Los Bears ganaron porque su quarterback fue el menos malo
Colin Kaepernick solo fue capaz de completar un pase para cuatro yardas en los tres cuartos que estuvo sobre el campo, y terminó sustituido por Gabbert.
En el football, como en casi todo en la vida, no hay que descubrir mundos nuevos ante premisas demostradas durante años de experiencia. Y por mucho que la gente crea lo contrario, bajo la nueve lo ideal es pasar. Sobre el suelo nevado los corredores pierden mucha tracción, y también los cornerbacks tienen problemas para seguir a los receptores, y corregir sus cortes sin resbalarse.
Pero claro, los Bears saltaron al campo con Barkley y los 49ers con Kaepernick. Y a ver quién es el valiente que se atreve a poner la victoria en sus manos.
Con ese panorama, ninguno de los dos quarterbacks completó un solo pase en el primer cuarto. Aunque tampoco es que intentaran demasiados. En concreto, Kaepernick intentó dos en toda la primera mitad. Dos. Y completó uno para 4 yardas. Los 49ers básicamente corrían. En concreto, solo corrían. Y con bastante éxito.122 yardas en los primeros 30 minutos. Pero ni con esas eran capaces de acercarse a la end zone contraria. De hecho, sus dos únicas anotaciones antes del medio tiempo llegaron por equipos especiales. Un punt rechazado y un fumble en un retorno les dieron las posiciones de campo perfectas para anotar field goals. 6 puntos y gracias.
Tal como estaba el partido, esos seis puntos eran un mundo. Así que Fox decidió, por fin, hacerle caso a la lógica e intentar pasar, pese a que su quarterback fuera Barkley. Y fue mano de santo. Cuatro pases completos en cinco intentos sirvieron para que 64 yardas más adelante, Jordan Howard anotara un touchdown y los Bears se fueran a descansar por delante 7-6.
Descubierta la fórmula del éxito, los Bears arrancaron la segunda mitad dándole protagonismo a Barkley, que consiguió con sus lanzamientos abrir a la defensa de San Francisco, que veía cómo no solo les destrozaba el quarterback por el aire, sino también cómo Howard tenía el éxito que le había faltado en la primera parte y atravesaba su defensa como un cuchillo. El corredor de Chicago anotaba otros dos touchdowns (21-6) y sentenciaba el partido.
En el otro lado del campo, el colapso dio paso a la desesperación. El ataque terrestre, que tan bien había funcionado en los dos primeros cuartos, simplemente desapareció. Y el front seven de los Bears no daba un respiro a Kaepernick, incapaz de soltar el balón con rapidez. La conclusión fue que Chip Kelly decidió sentar a su presunto quarterback, que en tres cuartos solo fue capaz de completar un pase para cuatro yardas de los cinco que intentó, además de 6 carreras para 20 yardas.
Aunque entre susto y muerte, el sustituto fue Blaine Gabbert, así que todos sabíamos que no había mucho más que rascar por parte del equipo de Chip Kelly, que según todos los rumores seguirá un año más en San Francisco, no sé si para alegría o desesperación de los seguidores del equipo dorado.
Los Bears aún tuvieron tiempo para anotar un field goal y un safety que cerraron el marcador en 26-6. Y ganaron sobre la nieve porque supieron pasar. O quizá, simplemente, porque fueron los únicos capaces de poner sobre el campo algo parecido a un quarterback.