Los cuatro QBs que robarán el corazón de la NFL en la Combine
El acontecimiento anual de la liga para evaluar a los futuros rookies antes de la celebración del draft tiene lugar a partir de mañana en Indianapolis.
Este fin de semana se celebra uno de esos acontecimientos que hace que tu familia te mire mal. Es la Combine (¿el Combine?) de la NFL. Un montón de muchachos, desconocidos para el gran público incluso de la propia liga en sí, ya no te quiero decir nada el gran público a secas, se van a Indianapolis, se ponen ropa de entrenamiento y realizan ejercicios dignos de clase de educación física de cuarto de la ESO de cualquier instituto. Y tú, ahí, impertérrito delante de la tele. Que porque los de casa te conocen y te quieren y/o aceptan, que sino es para mandarte al carajo más rápido que inmediatamente. Que lo es.
El caso es que cada vez son más los seguidores de la NFL que se acercan a este surrealista fin de semana para saber a quien quieren para sus equipos cuando llegue el draft. Que no parece que el hecho de que corran mucho en las 40 yardas, salten un montón, levanten mogollón de pesas o peguen estupendos pases sin defensa sirva para muchas cosas, algo que es evidente, pero un fin de semana de familiaridad ayuda a coger cariño.
Siempre se dice, no obstante, que lo importante de estos días no es lo que pasa en el campo sino en las entrevistas personales y en como son capaces de comportarse los muchachos ante la primera gran presión de la NFL. Eso, y el sacrosanto visionado de su carrera universitaria, es lo más importante de cara a en que elección, en que ronda, saldrán en el draft.
Una cosa cierta, no obstante, es que algún quarterback le robará el corazón a media liga. Pasa siempre. Como la posición es tan extrema en su importancia y, más aún, en su percepción, las franquicias necesitadas encontrarán un salvador estos próximos días en Indianapolis. Que luego lo sean de verdad o tengan que echarle a los leones en tres años es irrelevante en la Combine.
Siendo así, ahí van los cuatro principales candidatos a ser, ya el próximo lunes, objeto de todas las especulaciones para ser número uno del draft y para que algún equipo se vuelva loco y ponga sobre la mesa la intemerata para poder conseguir a su futura joya.
DeShaun Watson
El QB de Clemson ha tenido una carrera universitaria que ha rozado la perfección. Los dos últimos años jugó por el título nacional y, en ambos casos, el fue la gran estrella de su equipo. Esta temporada, además, Clemson remató la hazaña levantando el trofeo al ganar a la todopoderosa Alabama. Watson, con un último cuarto desbocado, dio el pase definitivo a falta de un segundo.
Su problema es que ha lleva demasiado tiempo siendo el centro de atención y, claro, eso ha hecho que se le vean todos los defectos. Que los tiene. Sus defensores han adoptado, en mi opinión, la peor de las posturas, que es el tirar de resultados y de intangibles (liderazgo, valentía, soportar la presión...) para defenderle, cuando todas esas cosas, como el valor en la mili, se presuponen, y cuando el poder estar tranquilo en el pocket, saber leer las rutas de tus receptores y tener precisión en profundo son cosas más tangibles, importantes y sostenibles en el tiempo.
Dice mucho de él, y seguro que los equipos lo valorarán, el que se haya prestado a ir a la Combine a hacer todas las pruebas. Con su pedigrí, y su carrera universitaria, podría decir que se quedaba en casa y que vieran sus partidos en Clemson, que ahí estaba todo. Y nadie podría decirle absolutamente nada.
Mitch Trubisky
El QB de North Carolina tiene todas las características y capacidades físicas para ser el ojito derecho de los ojeadores este fin de semana. Su problema es que sólo puede presentar en su curriculum un año como titular en la universidad. No se hizo con el puesto hasta este 2016.
Sus números esta campaña han sido estupendos: 30 touchdowns por 6 intercepciones, 68% de pases completados y 3748 yardas en 13 partidos. Es, probablemente, el pasador que más tiene que ganar. Si convence en las entrevistas, y hace todas las pruebas con precisión, más de un equipo querrá tirar la casa por la ventana por él.
DeShone Kizer
Confieso que es mi favorito de esta clase. Eso no significa nada, desde luego, que no es mi ojo el más fino. Nunca, jamás, os fiéis de un vídeo de mejores jugadas para analizar a un jugador; el siguiente vídeo lo pongo sólo para que disfrutéis y entendáis porqué me gusta:
Al igual que para Trubisky, para Kizer es esencial esta Combine. En Notre Dame, que es donde jugaba, vivió una situación surrealista en la que su entrenador, Brian Kelly, nunca tuvo claro el QB titular del equipo en las dos últimas temporadas y mareo al grupo con cambios constantes en la posición de pasador y con comentarios nada edificantes, al punto de mantenerlo en el banquillo y señalarle públicamente por sus errores.
A mí, insisto, me gusta un montón, pero entiendo que los problemas son notables cuando ha vivido en el alambre tanto tiempo, que nadie es tan tonto como para tirar piedras contra su propio tejado.
Patrick Mahomes
El que mejores números presenta de todos ellos es Patrick Mahomes. Sin embargo, en la NFL no se los van a creer mucho al venir de la universidad de Texas Tech, que en el pasado ha dado no pocos QBs con extraordinarios números que no se han correspondido con buenas carreras profesionales. El sistema es, digámoslo así, muy favorable para las yardas aéreas.