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New York giants

Los Giants deberían plantearse un futuro sin Eli Manning

Es algo que no lo va a suceder, pero quizá el movimiento más inteligente de los Giants en esta offseason pasaría por poner a su quarterback Eli Manning en el mercado.

LANDOVER, MD - JANUARY 01: Quarterback Eli Manning #10 of the New York Giants looks on against the Washington Redskins in the first quarter at FedExField on January 1, 2017 in Landover, Maryland.   Patrick Smith/Getty Images/AFP
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Patrick SmithAFP

Sé que nadie me creerá si digo que me encanta Eli Manning. Me parece un tipo entrañable. Casi un peluche convertido en jugador de la NFL. Con ese gesto tan estadounidense de incomprensión, ingenuidad y no haber roto en la vida un plato, que algunas veces esconde un alma negra y retorcida a la europea, pero que casi siempre envuelve simplemente candidez.

Es más, me parece un tipo sin esquinas. Cuando lo hace mal pone cara de avergonzado, y cuando lo hace bien pone cara de agradecido. Como si tuviera la culpa siempre de todo y no se mereciera halagos por nadie. No sé si recordáis sus imágenes cuando ganó dos Super Bowls con la guinda del MVP. Irradiaba alegría con un gesto de sorpresa y felicidad absoluta: “mamá, pasaba por aquí y me han invitado a una fiesta chulísima”, como si no se diera cuenta de que todos los focos le estaban señalando a él.

No sé si recordáis este famoso vídeo. Lo dicho, casi como un peluche. Observad la diferencia. Peyton actúa. Él lo vive. “¡¡¡Salgo en la tele!!! ¡Qué guaaaaaaay!”

Y qué me decís de este otro. “¡¡Mamá, mamá, hoy me he ido a la calle con Peyton y me han dejado vestirme de poli!! ¡¡¡¡Y HASTA HE SALVADO A LA CHICA!!!!”

No me estoy riendo de él. Ni en broma. Eli es mi héroe. ¿Cómo puede alguien reírse de un tipo como este? ¿No os dais cuenta que en realidad es él el que se parte de risa con la vida?

Una entrada poco diplomática

Otra cosa es que entrara en la NFL con mal pie. Rechazando la elección de los Chargers en el draft de 2004, que le eligieron con el pick 1 global, y pocos minutos después tuvieron que cambiárselo a los Giants por Philip Rivers y dos rondas usadas para elegir a Shawne Merriman y Nate Kaeding, ante su rotunda negativa a vestir el uniforme de San Diego ni siquiera en carnaval. Visto con perspectiva, y sin poner en la balanza los dos anillos que luce Eli en la mano, los Chargers salieron ganando talento con el cambio.

Su irrupción en la NFL rompiendo platos no terminó ahí, porque solo necesitó nueve partidos para quitarle la titularidad a un tal Kurt Warner, casi nada, mientras todos nos frotábamos los ojos ante lo que parecía una cacicada en toda regla.

El resultado de todo ello fue que medio mundo señaló a Archie Manning, su padre, como un ogro que movía los hilos de la NFL a su antojo para que su hijo se convirtiera en el enchufado por excelencia, mientras Eli miraba el paisaje como si no entendiera lo que estaba pasando.

Durante toda su trayectoria ha seguido arrastrando esos desplantes de línea de salida, y la inquina que unos y otros le cogimos por aquellas primeras actuaciones no tardó en convertirse en crueldad en cuanto el jugador empezó a dar razones para la crítica, que no han sido pocas veces.

Trece temporadas y dos anillos

Desde aquel tiempo hasta hoy, Eli ha jugado trece temporadas en la NFL. Siempre a la sombra de su hermano, con el que siempre se han hecho comparaciones imposibles, pero también enfundándose dos anillos y dos MVPs de la Super Bowl. El debate sobre si ha pertenecido a la élite siempre ha estado abierto y ha sido encendido. Pero la realidad es que su innegable talento siempre ha estado salpicado de decisiones inexplicables, despistes inaceptables y errores incomprensibles que han manchado su alma de pistolero. Un amante de los pases largos y de enhebrar aguja e hilo sin necesidad de ponerse bizco, que casi siempre le ha echado bemoles al asunto y que nunca se ha escondido. Como si desde el primer día hubiera sentido la necesidad de reivindicarse. Como si viviera sepultado por los complejos del que no alcanza las expectativas.

Y así, tras ese inicio durante el que casi todos le consideramos un impostor, poco a poco se nos fue haciendo simpático. Entre otras razones porque los Giants llegaron a playoffs en sus cuatro primeras temporadas, incluido anillo. El problema es que desde entonces sólo ha tocado postemporada dos años de nueve, incluido este, aunque con un buen porcentaje de acierto en lo que se refiere a títulos. Eli habrá sido bueno o malo, pero ha sido auténtico en sus aciertos y errores. Siempre ha dado la cara, y ha dejado que se la partieran haciendo todo lo posible para ganar, aunque demasiadas veces eligiendo el camino que no era.

Un Cutler para los Giants

Ahora Eli tiene 36 años. Recién cumplidos el 3 de enero. Y por supuesto que ni siquiera se plantea el retiro. Piensa en su hermano, en Brady, en Brees, y siente que ese es su camino. Sin embargo, creo que los Giants tienen que empezar a plantearse sí Eli no se está convirtiendo en otro Cutler. Alguien que parece tan bueno que no te puedes desprender de él, pero que nunca termina de alcanzar esas expectativas.

Es cierto que el problema último de los Giants no es ni de lejos Eli Manning. Siguen los problemas de disciplina, sigue habiendo irregularidad en la línea ofensiva, sigue sin haber un backfield poderoso… Pero también es cierto que McAdoo parecía primero el coordinador ofensivo ideal, y más tarde el entrenador perfecto para desarrollar las virtudes de Eli. Y aunque tras la llegada del entrenador el quarterback pareció resucitar después de un 2013 en la que había tocado fondo en todos los sentidos, nunca se ha vuelto a parecer al jugador que ganó el anillo en 2011 después de una temporada extraordinaria, o el que en 2007 deslumbró en los playoffs cuando todos en Nueva York empezaban a preguntarse si tanto lío para ficharle había merecido la pena.

Una temporada horrible

Dicho lo cual, y aunque os parezca una burrada, creo que Eli ha sido un lastre para los Giants durante la temporada 2016, que su rendimiento ha sido peor de lo que dicen los números, que ha sido incapaz de conducir una serie sostenida y que él ha sido uno de los grandes culpables del problema. Que su coordinación con los receptores ha sido nefasta, que lanza los pases cortos y medios a destiempo y solo se siente a gusto soltando el brazo. Que cada vez esconde peor draw y play action, con lo que también tiene culpa del mediocre juego de carrera. Por mucho que lo diga, no creo que sea ningún lelo. Ni mucho menos, pero sí creo que está en la cuesta debajo de una trayectoria que tampoco nunca subió tan alto.

El futuro de este equipo no pasa por él, su salario actual es perfectamente asumible por cualquier interesado y, aunque sé que no va a suceder bajo ningún concepto, creo que los Giants acertarían si pusieran en el mercado. Habría varios equipos encantados de ofrecer un par de rondas altísimas por hacerse con sus servicios.

¡¡Hala, Mariano, cómo te pasas!! ¡¡Es imposible que encuentren un quarterback mejor que Eli!! Vale, estamos de acuerdo, pero con él los Giants corren el peligro de enquistarse como lo han estado los Bears con Cutler, abrazados a un mal menor. No será un Lelo, pero tampoco creo que quede casi nadie que le considere aún un quarterback élite.