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PITTSBURGH STEELERS

El capítulo del ‘Tomlingate’ jamás debió ser noticia

El head coach de los Steelers, Mike Tomlin, se refirió a los New England Patriots con términos insultantes ¿y qué?

Ciudad de México
PITTSBURGH, PA - JANUARY 08: Head coach Mike Tomlin of the Pittsburgh Steelers is seen on the sidelines during the second quarter against the Miami Dolphins in the AFC Wild Card game at Heinz Field on January 8, 2017 in Pittsburgh, Pennsylvania.   Gregory Shamus/Getty Images/AFP
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Gregory ShamusAFP

Entiendo que con cada semana que pasa hay menos lugar de donde sacar noticias, que en la época de las redes sociales todo tiende a esparcirse como pólvora y que con cada juego que uno se acerca al Super Bowl, cada acto y cada palabra se maximizan.

Está bien, lo entiendo. Lo acepto, vamos. Pero ¿hacer todo un alboroto porque el coach de un equipo le llamó “gilipollas” (en México el término correcto rima con Sendejo) al conjunto rival? Es simplemente exagerado.

Les tengo noticias, así es como se habla en cualquier vestidor del mundo. Esta es una auténtica charla de vestidor y no en las que Donald Trump se jactaba de abusar de mujeres sin su consentimiento. Así se habla en el vestuario, así se habla entre adultos y sí, así hablas tú con tus amigos en tu bar favorito.

No encuentro pecado alguno en el vocabulario de Mike Tomlin. Estoy seguro que Bill Belichick no se refiere a los Steelers, los Bills o los Jets como aquellos tontuelos, o los muchachos, o los hijos de nuestro Señor.

Ramon Foster, guard de los Steelers, lo dijo mejor: “En lo que a mí respecta, todos en esta liga son unos ‘gilipollas’. Debes serlo para jugar este deporte. Los coaches no se vuelven entrenadores en jefe siendo buenos tipos”.

Estoy bien seguro que si hay algún equipo al que no le interesa buscar motivación en ese tipo de comentarios es a los Patriots. Primero, porque a estas alturas de la temporada si necesitas motivación extra, algo no está bien contigo. Y segundo, porque Roger Goodell le dio a los Patriots toda la motivación necesaria en la forma de una suspensión de cuatro juegos a su mejor jugador. Belichick y Brady lo saben mejor que nadie.

Nada de lo que puedan hacer o decir los Steelers va a cambiar la manera en que juegan los Patriots y viceversa. La máxima motivación es que el ganador se convertirá en el primer equipo en aparecer en nueve Super Bowls. NUEVE de 51. Nada mal.

Los dos equipos tienen más de qué preocuparse que de su lenguaje en sí. Los Patriots deben decidir qué elemento de la ofensiva de Pittsburgh van a sacar de la ecuación. Los Steelers deben encontrar la manera de frenar a Brady, quien tiene marca de 9-2 en su carrera ante Pittsburgh, incluyendo 2-0 en playoffs.

¿Entonces por qué tanto escándalo?

Es el vestidor de un equipo profesional. Es una charla privada y entre adultos. Por Dios, a nadie le interesa el vocabulario o el apego al manual de los buenos modales.

¡Es football, maldita sea!