Muhammad Ali: 75 aniversario del hombre que cambió el boxeo
El 17 de enero de 1942 nacía en Louisville Cassius Clay. Con 22 años levantó su primer título mundial de los pesos pesados. Marcó una época dentro del ring, pero sobre todo fuera.
El año 2016 será recordado como el del adiós a Muhammad Ali. Tras años de lucha, 'The Greatest' perdía en su último combate: el que libraba contra el Párkinson. Ali se iba, pero su legado perdura. El 3 de junio de 2016 el estadounidense fallecía, hoy, 17 de enero, cumpliría 75 años.
El legado de Ali va más allá del boxeo. Lejos del ring lideró los combates más importantes de su vida, en contra del racismo. Mantuvo una gran relación con Malcolm X y Martin Luther King. Fue condenado a cinco años de cárcel por negarse a ir a Vietman, "los vietnamitas no son los que no me dejan entrar en sus restaurante. ¿Por qué tengo que ir a matarlos?", enunciaba el ex campeón.
Ali fue el más grande, dentro y fuera del ring. Fuera será recordado como un defensor de los derechos humanos. Se enfrentó contra quién fue necesario: sus padres, su primera esposa, la sociedad e incluso el todopoderoso gobierno estadounidense. No le importaba quién fuese, nunca se amedrentó.
Muhammad Ali marcó una nueva era en el boxeo
Dentro del ring nadie puede negar que Ali ha sido el mejor boxeador del Siglo XX. Velocidad y movilidad constante, guardia baja, esquivos casi imposibles y la rapidez en sus golpes definieron su estilo. Ali era diferente. Cuando todavía era Cassius Clay logró el oro en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960. Después, tenía un objetivo entre ceja y ceja: ser campeón del mundo. Clay comenzó a dejarse ver, cuando apenas comenzaba su carrera de profesional. Nadie le conocía, pero ya había roto con lo establecido. La mafia controlaba a los principales púgiles del momento, pero Ali fue respaldado por un grupo de empresarios de su Louisville natal. No debía dar cuentas a nadie.
Por aquel entonces, Sonny Liston había derrotado a Floyd Patterson por el Mundial de los pesos pesados. La primera vez que dos afroamericanos se enfrentaban por ese cinturón. Dos estilos, uno 'bueno' y sumiso con sus 'amos', Patterson, y otro expresidiario que sacaba su frustración sobre el ring, Liston. Durante años ese fue el guión en el boxeo entre afroamericanos. La gente quería que Patterson ganase, pero la pegada de Liston era descomunal. Lo que le provocó confianza a la hora de cuidarse.
Ali, seguía creciendo y consiguió una pelea con el campeón. Nadie tenía fe en él. Las apuestas en su contra y los periodistas de la época que habían calcula incluso la ruta más corta al hospital. El joven Clay podía acabar muy mal. El aspirante se había dedicado ha 'molestar' al campeón durante su entreno, nadie entendía su postura, pero generaba expectación. Incluso, durante el pesaje sufrió un ataque de nervios, nadie tenía fe en Muhammad Ali.
El combate llegó. Ali quería cansar a Liston, lo logró. Con su gran juego de pies hizo que el campeón girase como una peonza, mientras percutía una y otra vez el ojo izquierdo de su rival. Nunca su frase “flota como una mariposa y pica como una abeja”, fue tan cierta. Liston sacó todas sus tretas, legales e ilegales, pero no pudo con Ali. El campeón estaba desfondado y desbordado. El todopoderoso Liston no podía más, y en el descanso entre el 6 y el 7 asalto se retiró. Su equipo se afanó en convencerlo de lo contrario, pero Liston lo tenía claro. "Soy el más grande" gritaba Ali. El boxeo comenzaba a cambiar.
Liston pidió su revancha, se preparó como nunca y atacó a Clay, que para aquel entonces ya era Muhammad Ali. Esto encendió aun más al nuevo campeón. Ali se olvidó de revolotear, quería humillar al ex campeón. Con un gran golpe, en menos de un minuto envió a la lona a Liston. Ali le gritaba "Levántate", pero Liston estaba KO. Esa vehemencia de Ali le costó que se produjese un lío histórico. Liston estuvo más de 10 segundos sobre la lona, pero el árbitro no se percató y según su cuenta el combate seguía vigente. Finalmente no fue así. El caos fue total, pero Ali era el campeón con justicia.
Aquel 25 de mayo de 1965 Ali no era consciente de lo que había logrado. Él, un púgil libre, que no dependía de la mafia, había derrota por segunda vez al todopoderoso Sonny Liston. Esa victoria fue atlética, pero también moral. Muhammad Ali demostró que se podía ganar sin amaños, un nuevo estilo estaba plantado. El boxeo no volvió a ser el mismo, Ali lo liberó.
