"Orlando Ortega está cerca del récord mundial de 110 vallas"
Orlando Ortega (Artemisa, Cuba, 29-7-1991) es ya una estrella del atletismo. Plata olímpica con España, este viernes corre en Madrid y amenaza su propio récord nacional de 60 vallas.
"Me levanto sobre las nueve y desayuno. Suelo estar en la pista a las 10:30. La rutina de entrenamiento varía: unas veces hago técnica, otras, velocidad... Luego, sobre la una, o las dos si hay pesas, a comer. Y por la tarde, descanso y estudio un poco. Ahora estoy con el teórico de conducir, porque tenía carnet en Cuba, pero aquí no vale”. Así es un día en la vida de Orlando Ortega, subcampeón olímpico de 110 vallas, récord de España de esa distancia y, recientemente, de 60 en pista cubierta. Atiende a AS en el módulo indoor del CAR de Madrid, donde prepara con su padre y entrenador, también de nombre Orlando, los Europeos de Belgrado (del 3 al 5 de marzo).
Aunque el objetivo principal de la temporada son “los Mundiales al aire libre de Londres” (del 5 al 13 de agosto). Hoy correrá en la Reunión Villa de Madrid, con opciones de superar su propia plusmarca nacional (7.48): “La pista (Gallur) es fantástica, muy rápida. Prefiero no hablar del récord. Lo voy a intentar, pero solo pienso en ganar”.
Desde que adoptó la nacionalidad española, Ortega es feliz. Vive en la residencia Blume y tiene “muy buena relación” con los otros atletas: “Comemos y cenamos juntos, hablamos, jugamos a la Play, paseamos... El ambiente es muy bueno. El equipo está muy unido”. Además, nota que aquí ya le quieren. En los Nacionales de Salamanca, donde se proclamó campeón de 60 mv, le dieron un baño de cariño: “Estoy muy contento con el apoyo y doy gracias a todo el pueblo español. Seguiré peleando sin pensar en hacer historia, solo en mejorar”. Y lo mejor, según Orlando sénior, está por llegar: “No queremos engañar a nadie, objetivamente mi hijo está cerca del récord del mundo de 110 (los 12.80 que hizo Aries Merritt en 2012). Con los números en la mano (acredita 12.94), parece lejos, pero si se dan todas las condiciones en una carrera, puede conseguirlo”.
En la pista los roles están bien delimitados. El padre trabaja para el campeón, hasta el punto de arreglar a punta de pala la arena del foso de longitud para que su discípulo salte: “Sabemos llevar bien las dos facetas. Entrenando me puede apretar lo que quiera. Fuera hablamos mucho”, dice Ortega júnior, seguidor de vallistas ilustres como Dayron Robles, Liu Xiang y Allen Johnson; y amigo de otro cubano nacionalizado español, Yidiel Contreras (“Hemos ido de fiesta”). Solo tiene una rutina antes de competir: “Oigo música, hip-hop, reggaeton... Cuando piso los tacos, únicamente deseo hacerlo bien”. Y no se duerme en los laureles: “Se habla de mi buena técnica, pero debo perfeccionar el paso de las vallas, la velocidad... todo”.