Acusado de intento de asesinato puede volver a la NFL
Ausar Walcott, antiguo jugador de los Cleveland Browns, ha perdido tres años de su vida batallando en los tribunales. Ahora quiere regresar al football.
El 26 de junio del año 2013 Ausar Walcott, entonces linebacker de los Cleveland Browns, pegó un puñetazo del que se ha arrepentido mil y una veces. Enfrascado en una estúpida pelea de bar acabó derribando a un hombre de un sólo golpe y le dejó en coma. Todo por cuanto había luchado en su vida quedó en suspenso. Ahora, más de tres años después, quiere recuperar el pulso a su pasión y a lo que quería que fuese su profesión: el football. Quiere volver a la NFL.
La historia es rocambolesca. Según el propio Walcott, se sintió violentado por lo que el creía que era un fan loco y respondió en legítima defensa. El agredido acabó en el hospital y, tiempo después, salió del coma. Eso no impidió que le demandara por intento de asesinato.
Se le ofreció al ex-jugador de los Browns un trato en el que se declarase culpable a cambio de cinco años de probación, aunque sin pisar la cárcel. Sin embargo, confió en su inocencia y no aceptó ese trato. Ahora la justicia le ha dado la razón y le ha absuelto.
Un duro futuro en la NFL
Ausar había jugado para la universidad de Virginia y se había ganado el contrato en la NFL como jugador sin draftear. Nunca pudo demostrar si tenía condiciones o no para jugar en la liga porque en cuanto se produjo el incidente los Browns prescindieron de él. Es normal. Para que te vas a granjear un problema semejante con un tipo que es dudoso que pueda estar en la plantilla final de 53 jugadores.
Además, su caso coincidió en el tiempo con el juicio del asesino, este sí, Aaron Hernández, tight end de los New England Patriots, que fue declarado culpable y que pasa sus años en la cárcel. En ese ambiente apostar por la presunción de inocencia no era lo más probable. Y no sucedió.
Ahora tiene un camino muy largo por delante. Es evidente que la NFL no le va a recibir con los brazos abiertos porque no es nadie. Tiene 27 años y una hoja de servicio en blanco. Inocente o no, eso es algo que a los equipos de la liga les da igual: si no tienes talento, o no lo has demostrado, no vales nada.
Su periplo tendrá que comenzar en ligas menores, por ejemplo la canadiense CFL, y tendrá que esperar a que la fortuna le sonría para poder volver a tener una mínima opción en la NFL. Lo que tiene, y no es poca cosa, es libertad y la razón de la justicia.