El canadiense Erik Guay da la sorpresa en el supergigante
El veterano (35 años) se impuso al campeón olímpico Kjetil Jansrud (plata). En mujeres, otra campeona inesperada: Nicole Schmidhofer.
El canadiense Erik Guay sorprendió hoy a los grandes favoritos del supergigante en los Mundiales de esquí alpino de St. Moritz y se colgó el oro en una prueba en la que su compatriota Manuel Osborne-Paradis acabó con la medalla de bronce en el cuello el día de su cumpleaños.
Guay completó los 1.920 metros de bajada con un tiempo de 1:25,38 minutos y superó por 0,45 segundos a Kjetil Jansrud, que llegaba como el principal rival al batir. El noruego, que fue plata, es el actual campeón olímpico de la modalidad y lidera este año la Copa del Mundo.
Osborne-Paradis, que hoy cumplió 33 años, cruzó la meta a 51 centésimas, mientras que el defensor del título, el austríaco Hannes Reichelt, quedó a más de un segundo del nuevo campeón. El otro gran favorito, el italiano Dominik Paris, fue noveno en una jornada en la que 21 de los 72 participantes no acabaron la prueba.
Guay, de 35 años, conquistó así su segundo oro mundial tras el de descenso de 2011 en Garmisch-Partenkirchen. Un año antes, en 2010, había ganado la general de la Copa del Mundo de supergigante.
Una lesión le dejó fuera de las pistas en 2015 y este año apenas sumó dos podios en lo que va temporada, por lo que no está en el "top ten" de ninguna disciplina en la actual edición de la Copa del Mundo.
Nadie esperaba que Guay fuera el más rápido de la jornada, como tampoco nadie había imaginado que en la primera prueba de Mundial, el martes, la austríaca Nicole Schmidhofer ganara el supergigante femenino. Dos carreras, dos sorpresas.
"Es absolutamente increíble", dijo Guay, el campeón mundial más veterano de la historia de esquí alpino. "Cuando crucé la línea y vi la reacción del público, con todo el mundo levantándose y animando, sabía que había ocurrido algo bueno".
El esquiador dio a entender que rompió a llorar cuando se vio con el oro. "Fue muy emocionante, menos mal que llevaba las gafas, así nadie pudo ver mis ojos", indicó el canadiense, que hace un mes sufrió una aparatosa caída en una prueba de la Copa del Mundo.
Guay tomó la salida conociendo ya el tiempo de Jansrud y en el primer sector ya iba líder. Fue un poco más conservador en el segundo tramo, pero mantuvo cierta ventaja y finalmente se hizo con el oro.
Jansrud se deshizo en elogios hacia el campeón. "Siempre quiero ganar el oro, pero Erik nos demostró hoy cómo hay que hacer las cosas. Es impresionante lo que hizo, así que no me siento disgustado en ese sentido".
Aunque más impresionante que lo de Guay fue el bronce de Osborne-Paradis. A lo largo de su carrera, el canadiense, que logró el podio por apenas tres centésimas, sólo había acabado una prueba mundialista entre los diez primeros, su última victoria en la Copa del Mundo fue hace siete años y su mejor resultado esta temporada en un supergigante era un decimocuarto puesto.
Osborne-Paradis reveló que Guay lo llamó por teléfono nada más acabar su descenso para explicarle el estado de la pista.
"Es genial compartir esta medalla con Eric. El hecho de que él ganara me ayudó a ser tercero porque me motivé mucho antes de la salida. Estaba con mucha energía".
La carrera fue interrumpida en dos ocasiones debido a las brutales caídas del monegasco Olivier Jenot y del croata Max Ullrich. Ambos recibieron atención médica inmediata.
Mañana no habrá ninguna prueba en la estación de St. Moritz, pero están previstos los entrenamientos para los descensos masculino y femenino. El viernes regresará la competición con la combinada femenina.