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Pittsburgh Steelers

Los ‘Señores del Acero’ se enfocan hacia la Super Bowl

Después de varios años siendo los reyes del espectáculo ofensivo, los Steelers han decidido recuperar el sentido práctico que siempre estuvo en su esencia.

PITTSBURGH, PA - DECEMBER 04: Ben Roethlisberger #7 of the Pittsburgh Steelers drops back to pass in the first quarter during the game against the New York Giants at Heinz Field on December 4, 2016 in Pittsburgh, Pennsylvania.   Jamie Sabau/Getty Images/AFP
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Jamie SabauAFP

Sé que parece que recomendar un artículo publicado en el propio medio parece autobombo barato. Pero os confieso que desde que comenzamos este proyecto de sección de NFL en AS me froto los ojos cada día por la suerte que tengo de haber reunido a un grupo de amigos, todos muy buena gente, que además saben un huevo de NFL y la cuentan con una naturalidad y la sabiduría que me provocan envidia repugnante (la sana no existe) día tras día.

En este caso me refiero a Antonio Magón y a su estupendo artículo de esta semana, que explica el cambio de filosofía ofensiva de los Steelers en las últimas tres jornadas, en la que han corrido mucho más de lo habitual con LeVeon Bell, y han pasado más rápido y en corto de lo que estamos acostumbrados.

Como soy un maniático, según leí el artículo me fui a la página de Pro Football Reference dedicada a los Pittsburgh Steelers para mirar, temporada por temporada, como ha cambiado el balance de pase y carrera en el equipo con los diferentes cambios en el staff técnico.

De Whisenhunt a Haley

Como la idea no era remontarse hasta 1933, fecha de la aparición de los ‘Señores del Acero’, y lo interesante era estudiar la evolución de este proyecto, decidí que la fecha ideal era 2004, el año del debut de Big Ben como quarterback y Ken Whisenhunt como coordinador ofensivo. Como todos sabréis, el entrenador de ese equipo era el gran Bill Cowher, al que podéis seguir cada semana en el mítico ‘The NFL Today’ de la CBS.

Pero antes de seguir escribiendo, os dejo una tabla en la que podéis ver los intentos de pase y carrera año tras año, el coeficiente de pases lanzados por cada intento de carrera, el récord y los títulos logrados con cada sistema y, por fin, la comparación con los últimos partidos.

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Llega Big Ben

En ese primer año de Big Ben, Cowher puso en marcha un sistema tremendamente conservador en, el que el quarterback novato casi no tuvo que lanzar. Casi un intento de pase por cada dos carreras, con el ‘Autobús’ Bettis cargando con el peso del ataque y arrollando defensas como si fueran bolos, dieron un gran resultado. Perdieron en la final de conferencia y solo sumaron una derrota en temporada regular. Además, Bill Cowher, que llevaba entrenando al los Steelers desde 1992, fue muy fiel a su filosofía, casi siempre muy corredora, que buscaba controlar el reloj y dominar con la defensa. En realidad, lo que habían sido los Steelers toda la vida aunque ahora nos frotemos los ojos al leerlo.

Un año después, en 2005, Cowher siguió protegiendo a Big Ben, lanzando solo 0,79 pases por cada carrera y el premio fue la Super Bowl. En la que, además, Big Ben fue poco más que una figura decorativa. Lo curioso es que un año después decidieron soltar un poco más al quarterback, pasaron un poco más, y fue un desastre. Cowher abandonó el equipo y llegó Tomlin con Arians como coordinador ofensivo.

El legado de Arians

Durante toda su etapa, Arians mantuvo un sistema muy equilibrado entre pase y carrera. Y eso siguió garantizando el éxito. En 2008 y 2010 jugaron la Super Bowl fieles a ese plan. Curiosamente en los años en que el equipo pasó más, el equipo tuvo peor resultado. Recuerdo que en 2009 me pasé toda la temporada gritando a la televisión “¡¡Dadle el balón a Mendenhall!! Porque era evidente que cuanto más protagonismo tenía el corredor, mejor jugaban los Steelers.

En embargo, en esa etapa se produjo una circunstancia lógica que cambió radicalmente la filosofía del equipo. Big Ben, que en sus primeros años estuvo sobreprotegido, poco a poco fue madurando hasta convertirse en un quarterback élite que pedía protagonismo. Con ese detalle calve, y tras un conflicto en el vestuario entre Tomlin y Arians que nunca ha sido del todo aclarado, pero debió ser de armas tomar, los Steelers decidieron fichar a Todd Haley como coordinador ofensivo.

Haley y los fuegos artificiales

Haley y Big Ben formaron una mezcla explosiva desde el primer día. Era como juntar el hambre con las ganas de comer. Un coordinador vertical y agresivo y un quarterback harto de jugar con el freno de mano echado, y deseando lanzar misiles intercontinentales. Por eso, desde 2012 los Steelers han sido lo contrario a lo que nos habían acostumbrado durante décadas. El tradicional equipo de trincheras, que se agarraba al terreno con un gran ataque terrestre y la defensa más agresiva de toda la NFL, pasó a convertirse en un conjunto que solo miraba al cielo con lanzamientos verticales y que buscaba ganar anotando más puntos que su rival porque su defensa hacía poco más que acompañar.

Y en realidad eso han sido los Steelers en los últimos años. Con Big Ben tocando una sinfonía anotadora que iba a más año tras año, con la ayuda de Antonio Brown, coronado como mejor receptor del momento. Incluso llevamos dos años diciendo que su ataque es el mejor de la NFL libra por libra, pero a todos los efectos el espectáculo del campo no se traduce en títulos. Los fuegos artificiales no sirven para derribar murallas.

El volantazo final

Durante toda esta temporada estábamos viendo cómo el sistema iba agonizando poco a poco. El terrible ataque vertical de los Steelers se había caricaturizado para quedar reducido a un Big Ben obsesionado con Antonio Brown como único camino para ganar. Pero Tomlin ha decidido decir basta para replantearse el camino.

Cuando algo sucede una vez puede ser un accidente; dos veces seguidas quizá sea casualidad, pero cuando sucede tres, y en tres semanas consecutivas, ya es evidente la intención. Y más si el resultado son tres victorias y una mejora significativa en el nivel general de juego, no solo en ataque, también en el aspecto defensivo.

Lo más llamativo de ese cambio de filosofía es que el coeficiente entre pase y carrera ha vuelto a cifras de 2010, el año que llegaron a su última Super Bowl. A partir de ahí, para profundizar en los cambios, os vuelvo a remitir al artículo de Antonio Magón, que lo explica con pelos y señales.

Mientras tanto, y hasta saber si el volantazo se confirma y tiene éxito, hay una cosa clara: estos Steelers si que se parecen otra vez a los ‘Señores del Acero’ de toda la vida… al menos en el aspecto ofensivo.