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Final NCAA

El título que encumbra a DeShaun Watson hacia la NFL

El quarterback de Clemson lideró a su equipo al campeonato nacional para vencer a Alabama, la gran favorita, en un partido para la historia del football.

TAMPA, FL - JANUARY 09: Quarterback Deshaun Watson #4 of the Clemson Tigers celebrates after throwing a 2-yard game-winning touchdown pass during the fourth quarter against the Alabama Crimson Tide to win the 2017 College Football Playoff National Championship Game 35-31 at Raymond James Stadium on January 9, 2017 in Tampa, Florida.   Streeter Lecka/Getty Images/AFP
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Y, contra todo pronóstico, Clemson le ganó a Alabama. En un final heroico, de esos que se contarán de generación en generación, la temporada de la NCAA llegó a su fin con un touchdown en el último segundo del campeonato nacional en el que David tumbó a Goliath.

Quizás no podía ser de otra manera. Quizás la narrativa tenga que estar a la altura de las circunstancias para que el universo tenga sentido. No lo sé. Lo que sí sé es que es un año en el que los Chicago Cubs han roto una maldición de 108 años, los Cleveland Cavaliers han dado un título a la ciudad más castigada por el deporte profesional nortemaericano, en el que Villanova ganó el March Madness con un triple decisivo, el lógico fin de fiesta debía ser con la todopoderosa Alabam mordiendo el polvo en una escena digna de, ojo que va el cliché, los peores guionistas de películas ñoñas de Hollywood.

La historia del encuentro siguió los raíles preestablecidos. Pronto se puso Alabama 14 puntos arriba. Su defensa, la mitad de cuyos integrantes harán carrera en la NFL, sofocaba cualquier intento de alegría por parte de los Tigers de Clemson. No se echaba en falta al coordinador ofensivo, Lane Kiffin, despedido hace apenas una semana tras aceptar otro trabajo y ofender, vaya usted a saber por qué (las teorías son fascinantes y variadas) al gran Dios Nick Saban, el mejor entrenador de la historia de la NCAA, o parecido, si por los números y su actual dominio nos guiamos.

Hasta el final del tercer cuarto nada hacía sospechar que veríamos algo diferente. Incluso en el último periodo, con 10 puntos arriba para los Crimson Tide de Alabama, hubiera puesto todo mi dinero a su triunfo. A fin de cuentas, Saban tenía un inmaculado 97-0 de récord en su carrera universitaria con dobles dígitos de ventaja en el cuarto periodo. Será 97-1 desde hoy.

Porque si hay algo que Clemson no hace, nunca, es rendirse. Ya sé, ya sé: otro cliché, diréis. Pero no. Hablo de otra cosa. Superior al clásico equipo peleón. Hablo de la alegría y el espíritu ganador que Dabo Swinney, su entrenador, ha imprimido a todo el programa. No es sólo que no se rindan sino que se creen que pueden ganar. Siempre. En cualquier circunstancia.

El que más se lo ha creído de todos es DeShaun Watson, Es el quarterback estrella de los Tigers. El tipo que se quedó dos años seguidos a las puertas del Heisman Trophy, que distingue al mejor jugador del año, y que en ambos casos se creyó estafado. Un tío que piensa de sí mismo que es el indiscutible número uno del draft de este año en la NFL y, ojo, visto lo visto, ya no podemos negarle que igual lo acaba siendo.

Con toda su autocofianza encima lideró dos drives majestuosos para que Clemson ganara. El segundo de ellos, con un pase a falta de un segundo y que ponía el definitivo 35-31 en el marcador, puesto con la tranquilidad que ha jugado en los malos momentos que este grupo ha vivido. Que no han sido pocos, por cierto, pues su temporada regular ha tenido mejores resultados que juego.

Todo eso no importa ya. En una sorpresa de las que de tanto en cuándo nos regala el deporte, Clemson ganó su primer título desde los años 80 y endosó a Alabama una inesperada derrota que le impide sumar su quinto campeonato en los últimos ocho años. La jugada final ya está en la memoria perenne de todos los aficionados y DeShaun Watson... encumbrado en la NCAA para pasar a ser un QB de la NFL.