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NATACIÓN SINCRONIZADA

Ona y su julio frenético: el Mundial y su Campus

La solista reconoce que "el nivel del ‘solo’ es muy alto y será difícil repetir lo de Kazán 2015, pero mi objetivo es ir a por lo máximo".

Ona y su julio frenético: el Mundial y su Campus
EFE

Del 1 al 15 de julio, Ona Carbonell estará preparando los últimos retoques de su participación en el Mundial de Budapest en las rutina de solo (donde defenderá una plata y un bronce de Kazán 2015) y de dúo, junto a la debutante Paula Ramírez. El 16 se lanzará a la piscina húngara y el día 23 ya estará en las instalaciones del SEK-Catalunya para pasar siete días sin descanso en su III Campus de sincronizada. Un julio frenético. "El hecho diferencial de este año es que podré estar los siete días de la semana y las 24 horas con las niñas. Las anteriores ediciones celebrábamos el Campus antes del campeonato y no podía ir tanto, pero ahora al ser después sí que podré estar", comentó en las instalaciones del CN Sabadell, su club y donde también acudirán las niñas del Campus en dos jornadas.

Ona espera que su Campus alcance las 110 plazas de inscripción que están abiertas, para aquellos menores que quieran aprender o tecnificar este deporte y que tengan entre 6 y 18 años. La nadadora confiesa que le "gustaría" también que se estrenara algún niño, ya que con el tiempo la sincro será un deporte paritario. "Es el futuro, y que algún día este deporte pueda parecerse al ballet. Quizás Pau Ribes (del equipo español de sincro en el dúo mixto) viene con nosotros. Andrea, Gemma y Dedieu también se pasarán", añadió, antes de avanzar algunas de las entrenadores o colaboradoras que acudirán, otra novedad. "El nivel de las entrenadoras será muy alto, así las niñas que se apunten no solo podrán introducirse en la sincro sino mejorar dentro y fuera del agua: saber el diseño de los bañadores, cómo concentrarse y motivarse…".

El Campus de Ona cuenta con la participación de niñas de México, Noruega, Finlandia, Colombia y otros países, lo que le da un carácter internacional. Es un Campus mundial, como el que disputará una semana antes la capitana del equipo español y la más adulta en Budapest, el reto del 2017, una condición que no le supone un problema a Ona. "Me siento rara porque siempre he sido la pequeña pero ahora soy la grande, pero es una buena señal porque llevo 13 años en la selección y he vivido muchos momentos. Me gusta. Siento la misma responsabilidad de siempre".

Carbonell está ahora enfrascada, sobre todo, en la preparación de las rutinas de solo, ya que ambas son nuevas. "Cambiamos las dos coreografías. Son dos rutinas muy diferentes en cuanto a música y movimientos, y ambos de gran dificultad. Tengo ganas de enseñarlos porque gustarán", comentó, mientras dejó claro que ya sería un sueño repetir la plata y el bronce obtenido en Kazán, dos años antes. "Voy a darlo todo, pero será difícil. El nivel es muy alto. Rusia tendrá a una solista que ha estado haciendo los dúos, mientras que China tendrá a la de los últimos años y Japón viene fuerte".