahan en San Francisco. Que el coordinador ofensivo que convirtió el ataque de los Falcons en la sensación de la pasada temporada haya confiado en él es una buena prueba del algodón de su auténtico potencial. Al principio hubo rumores de que Shanahan le tenía reservado el papel de suplente, pero enseguida, tras el fichaje de Matt Barkley, pareció seguro que Hoyer estará a los mandos del aparato salvo que el staff decida elegir un quarterback en primera o segunda ronda, algo que parece poco probable, o que se reabra la opción de la llegada de Cousins, algo que a estas alturas parece menos probable todavía.

Hoy, en una entrevista para ProFootbalTalk Live, Hoyer se muestra convencido de que va a ser titular: “voy a tener la oportunidad de ser el quarterback titular”. “No estoy listo para conformarme con ser suplente y quiero competir para ser el titular desde el primer día”. Además, Hoyer cree que haber estado antes a las órdenes de Shanahan le ayudará: “Puedo llamar las jugadas desde el primer día. No tengo que aprenderme un sistema nuevo”.

Hoyer tiene hoy 31 años y la oportunidad de demostrar que sí puede ser un buen quarterback titular en la NFL. Hasta ahora ha podido escudarse en las circunstancias para no haber rematado la faena después de haber hecho un buen trabajo en tres ocasiones. Pero esta vez ya no van a valerle justificaciones. La temporada 2017 será para él una apuesta en la ruleta en la que se jugará el todo o nada.